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domingo, 20 de abril de 2014

La luz entre los oceános de M.L. Stedman

Edición francesa de la novela.
Allá por el mes de Diciembre decidí darle una oportunidad a esta novela gracias a la recomendación de Teresa
Su opinión entusiasta no era ni mucho menos la única, ya que desde que fuese  publicada a mediados de 2012, La luz entre los océanos ha cosechado un gran éxito entre lectores de todo el mundo. 

Así pues, con bastantes expectativas me lancé con la lectura. Es cierto que me gusta dejar reposar los best-sellers durante un tiempo, para ver que ocurre con ellos cuando los focos de los medios se alejan; pero en esta ocasión, la trama me concernía demasiado y no pude ignorarla por más tiempo. 

La novela cuanta la historia de Tom Sherbourne, un ex-combatiente de la I guerra mundial que regresa destrozado a Australia para intentar rehacer su vida. Corre el año 1920 cuando Tom pisa por primera vez la remota isla de Janus, un enclave perdido en medio del océano, donde ha aceptado el empleo de guardián de faro. 
Allí, al ritmo de los vientos y las mareas encontrará la paz que buscaba junto a su recién estrenada esposa, Isabel. Solo los intentos fallidos de tener un hijo empañan la felicidad de la pareja; hasta el día en que el mar arroja ante ellos la respuesta a sus anhelos.  
Un bote a la deriva llega a la isla con un cadáver y un lloroso bebé a bordo. Como indica el reglamento, Tom debe señalar inmediatamente el incidente, pero ante la insistencia de Isabel, decide guardar silencio y ambos conservan a la niña como si fuese su propia hija.

Con todo el amor que tienen por ofrecer, Tom e Isabel crían a Lucy confiando en que su secreto jamás será desvelado. Pero toda acción tiene sus consecuencias y ninguno de los dos puede imaginar el terrible drama que han desencadenado.


Empecé a leer este libro con todas las defensas en guardia. No buscaba juzgarlo de antemano, pero en el fondo sentía que llegaría un capítulo en el que todo se torcería.
Así imagino yo el hogar de los
Sherbourne en Janus.
Pero conforme avanzaba la novela y las hojas iban amontonándose en mi mano izquierda, me fui perdiendo cada vez más en la prosa de Stedman. En un momento dado, hice una pausa, miré la preciosa portada de nuevo y tuve que reconocerlo: no solo estaba ante una buena historia, sólidamente construida, sino que estaba disfrutando del talento de una buena escritora.

Que gozada leer un libro en el que fluyen frases bien construidas, escogidas con esmero; casi con esa precisión que emplea el poeta para respetar el ritmo y la rima de su poema. Es admirable y más cuando se trata de un autor novel. 
Por si fuera poco este es uno de esos libros que consigue crear a la perfección la atmósfera de la historia que nos está contando. Cuanta belleza en la fuerza del océano, en la luz del faro y en la soledad de Tom subido en lo alto de su torre velando por los que surcan las aguas. 

"Tom se estremeció al pensar que era el único ser humano en ciento cincuenta kilómetros a la redonda. Pensó en la gaviotas blancas, acurrucadas en sus nidos en lo alto de de los acantilados, y en los peces que avanzaban tranquilamente tras la protección de los arrecifes. Toda criatura necesita un refugio.
...Abrió la cama y se introdujo dentro antes de caer en un sueño profundo. Mientras, muy por encima de él, el faro montó la guardia, traspasando las tinieblas como una espada".

Esta historia huele y sabe a océano inhóspito y salvaje, y transmite a la perfección el dolor que produce la soledad y la pérdida. La autora no podía haber elegido mejor localización  para situar su trama y es que, tal y como ocurre con la luz del faro de Janus Rock, en la isla donde viven los protagonistas, a cada instante de luz y felicidad le siguen momentos de sombra que parecen eternos.

Isabel será la luz en la vida de Tom, y Lucy, la niña perdida en el mar, lo será a su vez para el matrimonio. Con ella llegará la promesa de felicidad que hasta ahora les había sido vetada; pero el precio a pagar será demasiado alto.  
No quiero desvelaros nada de la trama, pero es algo que sospechamos desde el primer momento y no estaré destrozando la intriga si os digo que, efectivamente, Lucy tiene una familia esperándola, destrozada por la desaparición de la pequeña.
El miedo, la culpa, la moral, los instintos…todos estos elementos se irán uniendo conforme avanza la novela para terminar construyendo una historia tan humana que nos hace reaccionar, tomar partido por unos u otros y finalmente, sufrir por todos ellos. 

