miércoles, 28 de mayo de 2014

Mujeres excelentes de Barbara Pym

Tarde de té , lluvia y Barbara Pym.
Entre febrero de 1946 y junio de 1949, Barbara Pym y su hermana Hilary se instalaron en un apartamento del barrio londinense de Pimlico. Por aquel entonces esta no era una zona muy selecta, y era de sobra conocida como la parte "mala" de la estación Victoria.

Fuera como fuese, dado lo difícil que resultaba conseguir  un apartamento en aquel Londres de posguerra, las hermanas Pym se instalaron encantadas en el 108 de Cambridge Street


Para Barbara estos tres años fueron realmente fecundos y, a la revisión de sus trabajos anteriores, sumó la inspiración para nuevas novelas. 
"Mujeres excelentes", ambientada en el mismo Pimlico donde residía, fue una de ellas. 

Mildred Lathbury, la protagonista de la historia, es una treintañera soltera, observadora e independiente que vive en un modesto apartamento. Sus días, bastante rutinarios, los reparte entre su trabajo para una sociedad de beneficencia y los compromisos que tiene en la parroquia a la que asiste casi diariamente.


Si, la vida de Mildred es excesívamente tranquila; algunos podrían pensar que casi aburrida.  Pero todo cambia con la llegada de sus nuevos vecinos, los Napier; una pareja  atractiva y glamurosa que alterará la existencia de Mildred. Casi sin darse cuenta ésta se encuentra asistiendo a conferencias de antropología, a más comidas en restaurantes de las que acostumbra y a veladas informales donde corren bebidas algo más fuertes que el té.


Al final Mildred no puede evitar preguntarse, ¿vale la pena tanto embrollo, con tal de poner un poquito de emoción en la vida de una?



                             

Este es uno de esos libros que deben llegar a ti en la ocasión adecuada. Recuerdo perfectamente el momento en el que empecé a leerlo, durante el viaje a Londres; estaba en la habitación del hotel y hacía escasos minutos que había paseado por Warwick Square, el lugar exacto en el que transcurre la novela. Muy pronto, casi desde las primeras páginas, el tono de confidencia con el que Mildred narra su historia, me atrapó completamente. 

En una de las pausas lectoras, hecha a desgana, me acerqué a mirar por la ventana de la habitación hacia las casas que tenía enfrente. Estaba anocheciendo y de pronto, en cada una de las ventanas, empezaron a aparecer pequeños retazos de vida. Una señora estaba sentada en su cocina; un niño pasaba corriendo sin cesar por un salón (no se a que estaría jugando), y en una de las habitaciones de un ático veía balancearse varios farolillos chinos.


Mildred y su inseparable
taza de té.
Cuando volví a retomar la novela, me di cuenta de que eso era exactamente lo que me estaba ofreciendo Barbara Pym: el vívido retrato de varios londinenses (que quizá se cruzara en  algunos de sus paseos por Pimlico), y la vida imaginaria que decidió otorgarles.

La historia de Mildred y el pequeño grupo de personajes que la rodean es así de sencilla.  Por un lado tenemos las citas con Dora Caldicote, su amiga de juventud, y su hermano William un antiguo pretendiente; y por otro las visitas a Winifred y a su hermano el pastor Julian Malory, el hombre con el que todos los parroquianos quieren emparejarla y que finalmente se llevará un buen disgusto con respecto al matrimonio.  

Todos encuentran en Mildred un hombro en el que apoyarse; no importa cual sea la situación, ella siempre está disponible con su servicio de té preparado. Pero en cierto modo, muchos esperan que la vida de la servicial Miss Lathbury  cambie; incluso los recién llegados Napier que no dudan en incitarla a enamorarse de Everard Bone, un compañero antropólogo. Lo más sensato es que se case de una vez, que deje de dedicarse a los demás y que tome las riendas de su vida. Porque ¿acaso su situación actual no es algo triste y solitaria?


Esa es una pregunta que incluso la propia Mildred se hace a menudo. Es terrible sentir que una no es indispensable para nadie y una simple solterona a los ojos de la sociedad. Pero lo que todo el mundo parece ignorar es que Mildred, en el fondo, es feliz tal y como está. 

Es lo que más admiro de la novela, la lucidez y el humor con el que su protagonista reflexiona acerca de su situación. Si, es cierto, los hombres y el matrimonio pueden hacer la vida más interesante, pero no por ello son indispensables para ser feliz. 
Ella obtiene su felicidad gracias a las pequeñas cosas de la vida. Esas rutinas y minúsculos placeres que la hacen sonreír, aunque sea en solitario: tomar una taza de té después de un día complicado, comprarse un ramo de mimosas, leer un libro de recetas de cocina o encontrarse con personas tan especiales como Mrs Bone, la madre de Everard. 
¡Por Dios lo que me pude reír con esa escena de la novela en la que la buena señora habla de la invasión de los pájaros y de como ella intenta por todos los medios devorar a sus enemigos!


¿Acabará Mildred preparando
todas las cenas de Everard?
Esas son las cosas que, en secreto, llenan y alegran el día a día de Mildred; por mucho que a varios personajes de la novela les cueste aceptar que una mujer soltera pueda tener una vida completa y satisfactoria.  
Casi al final de la novela los Napier le preguntan a Mildred "¿que harás una vez nos hayamos ido?" 
Casi como si su sola presencia diese sentido a la existencia de nuestra protagonista. ¡Si supieran lo completa que está su vida y lo mucho que va a seguir ampliándose! 


