viernes, 13 de febrero de 2015

La jungla de Upton Sinclair

Edición de bolsillo francesa. Capitán Swing ha
publicado la edición española.
"Give me your tired, your poor,
Your huddled masses yearning to breathe free,
The wretched recuse of your teeming shore.
Send these, the homeless, tempest-tossed, to me:
I lift my lamo beside the golden door."

América, tierra prometida. Cuántas historias de éxitos y fracasos vivieron aquellos que respondieron a tu llamada. "Dame a tus exhaustos, a tus pobres…", esos versos de Emma  Lazarus, grabados en el pedestal de la estatua de la libertad, dan testimonio de la aventura vivida por todos los inmigrantes que llegaron a Ellis Island en busca del sueño americano. 

Mientras confeccionaba la lista de mi Century of books, quise recoger varios títulos que tratasen el tema de la emigración hacia América. Primero llegó el turno de Un árbol crece en Brooklyn, precioso libro sobre una niña descendiente de inmigrantes irlandeses y austríacos; ahora, remontando el tiempo casi a principios de siglo, exactamente a 1906, le paso el testigo a La jungla de Upton Sinclair.

Antes de leerla no quise indagar acerca del autor ni sobre los entresijos que llevaron a la redacción de la novela. La empecé sabiendo únicamente que esta era la historia de los Rudkus, una familia lituana que invierte todo lo que tiene para empezar una nueva y, ellos esperan, próspera vida en América. Su destino, Chicago, ciudad que representó como pocas el enorme desarrollo económico que experimentaron los Estados Unidos a finales del siglo XIX y principios del XX.
El libro se inicia con una boda, la de los protagonistas Jurgis y Ona Rudkus. Un instante de felicidad lleno de promesas por cumplir, que pronto comprobaremos estará lejos de repetirse. 

526 páginas después, al menos en mi edición de bolsillo, terminaba una lectura ardua, desagradable, oscura, pero totalmente necesaria.
Si la defino como ardua, no es por su virtuosismo o por sus complejas técnicas literarias; simplemente porque La jungla tiene en realidad muy poco de novela y mucho de reportaje periodístico. Esto puede desconcertar al lector que se acerca a ella esperando una trama de ficción convincente. En mi caso, si hubiese sabido de antemano como nació el proyecto de su redacción la hubiese encarado de otra manera. 

Trabajadores de los mataderos de Chicago.
En realidad La jungla nació de un encargo; de la misión que el periódico socialista Appeal to reason encomendó al, por entonces, joven y principiante escritor Upton Sinclair. El trabajo en cuestión consistía en introducirse en los mataderos de la ciudad de Chicago y allí investigar las condiciones laborales de sus trabajadores. Durante seis semanas, Sinclair tomó nota de todo lo que allí vio y recogió preciosos testimonios. Pocos meses más tarde aparecía, primero por entregas, un libro-denuncia que levantaría un escándalo de enormes proporciones. 

Y es que el mundo que describe Sinclair con terrible minuciosidad, es una de las cloacas más inmundas en las que me he adentrado gracias a la literatura. La imagen de un matadero no es agradable para nadie, pero la carnicería descrita en La jungla es más de lo que un estómago sensible puede soportar.  Este libro sabe y huele a sangre; al mismo tiempo que ésta mancha los brazos, se incrusta entre las uñas de Jurgis y encharca el suelo del matadero, te salpica a ti también provocándote una profunda náusea.
Una brutalidad, una miseria que continua incluso cuando los trabajadores abandonan sus puestos de trabajo. Esta se repite en las calles embarradas y llenas de desperdicios del barrio donde viven, en las casas en las que se hacinan familias, vecinos y desconocidos. Un mundo muy alejado de aquel que habían construido en el viaje de ida desde Europa, en aquellos tiempos en los que América todavía era un sueño. 

De una desgracia a otra Jurgis y los que le rodean van cayendo en un círculo vicioso de miseria y desesperación al que es difícil encontrar salida. Empleos precarios y condiciones de trabajo inhumanas, trabajo infantil, miseria, alcoholismo, prostitución, delincuencia
Creo que podréis imaginar el panorama desolador que se dibuja en las páginas del libro. Del mismo modo en el que los animales son despedazados sin piedad en el matadero, así se destruye la vida de Jurgis y el resto de personajes en manos del despiadado engranaje de los trusts capitalistas.  
Upton Sinclair se convirtió
en unos de los más feroces
muckrakers de la prensa
estadounidense
.
Al final Jurgis deberá escoger entre los distintos caminos que se abren ante él. En la lucha contra el más fuerte, solo existen tres vías:  resignarse y morir, medrar para intentar ser más fuerte que ellos, o recurrir a la unión de los más débiles contra el enemigo común.
Solo comparto con vosotros el gritó desgarrador que sale de las entrañas pútridas de la ciudad de Chicago y que pone fin a la novela: "Romperemos la resistencia, barreremos todo a nuestro paso y Chicago será nuestro! Chicago será nuestro! ¡CHICAGO SERÁ NUESTRO!"