Tom vigilando Janus Rock. Fuente
Como veis no os engaño; esta es una historia triste y así se anuncia desde sus primeros compases. Ahí están las secuelas dejadas por la guerra sobre toda una generación. Las pérdidas vividas en cada familia, la soledad de los que sobreviven y no tienen más remedio que seguir adelante. También los dramas cotidianos a los que se ha de hacer frente como la pérdida de un bebé.  
Pero al mismo tiempo, como esa luz intermitente que proyecta el faro, este es un precioso relato de ternura, de lealtad y de la enorme capacidad humana para el amor y el perdón.

Cierro los ojos y esta es la imagen que me llevo de La luz entre los océanos,  la de Tom en lo alto del faro, haciendo frente al viento y al océano, intentado adivinar la vida que pudo haber vivido de haber tomado la decisión correcta. 

Espero que si os animáis a leer la novela, la disfrutéis tanto como yo. Sin duda es un excelente debut para M.L Stedman, una autora que ya se ha ganado mi voto de confianza.

Un beso para todos y como siempre, felices lecturas.

PD. Al parecer se está preparando una adaptación cinematográfica de la novela y... ¡No me la pierdo por nada del mundo!
PD1. He terminado los exámenes y A book a day vuelve a funcionar a pleno rendimiento :) ¡Que felicidad!

jueves, 3 de octubre de 2013

Angulo de reposo de Wallace Stegner

Cuadro de Albert Bierstadt. Así imaginaban las gentes del
Este como sería el Oeste americano.
"En la vida de las Montañas Rocosas existía algo excitante y vital, lleno de poesía primitiva: eran los latidos del corazón del Oeste abriéndose camino hacia la civilización".

Hace ya más de un mes que acabé esta novela y hoy que me pongo a escribir sobre ella me doy cuenta de que sigue fascinandome con la misma intensidad. 

Ángulo de reposo fue mi gran apuesta del verano. Y afortunadamente no me equivoqué en la elección.
Durante los días que estuve leyéndola viví literalmente en el salvaje Oeste. La sensación que tuve nada más empezar la novela y conocer a sus protagonistas, es la misma que siento ahora cuando observo el cuadro que veis arriba. 

Mirad a la izquierda; en medio de la inmensidad están ellos. Pequeños pero fuertes, asustados pero también decididos. Están mirando atentamente el valle y las montañas, intentando adivinar lo que les espera entre la niebla. Son pioneros. Gente como Susan y Oliver, los protagonistas de Ángulo de reposo.

Con este relato de pioneros, Stegner se alzó con el Pulitzer en 1972 y aunque los premios no siempre son garantía de calidad,  ese año se hizo justicia a la literatura.

Dibujo de Mary Hallock Foote. Perfectamente podría
tratarse de Susan y Oliver en su cabaña.
Lyman Ward, un profesor de Historia retirado y lisiado, es el encargado de narrar la historia. En la soledad de su retiro, en la que fue la casa de sus antepasados, decide investigar la historia de sus abuelos, Susan y Oliver Ward, una pareja de pioneros del Oeste. 

Gracias a las cartas, artículos y dibujos de su abuela, Lyman va reconstuyendo las duras condiciones de vida a las que se enfrentaron, y sobre todo  los sentimientos que cimentaron su matrimonio y los secretos que lo fisuraron. Poco a poco irá involucrándose cada vez más en sus investigaciones y al final, como ocurre en tantas ocasiones, el pasado iluminará el presente y aportará las respuestas que Lyman andaba buscando.
                     

Albert Bierstadt. Así imagino yo el "Paso del mosquito"
de la novela de Stegner.
Si algo tenía claro cuando empecé el libro es que con tantas páginas por delante iba a aprender algo más sobre el Oeste americano. Lo que no me esperaba en absoluto es que además iba a recibir toda una lección de vida.