Debo reconocer que en las manos equivocadas, esta sería una historia condenada al olvido y al tedio. Pero cuando el narrador posee un sutil y acertado sentido del humor; un talento innato con los diálogos y, por encima de todo, la capacidad de describir a la perfección los pequeños placeres de la vida cotidiana y la naturaleza humana, el resultado es esta pequeña joya que Barbara Pym nos regala.

Cualquiera que pueda apreciar la belleza simple de lo cotidiano, disfrutará de una novela muy british en la forma, pero universal en los sentimientos que transmite. Estoy segura de que os reconfortará al igual que una buena taza de té, y os abrirá el apetito para seguir descubriendo el resto de las novelas de Barbara. 

Espero de corazón que disfrutéis de "Mujeres excelentes" y como no, de todas las lecturas que tengáis entre manos.

PD. "Mujeres excelentes" ocupa el año 1952 en mi Century of books.
PD1. Aquí os dejo un emotivo documental que encontré mientras preparaba la reseña, Miss Pym's day out. Cuenta los últimos años de la vida de Barbara, cuando vivía en su cottage de Oxfordshire y fue nominada al Booker prize. 

lunes, 26 de mayo de 2014

Conociendo a Barbara Pym

Detalles de las portadas francesas de sus novelas.
Después de muchos meses posponiéndolo, por fin he leído a Barbara Pym
Cristina fue la encargada de descubrírmela  contagiándome con sus entradas  su cariño hacia esta escritora británica.
Muy pronto su entusiasmo encontró eco en los rincones de algunas de mis más admiradas compañeras: María, Carmen, Jane Austen… Todas habían caído rendidas ante la obra de Barbara.
Así, con la confianza puesta en ellas y en esos gustos literarios que nos unen, decidí iniciarme en este universo afín "hecho de tazas de té y pequeñas cosas cotidianas".

Poco a poco y con paciencia he ido reuniendo mi propia colección de "Pyms", gracias a mis correrías por distintas librerías de ocasión, y, a día de hoy, he podido reunir nueve de sus trece novelas. 
Mis ejemplares están algo viejos y gastados, se nota que han pasado por las manos de muchos lectores; pero hoy que me pertenecen, dudo mucho de que vaya a soltarlos algún día :)


Una de las fotos más conocidas de
Barbara.
Como siempre hago antes de estrenarme con un nuevo autor, he empezado buscando algo de información sobre Barbara. Estos dos artículos (I, II) que os invito a leer (lamentablemente en inglés), me han sido realmente valiosos para conocer su historia personal y sobre todo su trayectoria como escritora. Pero si queréis un repaso rápido, podéis recurrir al siempre socorrido artículo de Wikipedia dedicado a la autora.

Por mi parte, empiezo hoy a compartir con vosotros mi incursión en el universo de Barbara Pym. Mi primera reseña (que publicaré mañana) irá dedicada a su novela Mujeres excelentes, sin duda un buen título para honrar a la que fue una escritora excepcional.

Espero que la disfrutéis y que os anime a conocerla de primera mano.
¡Un beso grande a todos!

PD. Varias de las novelas de Barbara han sido publicadas en español, Mujeres excelentes, Los hombres de Wilmet, Jane y Prudence y Murió la dulce paloma, aunque son algo difíciles de conseguir; en inglés no tendréis ningún problema en encontrarlas y en francés tendréis que recurrir a librerías de ocasión. Espero que podáis conseguirlas todas, la búsqueda merece la pena :)


Mis Pym reunidos para la foto de familia.

jueves, 22 de mayo de 2014

IMM: maleta de Londres.

¡Foto de familia!
Como punto y final de la escapada londinense aquí os enseño lo que escondía aquella bolsa de Persephone. 
Como veréis, los libros de no ficción han ganado la partida esta vez y, a las cuatro novelas elegidas, he añadido un batiburrillo de Historia, biografía y moda.

Aquí los tenéis con más detalle:


Among the bohemians de Virginia Nicholson.
Empezamos con esta autora de la que ya os he hablado en varias ocasiones. Llegué a ella gracias a su excepcional  ensayo "Ellas solas", un libro que, a riesgo de repetirme, no dejo de recomendaros.
Esta vez Virginia nos invita a conocer a toda esa generación de escritores y artistas, que  entre 1900 y 1939, cuestionaron las rígidas normas de conducta establecidas y crearon un universo de bohemia y creatividad, que aún hoy sigue fascinando. 
La autora, nieta de Vanessa Bell y sobrina-nieta de Virginia Woolf, firma de nuevo un trabajo fascinante, fruto de una cuidada documentación y de sus propios recuerdos familiares. Leído, devorado y más que aprobado.

