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miércoles, 25 de febrero de 2015

Philippe Derblay o Amor y orgullo de Georges Ohnet

La preciosa edición d'Época
Moría de ganas de leer Philippe Derblay. Bueno, tratándose del catálogo d'Época, es algo que no va a sorprenderos. Pero es que en esta ocasión se unían en una sola novela, el buen hacer de la editorial y las comparaciones con Orgullo y Prejuicio de Jane Austen y Norte y Sur de Elizabeth Gaskell ¿alguien podía dar más?
Durante los últimos meses, fueron apareciendo por la red decenas de reseñas alabando Philippe Derblay e incluso catalogándola como la mejor o una de las mejores lecturas del año. Es cierto que también apareció  alguna que otra desavenencia, pero el "daño" ya estaba hecho, tenía que leerla rápidamente.

A día de hoy creo que muchos conoceréis a los protagonistas de la historia y al menos algunos aspectos de su trama. Francia, finales del siglo XIX. Una bella joven, perteneciente a la decadente aristocracia francesa, y un prometedor hombre de negocios entran en escena en el pequeño pueblo de Pont Avesnes. Ella acaba de sufrir un cruel desengaño amoroso y él, enamorado de ella desde el mismo instante que la vio, recibe su recompensa cuando por sorpresa recibe su mano en matrimonio. A estos primeros compases de la novela, seguirán una serie de malentendidos, auspiciados por los celos, las apariencias, la traición y la sed de venganza. Una trama vertiginosa que parece conducir a un fatal o, si el autor es venebolente con sus personajes, a un feliz desenlace. 
La gran cuestión es ¿conseguirá la pareja protagonista vencer sus desavenencias y encontrar la felicidad?

Con sus más de 400 ediciones, su millón de ejemplares vendido solo en Francia y su traducción inmediata en el extranjero, podéis imaginar la de lectores que se hicieron esa misma pregunta. Georges Ohnet consiguió una celebridad sin precedentes gracias a la publicación de Le maÎtre de forges,  título original de la novela.  Que superase al gran Zola en número de ventas puede ayudar a comprender la magnitud de su fama. 
Y sin embargo, a pesar del favor del público, Ohnet fue totalmente denostado por la crítica, como bien muestra la excelente introducción con la que d'Época encabeza la novela. 
Buscando en Gallica, encontré las referencias de estas dos críticas de la época, una escrita por el célebre crítico Jules Lemaître y otra por Adolphe Bisson. Leyéndolas uno puede hacerse la idea de los duros calificativos que recibió la obra de Ohnet:  "no encontraréis un crítico serio que le haya nombrado; este silencio universal de los literatos contrasta con el favor aplastante del público". "(los literatos)…no se molestarían en tener todos los lectores de Ohnet, pero sin duda no querrían haber escrito ninguno de sus libros."
"Monsieur Ohnet ha sido creado para los iletrados que aspiran a la literatura."
Imágenes de una crítica satírica de Philippe Derblay aparecida en 1883. Aquí teneis la serie completa y fijaos que
 el pobre Philippe no suelta el martillo ni para casarse :)















Es curioso como la historia se repite una y otra vez ¿verdad?; cuantos debates despierta por doquier el diferenciar la buena de la mala literatura, el best-seller de la obra de calidad, la consagración por la crítica o por el favor popular.  Supongo que al final es trabajo del propio lector el fijar los límites entre los que diferencia obra de arte y mero esbozo. Ya se sabe que no hay nada más personal que el disfrute de la lectura.

En mi caso Philippe Derblay ha resultado ser una lectura adictiva; una de esas novelas que pasan a una velocidad pasmosa, y dejan un momento de entretenimiento efectivo pero fugaz muy a mi pesar. Sus personajes no se han hecho un hueco en mi memoria, ni tampoco su romance y los entresijos de su historia. Sin duda el libro no ha sido el culpable, si no la imagen previa  que yo me había creado de él. 

La historia partía con muy buenas bases. El siglo XIX fue convulso en la gran mayoría de países europeos. La lucha entre el antiguo régimen y los nuevos gobiernos liberales, el auge de los nacionalismos, el nuevo reinado de la burguesía y el nacimiento del movimiento obrero…temas que han quedado dibujados a la perfección en la literatura; pero sin duda no esperéis encontrarlos en Le maÎtre de forges
Philippe Derblay usa el contexto histórico como decorado, pero su razón de ser y su único objetivo es mostrar una historia de amor entre dos clases sociales, si bien no opuestas en riqueza, si en status. Ese es su tema principal y como tal tenemos que juzgar su trama. En este sentido, y a pesar de su exceso de dramatismo, cumple a la perfección con su cometido. En ningún momento ha decaído mi atención sobre la pareja y no pude descansar hasta descubrir el final. 
Los críticos achacaron a Ohnet la manido de sus personajes, su falta de profundidad, y también lo artificiales que sonaban sus descripciones; pero a mi parecer fueron demasiado severos. Ohnet no es Zola, ni Balzac, ni Daudet y en mi humilde opinión dudo mucho que quisiese serlo (más allá de lo alejado que está de los preceptos naturalistas). Buscaba entretener y hace suspirar y estremecerse a sus lectores y, dadas las ventas de sus novelas, no hay duda de que consiguió su objetivo.