Que pena no haber descubierto a Stegner antes. ¡Que bien escribe! Tiene una pluma precisa, sobria y por encima de todo evocadora. 
Tratándose de una novela donde las localizaciones tienen un papel determinante, la capacidad de Stegner para describir el Oeste es un auténtico regalo para sus lectores.

Junto  a los protagonistas iniciamos un periplo que nos lleva desde la civilizada Nueva York a las minas de Grass valley y New Almaden en California, a la ciudad sin ley de Leadville en Colorado, al cañón del Boise en Idaho y a una hacienda mexicana en Michoacán. Todos los paisajes del Oeste, con su belleza salvaje, se extienden ante nosotros como si pudiéramos verlos con nuestros propios ojos. 
Panorámica de la ciudad de Leadville. Me encanta
esta parte de la novela! Salvaje Oeste en estado puro.

Las localizaciones como veis, tienen una importancia capital. Pero lo que verdaderamente da fuerza a la novela es la pareja protagonista. Más que una historia sobre el Oeste, Ángulo de reposo es el relato de un matrimonio, el de Oliver y Susan. Dos personas tan distintas como el salvaje Oeste y el civilizado Este americano.

Es una maravilla asistir al nacimiento de su relación; a ese momento en el que se conocen en Nueva York, y el ingeniero del Oeste, conoce a la joven artista y se enamora de ella. 
A partir de ahí Susan, la escritora, la elegante dama victoriana y Oliver, el emprendedor sin miedo a nada, empiezan la vida a dos. 
Con ella llegarán las ilusiones compartidas, las concesiones por el bien del otro, los primeros fracasos, algunas alegrías y las grandes tragedias. 

Conforme vamos avanzando en la lectura, crece la angustia, y al final la desilusión gana partida a la esperanza. La misma respuesta que va buscando Lyman es la misma que nos hacemos nosotros:
"¿que los mantuvo juntos a él y a la abuela durante más de sesenta años? ¿pasión? ¿integridad? ¿cultura? ¿las convenciones? ¿cómo dos personas tan distintas pudieron fundirse para rodar cuesta abajo hacia el futuro y alcanzar el ángulo de reposo en que yo los conocí?"
Mary Hallock Foote
La respuesta nos espera al final de la historia y si hay algo que nos enseña, es que la complejidad del alma humana permanece inmutable, no importa el lugar ni la época en que nos encontremos.

De verdad que me faltan palabras para alabar esta novela. La última floritura es el título que escoge Stegner. Empiezas sin saber que es ese Ángulo de reposo ni a que puede referirse y cuando todo cobra sentido ves el acierto del autor al utilizar esta metáfora. Magistral, como su escritura, como su capacidad de fusionar pasado y presente, en definitiva, como todo el conjunto de su novela.

Estoy segura de que volveré a leerla y a disfrutarla. Ojalá vosotros también lo hagáis y coloquéis Ángulo de reposo en un lugar de honor de vuestra estantería.

Muy felices lecturas a todos!
Toca una del Oeste!

PD. Stegner se inspiró en la figura de Mary Hallock Foote para crear el personaje de Susan. Utilizó algunas de las cartas de la autora para su novela y eso creo una verdadera polémica. (viendo la maravillosa novela que escribió Stegner, yo se lo perdonaría)
PD1. A lo largo de la novela Susan nombra una y otra vez a Bret Harte. Según ella, la visión que tenía del salvaje Oeste se forjó leyendo los relatos de este escritor. La curiosidad pudo conmigo y no he podido resistirme a leerlos por mi misma. Ya os contaré si consiguieron impresionarme tanto como a ella :)

martes, 9 de julio de 2013

La trama nupcial de Jeffrey Eugenides

Yo he leído la edición
francesa, pero os pongo
la edición española a cargo
de Anagrama y  traducida
por Jesús Zulaika.
"Eugenides querido, demasiados años me has tenido esperando una nueva novela tuya. Como comprenderás voy a ser más exigente que nunca. Te has tomado tu tiempo así que ahora demuestra lo que vales..."

Esto era exactamente lo que iba cavilando mi cabeza cuando por fin tuve La trama nupcial entre las manos. Si, había sido una larga espera pero a Eugenides se le puede perdonar casi cualquier cosa. Con tres novelas publicadas en sus dieciocho años de carrera literaria (Las vírgenes suicidas, Middlesex y La trama nupcial), su talento  parece ir creciendo de forma exponencial. Por eso no es de extrañar que cada nuevo trabajo suyo venga rodeado de expectación.