Footsteps de Richard Holmes
Este es el libro que encontré mientras merodeaba por Daunt books. No estaba en mi lista porque ni siquiera conocía su existencia; pero al reconocer el nombre del autor, no dudé en comprarlo ni un segundo. 
Conocí a Richard Holmes gracias a la Edad de los prodigios, uno de los ensayos que devoré durante los años de universidad. 
Footsteps es un trabajo muy anterior publicado en 1985. En él, Holmes narra su peregrinaje por los lugares que sirvieron de inspiración a algunos de sus héroes literarios: R.L Stevenson en la región de les Cévennes, Wordsworth y Wollstonecraft en el París revolucionario, Shelley en Italia, Gerard de Nerval y su trágica historia parisina… 
Este es uno de los primeros trabajos de un biógrafo excepcional y conociendo su prosa, estoy segura de que me va a cautivar de nuevo. 

La biografía de los
verdaderos Wilfred and
Eileen.
Wilfred and Eileen de Jonathan Smith
Desde el primer momento en el que leí la sinopsis de este libro en el último Biannually supe que se vendría conmigo. Si, de nuevo es un libro sobre la I Guerra mundial; sobre una pareja separada por el conflicto, sobre las secuelas que éste dejó en sus vidas. Pero esta vez la historia no ha surgido de la imaginación de un autor. Wilfred y Eileen vivieron, amaron y sufrieron, antes, durante y después de la guerra.
Se ha escrito una biografía sobre ellos y estoy segura que tras leer la novela, tendré ganas de leerla.

High Rising de Angela Thirkell
Por fin me he decidido. Después de muchos meses esperando en mi cesta de la compra de The book depository, he tenido que llegar a Londres para comprar mi primer Thirkell
High Rising, el elegido, sirve como introducción a Barsetshire, el mundo campestre que la autora tomó prestado a Anthony Trollope para ambientar sus historias. 
Claro ejemplo de comedia británica, ligera pero incisiva en ocasiones, High Rising nos invita a disfrutar de las idas y venidas de una familia acomodada en su propiedad de la campiña inglesa.
Por momentos dudo de que me vaya a gustar y al instante cambió de opinión y tengo la seguridad de que voy a seguir comprando nuevos Thirkell en el futuro. Si es que, cuando un libro va ligado eternamente a calificativos como "funny, lovely, delightful..." ¿será por algo no?

Greenery Street de Denis Mackail
Este fue uno de los primeros títulos Persephone que marqué en su catálogo. Quizá porque yo también estoy empezando mi vida de "casada", quizá porque simplemente me gustan las historias felices. 
Greenery Street, ambientado en el Londres de los años 20, es el relato de la nueva vida en común de unos recién casados.  En el catálogo Persephone la novela es descrita como "algo raro en la ficción- un homenaje a la felicidad de la vida de casados"
Estoy deseando colarme en esa casa del 23 de Greenery Street y conocer el día a día de esta feliz pareja. 
Y mira, sin hacerlo a a propósito he juntado a dos hermanos novelistas en mi cesta ya que Denis Mackail era hermano de Angela Thirkell. ¡Que pequeño es el mundillo literario!

The home-maker de Dorothy Canfield Fisher
Y este es el tercer Persephone que añadí a la cesta. Otra de esas novelas que estaba deseando leer desde que descubrí esta editorial.
Esta vez la acción transcurre en América, en 1924. La protagonista es una madre sobreprotectora, perfeccionista e infeliz, que está convencida de ser la perfecta ama de casa. Esta apreciación no es compartida por el resto de la familia, quienes viven prácticamente bajo su tiranía. 
"Fregar los platos no era el sueño de
mi vida; aunque disimulo bastante
bien mi desesperación"
Todo cambia cuando el padre de familia tiene un accidente y debe quedarse a cargo de la casa mientras su mujer sale a trabajar en una tienda.  Con el cambio de roles no llega el desastre, sino que todo empieza a funcionar a la perfección. 

Una reflexión sobre la maternidad y el rol tradicional asignado a cada sexo, que estoy segura no va a dejarme indiferente.


Fashion in the time of Jane Austen de Sarah Jane Downing y Edwardian Fashion de Daniel Milford-Cottam.
Estos son los libros que compré en la tienda del Museum of London. No pude resistirme porque hablan sobre mis dos periodos favoritos de la historia de la moda: la Regencia y la época Eduardiana. Las ilustraciones son una maravilla y ahora solo me queda hacerme con el otro tomo de la colección Fashion in the time of the Great Gatsby.

The joy of the snow de Elizabeth Goudge
Encontrar este libro fue la gran alegría del viaje. Buscando entre las estantería de Skoob books de repente vi el nombre de Elizabeth Goudge, mi querida Elizabeth. Lo único que me extrañó fue el título; no lo pude asociar a ninguna de sus novelas.
Y efectivamente era imposible asociarlo ya que The joy of the snow, no es una novela. Se trata de la autobiografía que Elizabeth escribió a petición de sus lectores. 
Al final de su carrera, la escritora recibió innumerables cartas que pedían información sobre las localizaciones de sus novelas ¿eran reales? ¿las había visitado en algún momento de su vida? 
Para responderles como merecían Elizabeth escribió este libro que relata "mis más felices memorias, los lugares ligados a ellas y el recuerdo de la gente con los que los compartí. Mi infancia en Wells, los veraneos en Guernsey, los lugares que me inspiraron y donde concebí mis historias...".
Yo no pude escribirle una de esas peticiones. Pero años después, este libro ha llegado por fin a otra de sus fieles lectoras.