La Jungla es un brillante y combativo manifiesto de denuncia sobre los abusos del sistema capitalista. Es una novela, que si bien flojea en la intriga y en la construcción de los personajes, es capaz de crear unas imágenes que no podré olvidar en la vida. Es un medio único para tomar conciencia. Porque aún hoy, más de cien años después, existen muchos "mataderos de Chicago" abiertos en el mundo.

Muy felices y enriquecedoras lecturas a todos.

PD. La jungla ocupa el año 1906 en mi Century of books.
PD1. Mientras iba leyendo la novela, pensaba una y otra vez en Jack London, en su propia lucha contra las desigualdades, que tan bien reflejan algunas de sus obras. De pronto casi llegando al final de La jungla llegué a este párrafo donde se describe un mitin del partido socialista: 

Edición francesa de Martin Eden y la
española de El pueblo del abismo.
"También estaba allí un joven escritor originario de California, que había sido pescador de salmones y ostras, estibador y marino. Había vagabundeado a través del país, entrado en prisión, vivido en los bajos fondos de Whitechapel y participado en la fiebre del oro del Klondike. Pero aún hoy, siendo un autor consagrado, no cejaba en la predicación  constante del evangelio de los pobres."

¡Ahí estaba Jack! Casi como dando respuesta a mi llamada. Si os interesa el tema no dejéis de leer Martin Eden (reseñada aquí) o El pueblo del abismo. Dos lecturas que aúnan la firme conciencia de Upton Sinclair y el enorme talento literario de Jack London.

8 comentarios:

DORCA´S LIBRARY dijo...

A pesar del tiempo transcurrido, lo que en aquella época denuncia el señor Sinclair sigue estando, desgraciadamente, al día. Según iba leyendo tu interesante comentario, me estaba acordando de las condiciones en las que han estado trabajando en China para tener todo listo durante la celebración fastuosa de los Juegos Olímpicos en ese país. Y tenía un paralelísmo terrible. Gente que llegó de las aldeas pensando que iban a encontrar una mejor vida, y les utilizaron hasta la extenuación, a cambio de cuatro migajas. Ninguno de ellos tomó parte de la inauguración, muchos porque murieron de agotamiento. Y de los que resistieron, cuando ya no servían para nada, les dejaron deambulando por las calles de la capital.
¿Y qué decir de la gente que llega a países como el nuestro en pateras, o que intentan saltar las alambradas que cada vez son más frecuentes? El que consigue llegar es para, en muchas ocasiones, volverse a topar con la miseria y la explotación. Han pasado muchos años, pero las malas artes de los especuladores y explotadores, siguen vigentes. Se pasan el testigo de generación en generación, sin importarles nadie ni nada, excepto el dinero.
Si para alguien es necesaria la lectura de este tipo de libros es para ellos, pero ¿por qué iban a leer algo así? ¿para cambiar? Lo dudo.
Un abrazo, Marie.

Agnieszka dijo...

Pues a mí me has recordado una de mis lecturas relativamente recientes, "Orphan Trains" .
besos

Margari dijo...

Has conseguido convencerme con este libro y la verdad es que no me hubiera fijado en él. Tomo nota de que que no es una novela lo que nos encontramos en él.
Besotes!!!

Unknown dijo...

Ohhh, qué buena pinta!! Tu blog es un peligro para mi lista de pendientes, sobre todo con la debilidad que tengo por el siglo XIX.
Éste me lo apunto sin dudarlo ;)
Mil gracias por la reseña!!
Un beso!!

Ginger dijo...

Qué curioso! Sólo conocía a este autor por sus libros infantiles (que leí de cría) pero no sus novelas adultas. Me lo llevo bien apuntado a pesar de que sea una lectura dura.
Besos!

Marina Aimée dijo...

Tiene una pinta genial y tu reseña me ha convencido para apuntármelo :)
Te sigo y me encantaría que te pasaras por mi blog.
Un beso^^
http://viviendoennuestrocuento.blogspot.com.es/

Carla dijo...

Me hubiese pasado totalmente desapercibido el libro si no hubiese sido por ti. Ahora lo tengo fichado, porque la verdad es que lo que has dicho de él me interesa. Eso sí, la portada de la edición española da muy mal rollito...

Un beso.

Mona Lisa dijo...

¡Hola! Primero decirte que tu blog me ha gustado mucho y los libros que reseñas aún más ^^ Así que aquí me tienes.
No conocía este libro pero me lo apunto directamente. Tiene muy buena pinta aunque no prometa una historia dulce ni meramente entretenida.
Hace mucho tiempo que no leo a London y creo que le daré otra oportunidad porque creo que era demasiado joven cuando lo leí.
Un beso y gracias por tu reseña :)