Cuando con el buen recuerdo de Middlesex aún en la memoria, leí el argumento de La trama nupcial, no pudo parecerme más tentador. Ambientada en un campus universitario, con un triángulo amoroso, literatura del siglo XIX y estructuralismo francés de por medio, la promesa de 551 páginas de felicidad era casi una certeza.
A primera vista la trama puede parecer sencilla, pero nada más lejos de la realidad.


Madeleine, Mitchell y Leonard
La novela se abre en pleno mes de junio durante el acto de graduación universitaria. Durante los años  que ha durado su periplo en el campus, Madeleine, Mitchell y Leonard, se han enamorado, han estudiado, han leído mucho y se han formado pensando en su futuro. 

Pero a pesar de que deben centrarse en su formación académica, serán sus relaciones amorosas las que perturben sus pensamientos. Madeleine no concibe la vida sin Leonard, Mitchell sin Madeleine y Leonard maldice la enfermedad que le impide llevar a cabo sus ambiciosos planes. Todo se decidirá cuando llegue el día de recoger sus títulos. Será el momento de abandonar las múltiples posibilidades que se abren ante ellos para escoger tan solo una. 
El mundo real llama a sus puertas y finalmente ¿que camino decidirá tomar cada uno de los componentes del triángulo?



Universidad de Brown
Magistral. Esa es la palabra que para mi define La trama nupcial. Eugenides me ha tenido atrapada entre las páginas de su novela y esta vez, como amante de la literatura y recién graduada universitaria, tocando directamente mi fibra sensible. Y es que La trama nupcial es un fresco apasionante de sentimientos y experiencias. De la llegada a la edad adulta y a ese momento en que uno debe decidir que camino tomar en la vida después del periodo fascinante e idealista de la universidad.

Pura novela de aprendizaje, está llena de referencias al mundo universitario, a las clases, a la relación con los profesores y a los contenidos de las asignaturas estudiadas. Esta vez restringidas al ámbito de la literatura, la teología y la biología, las carreras que estudian Madeleine, Mitchell y Leonard respectivamente. Eugenides describe con precisión y maestría el ambiente del campus universitario de Brown, una de las universidades americanas pertenecientes a la prestigiosa Ivy League. Como el mismo Eugenides cursó aquí sus estudios universitarios, en la misma época en la que transcurre la acción, uno no puede dejar de preguntarse cuanto hay de invención y cuanto de componente autobiográfico en su novela. 

Todo fluye con ese estilo ágil de Eugenides que es capaz de describir minuiciosamente hasta el mas mínimo detalle y al mismo tiempo hacer avanzar la acción rápidamente. Los giros temporales y los cambios de punto de vista son constantes pero no perturban en absoluto la lectura.  Están tan bien construidos que nos permiten ser testigos del pasado de los tres personajes y de las interpretaciones que cada uno hace de los acontecimientos que narra la novela.
Mi graduación. Final de un camino e inicio de otro.
Pero si la forma en que está cimentado el libro es perfecta, lo mas apasionante viene en el contenido. Eugenides consigue hacer de un simple triángulo amoroso un homenaje a la literatura del siglo XIX y al mismo tiempo un estudio del alcance que sus tramas tienen en la vida de quien las lee. En este caso de Madeleine, nuestra protagonista. 
Lo primero que sabemos de ella, en la primera página, son los libros que tiene en su estantería. Y ahí están Austen, Dickens, Trollope, Hardy y todos los máximos exponentes de la literatura decimonónica. Madeleine no solo lee estas novelas por placer, sino que ha hecho de ellas su sujeto de tesis universitaria. 
En el fondo es una romántica y cree que el amor ocupa un lugar relevante en la vida de las personas. Pero en los años ochenta el discurso ha cambiado. Cuando en la carrera Madeleine lee a los semiólogos franceses enunciar frases tan demoledoras como esta, se derrumba:

"Nadie se enamoraría si no hubiese oído hablar del amor" (Barthes citando a La Rochefoucauld)

Imaginad el conflicto interno que crece en Madeleine cuando lee esto. ¿Es posible seguir creyendo en el amor y en el matrimonio? ¿Aún cuando este ya no es la única salida para una mujer; cuando un divorcio puede acabar con el problema de un matrimonio desavenido y cuando una joven encadena uno tras otro los desengaños amorosos?