A midwife's tale de Laurel Thatcher Ulrich
Esta fue mi adquisición en The London review Bookshop. Este libro, ganador del premio Pulitzer de no ficción, narra la vida de Martha Ballard, una comadrona que entre 1785 y 1812 escribió un apasionante diario. En él daba testimonio de su arduo trabajo y de su vida cotidiana en la pequeña población de Hallowell, situada en el estado américano de Maine. 

Parece que hay un documental basado en el libro. A ver
si hay suerte y lo encuentro.
Me apasionan este tipo de libros, donde podemos descubrir la historia de personajes anónimos del pasado; a veces estos testimonios  resultan incluso más fascinantes que las vidas de los grandes protagonistas de la Historia. 
Ay que rapidito me lo voy a devorar :)

London 1888 de William J. Fishman

Y por último, pero no menos importante, el otro libro de segunda mano de la lista. También me dio mucha alegría encontrarlo en Skoob books y a tan buen precio. Quizás este es el único libro que no recomendaría a todos los lectores. Únicamente a todos los que os apasione la Inglaterra victoriana; o con más exactitud la crudeza de la Inglaterra victoriana; porqué este es un libro duro, de los que remueven las entrañas. 

1888 fue el año en el que acaecieron los crímenes de Jack el destripador, pero William  J. Fishman no pretende llamar la atención de sus lectores con lo escabroso, con sensacionalismos. La Historia que él pretende contar es aún más terrible que el peor de los crímenes.
Él sobrevuela a vista de pájaro ese East End londinense de finales de siglo, descendiendo sin cesar a cada uno de sus rincones, hasta la última "madriguera" humana, para describir con minuciosidad: la suciedad, la miseria, la enfermedad y para los más afortunados, la lucha por la supervivencia. 
Un excelente ejemplo de Historia social.


Y hasta aquí las compras londinenses. Ahora solo queda lo mejor…Disfrutar de todas ellas, exprimir al máximo todo lo que tienen que ofrecer y como no, compartirlas con vosotros :)
Un beso y ¡muy felices lecturas!

De perfil también salimos muy guapos :)

jueves, 15 de mayo de 2014

Cuaderno de viaje: Londres (II)

Y como os dije ayer, aquí está la segunda parte de nuestro viaje.

Día 3: Kensington- Notting Hill- Charing Cross

La primera casa la encontré paseando por Kensington,
la bauticé la casa de las lilas.  Entrada al V&A.
El viernes, amaneció un día nublado pero sin riesgo de lluvia, así que la mar de contentos  salimos del hotel en dirección Kensington y el Victoria and Albert Museum. No había mucha gente a la hora de apertura y pudimos disfrutarlo como requiere un sitio como este, con tranquilidad y prestando atención a los pequeños detalles. Un tejido, un estilo mobiliario particular, un tipo de cerámica o indumentaria… este museo os encantará si os gustan las artes decorativas.
Yo disfruté muchísimo de la visita (y eso que no vimos ni la mitad); mi gran decepción, aunque todavía no me lo crea, fue la tienda del museo. Recuerdo que Cristina también lo comentaba en una de sus fantásticas crónicas de Londres. Salí de allí sin nada entre las manos, ni un mísero marcapáginas.
Por su parte Jean se aburrió un poquito en esta visita y le entiendo perfectamente. Eso si, se llevó un recuerdo que no olvidará en la vida. Se enamoró de una cama. Si, como lo oís. Nada más y nada menos que de la inmensa y célebre cama de Ware.
Construida en 1580, la cama hizo célebre la posada donde fue instalada, el White Hart Inn de Ware. Mide, agarraos bien, 3.38m de largo y 3,26 de largo y su fama proclamaba que "podía acomodar al menos cuatro parejas". ¡Vaya despiporre!
Por mi parte tuve que agarrar a Jean por todos lo medios para que no hiciese lo mismo que Kate Winslet al final de este video :)

La que he bautizado como mi casa y otras viviendas de
Notting Hill, la estatua de Lord Holland en uno de los
claros del parque y foto desde el interior del restaurante
Portobello.
Una vez terminada la visita cogimos el metro hasta Notting Hill, otro barrio que teníamos muchas ganas de descubrir. No coincidimos con el famoso mercado de Portobello Road, que tiene lugar los sábados, pero bueno por lo menos evitamos grandes aglomeraciones. Me gustó muchísimo la tranquilidad que se respira por el barrio y sobre todo el estilo de las casas de casi todas sus calles. Me volví loca con la cámara y creo que me desdije tropecientas veces cada vez que decía "esta es mi favorita".
Quizá la que véis en la foto, con la bicicleta enredada entre los rosales, sea la definitiva.

Esta vez teníamos claro donde íbamos a comer ya que nos lo habían recomendado unos familiares; así que a mediodía nos dirigimos hacia Portobello, un restaurante italiano que ahora os recomiendo a vosotros de todo corazón. La acogida fue muy agradable, el lugar está decorado con mucho gusto y la comida…¡Excelente! Mataría por tener la receta de mis Spaguetti al pomodorino y de la Parmigiana Napoletana.
Aquí os dejo su página web por si queréis probarlo en vuestra próxima visita.
Después de comer dimos un paseo por Holland Park un sitio realmente precioso rodeado de casas de ensueño. La zona norte del parque, por la que accedimos, es prácticamente un bosque semi-salvaje cubierto de flores. Poco a poco, conforme te vas adentrando en él, el parque se va volviendo más civilizado, con áreas de césped y emotivos bancos de madera con sus respectivas dedicatorias.

