Este libro de apenas unas cien páginas merece estar en la estantería de cualquier lector que se precie. No porque hable de libros (aunque a mi me encantan esos libros que hablan de otros dando montones de buenas referencias y otras no tan buenas) sino porque es una historia real de gente que dedicaba su vida a los libros.
Un buen día Helene Hanff, una humilde escritora de obras de teatro, decide escribir a la librería Marks&Co, situada en el 84, de Charing Cross Road en Londres, para pedirles libros que es incapaz de encontrar en Nueva York.
A partir de ese momento somos testigos a través de su correspondencia, de la entrañable relación que se establece entre esta empedernida lectora neoyorquina, su librero londoniano y todo el personal de Marks&Co que no tarda en encariñarse con esa excéntrica mujer americana. Veinte años de cartas de dos bibliófilos que nos enseñan lo difícil que es dar a veces con el libro deseado, la importancia de la generosidad en tiempos difíciles y finalmente el destacado lugar que ocupan los libros en nuestras vidas.
El librito (que se lee en un suspiro) me ha encantado por muchas razones. Primera porque me he pasado toda la lectura con la sonrisa en la cara al leer las expresiones de Helene. Su reacción ante las bellas encuadernaciones que le manda Frank Doel (igualita a la que yo pondría si me mandaran Alba's cada dos por tres) o el disgusto que se lleva cuando este envuelve sus pedidos con hojas de libros viejos son geniales y también el momento en el que decide darle una oportunidad a una novela, ella que solo lee ensayo:
"Se quedaría estupefacto al saber que a pesar de que no me gustan las novelas he acabado por darle una oportunidad a Jane Austen; estoy disfrutando tan apasionadamente de Orgullo y Prejuicio que temo me sera imposible devolverlo a la biblioteca antes de que me envíe usted un ejemplar".
Pero si hay una frase que para mi caracterice a Helene sería esta: "Necesito tener algo que leer, así que no se quede ahí sentado sin hacer nada (Frank Doel)! Muévase y consígame libros".
Y como no simpatizar con esa anglofilia de la que hace honor Helene! Su confianza ciega en el correo de su Majestad, el momento en el que recibe la receta del Yorkshire pudding o su sueño de poder ir a Londres para encontrar la Inglaterra de la literatura inglesa:
"Un periodista que conozco, que estuvo movilizado en Londres durante la guerra, dice que los turistas viajan a Inglaterra con ideas preconcebidas y que encuentran exactamente lo que buscan. Yo le expliqué que me gustaría ir en busca de la Inglaterra de la literatura inglesa, y me respondió: "Pues allí está, si".
Por momentos me he acordado de otro maravilloso libro epistolar, La Sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey. El intercambio de libros y la Inglaterra de posguerra son dos referentes en ambas historias y también los Ensayos de Elia de Charles Lamb, libro que pide Helene y que lee Dawsey Adams dando así comienzo a la trama de la Sociedad literaria... (?Habría leído Mary Ann Shaffer 84, Charing Cross Road antes de escribir su novela? Me atrevería a decir que sí la verdad!)
Con todos estos ingredientes no puedo resistirme a recomendaros esta pequeña joya y por si acaso, os recuerdo que la versión cinematográfica con Anthony Hopkins y Anne Bancroft es una maravilla, así que no dudéis en darle una oportunidad en una próxima sesión de cine casero.
Como en cualquier libro que tenga referencias literarias, no he podido evitar hacer mi pequeña lista de libros que me han llamado la atención; así que aquí teneís futuras lecturas gracias a los pedidos de Helene:
-El diario de Samuel Pepys
-Ensayos de Elia de Charles Lamb
-El lector común de Virginia Woolf
-The diary of a provincial Lady de E.M Delafield
God save books...and the Queen of course :)