Jeffrey Eugenides
Si muchas razones ponen en entredicho esta institución secular, punto culminante del amor (o eso se cree); pero aun así, hay una boda en la novela, los personajes se siguen enamorando perdidamente y la heroína debe elegir entre dos pretendientes, el inestable y egoísta Leonard y el bondadoso y responsable Mitchell ¿Está pues la trama nupcial verdaderamente muerta o aún se puede escribir sobre ella, sobre el amor y sus consecuencias? Eugenides con este triángulo amoroso ha demostrado que si se puede. Y de forma brillante. 

Si no habéis leído nada suyo os invito desde ya a hacerlo. No importa por donde empecéis, pero si como yo sois entusiastas seguidores de la literatura del XIX, y os gustaría comprobar como lo que leemos influye irremediablemente en nuestra forma de ver el mundo, La trama nupcial puede ser un excelente punto de partida. Si la leéis ya veréis que diálogo final. Todo el sentido del libro se encuentra en estas frases. No se cuantas veces lo he leído ya. Me encanta! 

Sin lugar a dudas esta novela es un nuevo Coup de coeur para este 2013. No llega a la maestría de Middlesex, pero deja el listón muy alto para la novela que tome el relevo. Solo espero que Eugenides no nos haga esperar otros nueve años más.

Mañana os enseñaré mis lecturas veraniegas; a ver si  os apetece alguna para combatir estos calores con un buen libro en la mano :)
Un beso y felices lecturas a todos!

jueves, 21 de febrero de 2013

Maravilloso desastre y desastrosas conclusiones...

Para ser sincera leo pocas  novedades. Es muy difícil que llegue a una librería y que por solo una portada y una sinopsis agradable o una corazonada decida comprar un libro. Después de tantos años de lectura se lo que me gusta leer, intento encontrar escritores afines a otros que ya conozco, seguir las corrientes literarias que me gustan o bien me dejo guiar por las opiniones sinceras de otros lectores cuyos gustos conozco o al menos intuyo. Muy de vez en cuando ocurre el milagro y una novedad se convierte para mi en un clásico como me ocurrió con La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey o El club de los optimistas incorregibles.
En definitiva en mis estanterías encontrareis muchos más clásicos (quizá porque el tiempo ha sido su mejor crítica y los ha traído con toda gloria hasta nosotros) que novedades. El problema es que soy curiosa por naturaleza y cuando un libro crea mucha polémica a su alrededor no puedo evitar querer saber que es lo que esconde. Así que algunas veces termino trayendo conmigo novelas que voy a leer y después maldecir! Tonta, tonta, tonta, como has podido caer en comprar esto! :(

Esto es exactamente lo que me ocurrió ayer. Leyendo reseñas por Goodreads caí en un libro que en su versión inglesa estaba entre los más comentados desde hace semanas: Beautiful disaster de Jamie Mcguire.
Las críticas pro y contra eran feroces! Madre mía menos mal que eran ataques virtuales! Da la casualidad de que acaba de ser publicado en castellano y ya la tentación estaba servida. A la hora siguiente, (después de cavilar bastante) estaba en mi eReader.

El argumento es bien sencillo. Os pongo la sinopsis de la editorial:

"La chica buena
El angelito Travis Maddox
Abby Abernathy no bebe, no se mete en líos y trabaja muy duro. Cree que ha enterrado su oscuro pasado, pero cuando llega a la Universidad, un rompecorazones conocido por sus ligues de una noche pone en peligro su sueño de una nueva vida.

El chico malo
Travis Maddox, sexy, musculoso y cubierto de tatuajes, es justamente el tipo de chico que atrae a Abby, justamente lo que quiere evitar. Dedica sus noches a ganar dinero en un club de lucha itinerante, y sus días a ser un estudiante ejemplar, y el seductor mas popular del campus. Toda una mezcla explosiva

Intrigado por el rechazo de Abby, Travis intenta colarse en su vida proponiéndole una apuesta que trastocará sus mundos y lo cambiará todo. En cualquier caso, Travis no tiene la mínima idea de que ha iniciado un tornado de emociones, obsesiones y juegos que los terminará dañando...aunque puede que también los una para siempre."