Y después del paseito, cogimos el metro hasta Marlybone para empezar una nueva tarde de libros. La primera parada fue Daunt books la que, junto a Galignani en París, es la librería más elegante que he visto en mi vida.  Todo tiene una armonía perfecta, la cálidez de la madera de roble, la galería de madera del piso superior la preciosa vidriera al fondo, los libros…¡Me encanta! Aunque reconozco que, aquí, disfruté más de la atmósfera del sitio que de comprar libros. Solo añadí uno a la cesta.
Bajamos por Thayer Street hasta el cruce con Oxford St y recuperamos el metro hasta llegar a Charing Cross, el paraíso de los bibliófilos cuya reina es Helene Hanff :)
Empezamos por Foyle's, que me trajo a la mente a mi querida María, y donde conseguí dos ejemplares de mi wishlist, y después continuamos hasta Any amount of books donde no encontré nada que me interesara por debajo de las 30 libras. ¡Que pena más grande!
Viendo mi cara de circunstancias, Jean se apiadó de mi y consintió en coger el metro hasta Rusell Square para hacer una pequeña visita a Skoob books. Si os gustan las librerías de segunda mano donde rastrear entre montones de libros, no podéis perdérosla. Podría pasarme horas y horas buscando.
Interior de Fortnum&Mason
Me hubiese arrepentido muchísimo de no haber venido porque en Skoob descubrí el pequeño tesoro que no esperaba encontrar y que me hizo inmensamente feliz.

Finiquitadas las compras librescas, cogimos de nuevo el metro hasta Picadilly y entramos en Fortnum&Mason donde nos aprovisionamos de galletas y mermelada para la familia, y donde me derretí delante de los preciosos juegos de té y café. 
Una última parada técnica en el primer Pret que nos salió al paso y con los sandwiches de la cena listos, dirección al hotel.



Día 4: Hampstead- Southbank

Y sin darnos cuenta llegó el último día. Menos mal que pudimos aprovecharlo bien porque nuestro vuelo salía a las siete de la tarde. Después de hacer el check-out en el hotel, no me pude resistir a hacerle varias fotos al que había sido nuestro barrio por unos días, el plácido Pimlico, con sus plazas e iglesias.
Ya sabéis que cuando viajo a algún sitio, me gusta llevarme una novela ambientada entre sus calles; esta vez no iba a ser menos.  Elegí una historia que transcurre exactamente en Pimlico y muchas veces no podía evitar buscar a Mildred Lathbury, su protagonista, entre las "mujeres excelentes" que iba cruzando por la calle. María, Carmen, estoy segura de que reconoceréis enseguida de que libro estoy hablando :)
Esta foto de Warwick Square la tomé la tarde en que llegamos. Me tuve que
conformar con hacer fotos del exterior porque es un espacio privado.
Esta foto de Saint George's Square con la iglesia de
Saint Saviour al fondo la hice casi volando. Jean me
tuvo que levantar para evitar la verja del parque :)
Terminada la sesión de fotos cogimos el metro para ir bien al norte, hasta Hampstead; una zona que estaba deseando conocer y que resultó ser aún mejor de lo que había imaginado. 
Vivir aquí es lo que yo llamo un sueño. Hampstead tiene ese ambiente de campiña inglesa a tan solo dos pasos de Londres. Sus calles están llenas de librerías, tiendas, galerías de arte y coquetas cafeterías vamos, ¿se puede pedir más? 
No es extraño que desde hace siglos se haya convertido en el lugar de residencia, de artistas, escritores y profesionales de la cultura. ¿Quién no conseguiría inspirarse teniendo tanta belleza a su alrededor? 
Nosotros no tuvimos tiempo de visitar la casa de John Keats, uno de los más célebres habitantes de Hampstead; pero durante nuestro paseo nos cruzamos con varias placas del English heritage: la casa de George du Maurier, la de D.H Lawrence, el apartamento que ocupó Edith Siwell… Encontrareis muchas de ellas si vais con los ojos bien abiertos.

La primera fue la casa de George Du Maurier, estaba preciosa con las rosas
trepadoras de la fachada; el apartamento de Edith Siwell y vista de Londres
desde Hampsted Heath.

Remontamos Heath Street hacia arriba y muy pronto las casas se fueron espaciando hasta llegar a la entrada de Hampstead Heath, un impresionante parque desde el que se pueden ver bonitas vistas de Londres. Emocionados con tanta vegetación poco a poco nos fuimos internando entre los árboles. Lo que no sabía el inocente Jean, que iba disfrutando de eso de pasear sin rumbo fijo, es que yo me guardaba un maléfico as en la manga. Tranquilos, no pensaba asesinarle.

-¿Sabes que un poco más adelante hay una mansión blanca preciosa? Podríamos acercarnos
- Pero ¿está muy lejos? Mira que luego hay que volver. 
- No que va, solo un poquito más adelante

Me muero de la risa. El poquito más adelante se convirtió en unos buenos 45 minutos. Pero las miradas de odio de Jean y la caminata valieron la pena. Kenwood House es un lugar precioso. La entrada a la casa es gratuita y las salas interiores harán las delicias de los Austenitas. Me sorprendió ver muy buenas pinturas en el interior, pero sin duda la gran obra de arte, es la imágen de la propiedad desde el exterior.
Entrada principal de Kenwood House. Como veis estábamos solos al llegar.

Hola me llamo Marie Woodhouse y esta es mi casa :) ¡Que maravilla!

Los jardines estaban repletos de rododendros. Yo estaba sin palabras.
Aunque fue difícil Jean consiguió arrancarme de allí y muy cerca cogimos un autobús (el 210) que nos llevo, vía Spaniard's Road, hasta Hampstead. Comimos unos bocadillos en Paul, para ir adaptándonos de nuevo a la vida parisina y cogimos de nuevo el metro con destino a Waterloo. 

Era la última parada del viaje para hacer unas buenas fotografías desde la otra orilla del Támesis, y fue una auténtica locura. En las inmediaciones del Southbank Centre habían organizado un festival de gastronomía española con un montón de casetas. Eso parecía la Feria de abril y había un ambiente genial. Lo único que me dio penita fue el plato de paella que se iba a comer una señora. Eso era un engrudo amarillo que no se podía coger por ninguna parte. Me dieron ganas de quitárselo y decirle: "Señora, por favor no se lo coma". Pero bueno supongo que estarán acostumbrados.
Vistas desde Jubilee Gardens
Con estas vistas cogimos de nuevo el metro hasta el hotel, recuperamos las maletas y con mucha pena fuimos a Victoria para coger el Gatwick Express. Nuestra escapada a Londres había terminado, pero nos trajimos muy buenos recuerdos y unas maletas bien cargadas. 

Mamá gracias por las hortensias de
recibimiento :) Mira que bonitas al
lado del botín londinense.
Y hasta aquí este diario de viaje. Espero que os haya gustado y que hayáis podido coger algunas ideas para futuras visitas. No dúdeis en dejarme sugerencias en los comentarios; me encanta conocer nuevos sitios y en Londres siempre hay mil cosas que descubrir :)                                                                                 
¡Un beso grande a todos!

miércoles, 14 de mayo de 2014

Cuaderno de viaje: Londres (I)

Ya estoy de vuelta y con muchas ganas de contaros al detalle nuestro viaje a Londres. Han sido cuatro días bien aprovechados en los que hemos desgastado bastante los zapatos, y como temía, nos han sabido a poco. Hace solo 10 días que hemos regresado y ya tenemos ganas de escaparnos de nuevo. ¡Tantas cosas que ver y tan poco tiempo!
Pero al menos hemos disfrutado de largos paseos, también de la lluvia, aunque al principio nos enfadase, de montones de flores, libros, pasteles… en definitiva de un viaje perfecto. Pocos destinos me hacen preguntarme esto, pero ¿puede uno cansarse de Londres? 
Según el Dr Johnson, mi amigo Samuel a estas alturas de nuestra relación, "When a man is tired of London, he is tired of life". Y una vez más no puedo estar más de acuerdo con él.

Espero que disfrutéis de esta crónica y que podáis viajar a Londres conmigo aunque sea por unos instantes. No dudéis en dejarme en los comentarios sugerencias y curiosidades de vuestras propias aventuras londinenses. Me hará mucha ilusión y serán preciosos consejos para próximos viajes.
Ahora si, Londres…¡Allá vamos!

Día 1: París-Londres

Nos mantenemos fieles al desayuno à la française. 
Precioso paseo por St James Park.
En la Gare du Nord y con bastante sueño empezó nuestro viaje. Habíamos decidido coger uno de los primeros Eurostar del día, para aprovechar al máximo la primera jornada, así que a las 9 de la mañana ya estábamos en Saint Pancras. Oyster en mano, cogimos el metro en dirección a Pimlico donde estaba nuestro acogedor hotel.
Una vez liberados de las maletas por fin empezó nuestro maratón particular. Para despejarnos un poquito fuimos a desayunar a la Patisserie Valerie de Piccadilly  y después atravesando Saint James Square y sus calles aledañas llegamos  a nuestro primer destino Trafalgar Square, la National Portrait Gallery y la National Gallery.
La primera es para mi una visita obligada, casi un ritual de cortesía. ¿Que os parecería entrar en un edificio neo-renacentista del centro de Londres y encontrar reunidos en su interior a todos esos personajes históricos que os han fascinado, a esos artistas que os han hecho soñar? Ahí están esperándote Jane Austen, las Brontë, Fanny Burney, Keats, Pepys, el Dr Johnson… ¡tantos y tantos! ¿Verdad que merece la pena pasar un momentito a saludarles?
Puede que no os apetezca perder mucho tiempo en un museo "clásico" como la National Gallery, dadas las miles de cosas que se pueden hacer en Londres; pero si realmente estáis interesados en ciertos artistas, mi consejo es que preparéis de antemano la visita, anotando las pinturas que os interesan y las salas en las que se encuentran. Ganaréis un tiempo precioso y la visita seguro que merecerá la pena. 
En nuestro caso queríamos ver pintura inglesa y francesa del siglo XVIII, así que fuimos directamente a las salas 33, 34 y 35 donde pudimos disfrutar de Gainsborough, Hogarth, Reynolds y de uno de mis cuadros favoritos de la colección, La chocolatière de Jean-Etienne Liotard.
Me gusta muchísimo la calidez de sus tonos y de la escena que describe; poder ser testigo de ese momento íntimo en el que una desconocida prepara un chocolate, con leche y azúcar, para si misma y un compañero invisible que jamás conoceremos.