No os voy a negar que la primera parte de la historia engancha y mucho. No puedes evitar querer saber si van a acabar juntos y como va a ser la explosiva unión después de tanta tensión acumulada. Pero pronto la novela se convierte en un tira y afloja sin sentido; una historia cuyo desarrollo está metido con calzador porque sino a la autora se le habrían quedado la mitad de hojas.  Si a todo esto le sumas que el tal Travis es literalmente una bestia que a la mínima esta recurriendo a los puños y a los extremos pues como que la historia pierde todo el "encanto" que tenia en un principio. Si, hay violencia; aunque no vamos a negar que la hay en un montón de novelas que se publican cada día. El problema no reside en la violencia en si (que también) sino en las actitudes aceptadas como normales en la novela. En aceptar esta relación como normal y encima romántica.

Que alguien te quiera hasta la médula no le otorga el derecho a controlar lo que vistes, a quien frecuentas, a vigilar cada uno de tus pasos. A comportarse como un energúmeno por el simple hecho de no haberte despedido de él. Es enfermizo y punto. Lo siento pero no puedo entender como toda la cohorte de defensoras de este tipo de novelas llegan al extremo de decir: "Quiero a un Travis Maddox en mi cama". ¿Porqué? ¿Porqué es guapisimo, con unos músculos capaces de defenderte hasta del mismísimo apocalipsis?  ¿Porqué no duerme por verte dormir? ¿porqué sin ti no es nada?

Esto es lo que verdaderamente da miedo del éxito de estos libros. ¿Es eso verdaderamente lo que queremos de un hombre? ¿Que pasaría si el fuera más feo que un pie de hobbit? ¿Estaríamos tan encantadas de que nos siguiera a todas partes como un animal en celo, controlando nuestra existencia?

No he leído las famosas sombras de Grey pero me da la impresión que se esta creando un nuevo ídolo masculino que a mi más que otra cosa me aterra. Que sea guapo, que sea rico, que tenga toda nuestra vida controlada...¿Donde queda en todo esto, no ya nuestra independencia como mujer, sino nuestra independencia como individuo? Si una mujer adulta lee esto pues bueno, gracias a la experiencia que dan los años pues se sabe que estamos ante un personaje de ficción y ya está. ¿Pero que ocurre con las adolescentes a las que esta dirigido Maravilloso desastre?. ¿Matarán ahora por tener a un Travis/energúmeno a su lado? Solo espero que si dan con una persona así en la vida real no tengan que llegar a lamentar las terribles consecuencias del "Yo soy tuyo, tu eres mía y nada más bajo el sol".

Esto podría parecerse al auge de las novelas románticas de principios del siglo XIX donde los argumentos no tenían desperdicio. Si no aparecían piratas, bandoleros, seres perversos, raptos e incluso violaciones no había novela. ¿Tendrá que llegar una nueva George Eliot para sacar los colores a estas "novelas tontas de ciertas damas novelistas"? Ojalá!

Todo este lío hace que no deje de sorprenderme el poder que tienen los personajes de ficción en nuestras vidas, hasta el punto de crear verdaderos modelos de conducta a imitar o amar. Que queréis que os diga, yo no puedo evitar decir a veces "Ay yo quiero un Señor Darcy o un Sr Thornton en mi vida!". Se bien que eso nunca ocurrirá, simplemente porque ya no estamos vestidos con pettitcoat ni vamos en diligencia de caballos :D No en serio, tampoco defiendo el estilo de hombre caballeroso, romántico, que no ha roto un plato en su vida. Aunque no se de donde podría salir airoso en comparación el tal Travis ante Fitzwilliam Darcy. Pero bueno puestos a preferir, porque no quedarnos simplemente con hombres reales que puedan enamorarnos en nuestro día a día. Por Dios "queridas escritoras" dejar de crear a estos hombres-bestia que en la realidad tan solo pueden traer  "escabrosos desastres".


Y como curiosa cotilla que soy aprovecho para preguntaros, ¿cuál es el personaje masculino de ficción del que os habéis enamorado perdídamente y porqué? Como ahora salgan una mayoría de Greys y de Travis Maddox me voy a esconderme debajo de una piedra en medio de un bosque :)