Tendríais que haber visto la cara de Jean al ver el enorme
gallo de Trafalgar Square. Símbolo inequívoco, según él,
de la grandeza de Francia :)
Después de estas visitas que no se alargaron demasiado remontamos en dirección a Picadilly donde comimos algo  en un Pret (que parecen multiplicarse como champiñones) y después dirección al inmenso y tentador Waterstone's de Piccadilly
Yo iba con la única intención de mirar y no picar nada, porque el gran día de las librerías iba a ser el viernes y, aunque parezca mentira, me porté conforme a lo previsto. A Jean, que lo único que quería era sentarse en algún sitio y descansar del madrugón, no le importó dejarme tiempo suficiente para mirar de arriba a abajo las estanterías, aunque me mantuve firme y al final salimos de allí sin ninguna compra. 

Aprovechamos que hacía una tarde preciosa para pasear por Saint-James Park y una vez lanzados  decidimos volver al hotel andando. Buena caminata por las calles de Westminster y los alrededores de Victoria; y en Vincent Square, nos quedamos mirando jugar al críquet a un grupo de niños perfectamente uniformados de blanco. Daba gusto verlos a ellos y a Jean intentando descifrar las reglas de juego. Último esfuerzo para encontrar un supermercado para aprovisionarnos para la cena y por fin a descansar al hotel.



Día 2: La City y Bloomsbury

All Hallows church bajo
la lluvia.
Después de habernos acostado pronto, no tuvimos problema en madrugar de nuevo. Nos esperaba un día muy completo y bastantes horas de marcha. De repente nos dimos cuenta de un continuo golpeteo en la ventana; temimos lo peor y al echar un vistazo a través de las cortinas se confirmaron nuestros temores… llovía a mares. Pero como bien se dice, al mal tiempo buena cara y después de un buen desayuno continental (ni Jean ni yo somos capaces de hacerle los honores al english breakfast) cogimos el metro hasta Tower Hill.

Un diluvio, literalmente, nos recibió al salir a la calle, pero como habíamos adoptado el lema Keep calm and dancing in the rain para todo el día, nos lo tomamos con humor :) No teníamos intención de entrar en la Torre de Londres, así que hicimos un par de fotos y nos adentramos en la City por Byward street. Al paso nos salió All Hallows by-the-tower Church, una de las iglesias más antiguas de Londres, que estaba verdaderamente preciosa bajo la lluvia. No me resultó difícil imaginar al observador Samuel Pepys encaramarse a su campanario para contemplar   lo que quedó de Londres después del terrible incendio de 1666.

Mientras hablábamos sobre el tema, seguimos andando hasta Monument, haciendo malabarismos con el paraguas. Allí vimos la columna erigida para conmemorar el incendio, cerca del lugar donde estaba situada la panadería de Thomas Farriner, foco originario del fuego. Cuando le comenté a Jean que se sospechó de los franceses como posibles autores del desastre, sacó su vena anti-británica (bastante pronunciada) diciendo: "Rosbeefs de m*rde" (asi llaman los franceses, con mucho cariño, a sus vecinos del otro lado de la Mancha).
Cierto o no la verdad es que es una pena que el fuego destruyese prácticamente todo el Londres medieval, y que una pala lo hiciese a su vez con el París original. Aunque no se yo si lo amaría tanto como con su estilo haussmannien actual.

Aquí podeis ver el área arrasada por el incendio. Pudding Lane es el foco donde
se inició y a la derecha está la casa de Samuel Pepys, que se libró por los pelos
gracias a la dirección en la que sopló el viento en aquellos días de Septiembre.

De Monument seguimos camino directo hasta Saint Paul y viendo la enorme cúpula tuvimos un recuerdo para Mary Poppins y sus "migas de pan"dejà vu directo a la infancia. Como vimos que no amainaba la lluvia dejamos el paseito previsto hasta la casa del Dr Johnson para más tarde y nos fuimos hacia el Museum of London, sin duda uno de mis favoritos. Al igual que pasa con el Musée Carnavalet de París, en este museo no suele haber muchos turistas. A nosotros nos acompañaron en la visita un pequeño grupo de escolares que escuchaban atentos las explicaciones y alucinaban con las actividades multimedia del museo. Todas las épocas de la Historia de Londres están muy bien expuestas de forma didáctica, lúdica y respetando muy buenos contenidos.
Mis zonas favoritas son la reconstrucción del  Poverty map de Charles Booth, el Victorian walk y sobre todo los jardines Vauxhall, una ventanita abierta a la opulencia de los paseos de Georgiana Cavendish y otras grandes damas del XVIII inglés.

Tower Bridge bajo el diluvio, Saint Paul en un
momento de calma y la casa del Dr Johnson. La
última foto donde su querido gato Hodge mira la
casa de su dueño, no es mía. Me temo que Hodge
no hubiese esperado a que yo le hiciese una foto
bajo la intensa lluvia que estaba cayendo :)
Comimos justo enfrente del Museo en una brasserie llamada London wall. Lugar que como pudimos comprobar parece un punto de encuentro de trajeados empleados de la City. La verdad es que comimos muy bien y con energías renovadas llegó el momento de encontrarnos con el Dr Johnson
La visita de su casa, es algo que solo recomiendo a entusiastas de su figura ya que, aunque los interiores dan una buena idea de como era una casa inglesa del siglo XVIII, son bastante austeros; mención aparte de la biblioteca del dueño de la casa. 
Para mi, pasear por esas habitaciones e imaginarlo hablar con David Garrick, Sir Joshua Reynolds y su inseparable Boswell, fue una experiencia única. 
Y más cuando vi a su fiel gato Hodge, mirando eternamente hacia la casa de su dueño. Bueno todo hay que decirlo, como llovía a mares, desde las ventanas su estatua era solo una sombra borrosa, pero yo sabía que estaba ahí :) Otra buena caminata que sin duda mereció la pena. 

Para dar un respiro a los pies cogimos un autobús para llegar a los alrededores de Russell Square. Había llegado el momento de ir hasta Lamb's conduit, la adorable calle donde esta situada la librería Persephone.
Entramos en la tienda y nos encontramos absolutamente solos, a excepción de una encantadora dependienta que al ver nuestras pintas de gatos mojados no dudo en ponerse hablar con nosotros sobre el horrible tiempo de Londres. Nos dejó que echáramos un vistazo tranquilamente por la diminuta, pero para mi maravillosa tienda, y siguió preparando pedidos entre un montón de cajas repletas de libros grises
Fuera seguía cayendo la lluvia y dentro de la librería, bajo la cálida luz de varias lámparas de pie y con la presencia de todos esos maravillosos libros, yo me sentí como en casa. Por si fuera poco el hilo músical empezó a desgranar las notas de Gymnopedie nº1 de Erik Satie. Jean me miró y me lanzó una sonrisa cómplice; sabe que es la melodía que suena en mi teléfono al recibir llamadas. 
Como ya había elegido los títulos que se vendrían conmigo de antemano, esta vez no tardé mucho en llenar mi cesta. La dependienta me envolvió amablemente la compra en papel de burbujas para que no se mojase y más felices que un ratón de biblioteca (por lo menos yo) reanudamos el camino.
Persephone Books, Casas en Montague Street, cake de
naranja del café de London Review Bookshop y fuente 
de la última foto.
Seguimos paseando por Bloomsbury y a pesar de que seguía lloviznando lo disfruté muchísimo. Sin duda es uno de mis lugares favoritos de Londres y mientras recorríamos Russell y Gordon Square no podía evitar acordarme de Virginia y Vanessa Woolf, de E.M Forster y Lytton Strachey, de su talento, de sus escándalos...de todo ese grupo de artistas del que tanto me queda por descubrir y aprender.  Con ellos en mente era imposible pensar en otra cosa que no fuese literatura. Así que, con sed de librería, pasamos por delante del imponente British Museum, que no se cuando terminaremos por visitar, y a una calle de distancia llegamos al último punto de visita del día, la London Review Bookshop

Fijaos si me enamoré de este sitio que hasta olvidé que llevaba la cámara a cuestas. Sin duda, esta es una de esas librerías en las que el amor por los libros se respira en cada rincón. Un lugar pequeño y cálido que tiene en sus dos plantas una de las mejores selecciones de libros que he podido ver. La sección de ficción es muy completa y pude apuntar numerosos autores que no conocía y que llamaron mi atención; pero fue la sección de no ficción la que me cautivó completamente. Dentro de las secciones tradicionales de: Historia, Biografía, Política, etc. los responsables de la librería han escogido una serie de sub-temas fascinantes que agrupan en sus Reading-guides. Echarle un vistazo aquí y seguro que encontrareis algún libro que os interese. Hubo un momento en el que tuve que dejar de apuntar títulos porque había ocupado dos días enteros de mi agenda. 
Que alegría volver a "nuestra calle" de
Pimlico después de tanto paseo.
Por si todo esto no fuese encanto suficiente, un pasillo a través de la sección de Historia nos guió hasta el luminoso salón de té del que dispone la librería. Un lugar donde reina la calma y unos cakes caseros absolutamente deliciosos. Ay, todavía recuerdo el sabor de mi trozo de pastel de naranja y almendras. Uno de mis sitios favoritos de Bloomsbury, sin ninguna duda.

Y después de este día intenso, de visitas, lluvia y librerías, con la barriga y el corazón contentos, hicimos acopio de comida para la cena en Marks and Spencer y cogimos el metro hasta el hotel. Basta decir que caímos rendidos.   

Y hasta aqui la primera parte de nuestras crónicas londinenses. Mañana publicaré la segunda parte y a partir del viernes los libros volverán a ser protagonistas absolutos del blog :)
Un beso grande a todos y ¡feliz miércoles!