Escena final del duelo. Fuente.
Quizá lo que a mi más me ha dificultado el disfrute de la novela haya sido el estilo demasiado barroco del autor; un exceso que se repite en el abuso del dramatismo. Comprendo que Ohnet quería seguir la senda de la exaltación romántica que triunfó a comienzos de siglo, pero tal despliegue a mi me predispuso a la risa, a juzgar la historia como artificiosa y difícil de creer.

Pero a pesar de estas apreciaciones es imposible negar que la novela funciona. Como ya os he dicho no podréis dejarla hasta descubrir el desenlace. Ohnet manejó a la perfección la tensión narrativa y leyendo Philippe Derblay no descansareis hasta saber si Claire y Philippe terminarán amándose, si saldrán castigados el oportunista duque de Bligny y la pérfida AthénaÏs y si finalmente reinará la paz en Pont Avesnes.

Philippe Derblay puede resultar un trampolín perfecto para todos aquellos lectores que aun no se han atrevido a dar el paso con los clásicos. Encontrarán la lectura amena, cercana y, lo más importante, descubrirán que los clásicos no son ni mucho menos la tortura que esperaban y tienen mucho que ofrecer.

Solo me queda agradecer una vez más a la editorial d'Época su magnífico trabajo; alabar la apuesta necesaria y valiente que han emprendido por los clásicos olvidados. Nunca podremos agradecéroslo como merecéis. 

¡Muy felices lecturas a todos!

viernes, 14 de marzo de 2014

Viaje hacia el sur y una cita muy esperada...

Listos para volver a casa :)
¡Hola a todos!

Como veis en la foto, tengo los bártulos listos para salir de viaje y, aunque no lo veais, una sonrisa de oreja a oreja me llena la cara. Eso solo puede significar una cosa... ¡por fin ha llegado el momento de volver a mi terreta!

Esta vez hemos decidido hacer el viaje en tren, porque tenemos una escala que hacer en el sur de Francia para visitar a la familia de Jean; así que voy a tener por delante muchísimas horas propicias a la lectura.

No se a vosotros, pero a mi me encanta leer en el tren. Cuando hago viajes largos, siempre hago buena provisión de revistas y novelas. A veces demasiadas y termino agobiándome con tanto trasto, pero más vale que sobre a que falte ¿verdad?
Una vez el tren en marcha, voy al vagón cafetería, pido un buen café y algunas galletas y me vuelvo rápidamente a mi asiento para dar rienda suelta a mi festín de lectura y evasión.

Y es que no lo puedo evitar, me gusta el sonido del tren, mirar por la ventana y perderme en ensoñaciones; me gusta poder leer y viajar sin marearme; avanzar en línea recta, sin baches,  ni turbulencias. Me gusta el silencio del vagón y a veces incluso me gusta que me haya tocado en suerte  un compañero locuaz en el asiento contiguo. 
Puede que el avión sea cómodo y rápido, pero nunca podrá despertar en mi las emociones que siento al viajar en tren.

En esta ocasión, he elegido como compañeros de viaje a dos viejos conocidos, Colette y Zola. Su nacionalidad ha influido en la elección, porque ya sabéis que me gusta adecuar mis lecturas de viaje al destino que visito. Pero traer conmigo a Zola, atiende a razones más profundas que os contaré con más detalle la semana que viene.  
¿Véis la imágen de la portada de La fortuna de los Rougon? Esa es la ciudad que sirvió a Zola de inspiración para su novela y es a donde pienso invitaros la semana próxima. 

Mork se supera cada vez más,
¡Mirad ese pajarito!
Después de esta parada, llegaré a Alicante con el tiempo justo para asistir a una cita muy esperada. No se si todavía queda algún despistado que no se ha enterado, pero yo tengo que anunciarlo a bombo y platillo...¡El Readathon de Isi está de vuelta! 
Si, si, los próximos días 21,22 y 23 de marzo tenemos una cita con el inglés, los diccionarios, los atracones de tortitas y las risas compartidas.
Os invito a visitar la entrada de Isi para conocer todos los detalles y espero de corazón que os unáis a nosotros; estoy segura de que no os vais a arrepentir de convertiros en Readathonianos :) 

Yo no soy el Tio Sam, pero os señalo con el dedo y os pido...¡Join us now! :)

Y hasta aquí las novedades, espero que paséis un fin de semana estupendo y como siempre disfrutad al máximo de vuestras lecturas. 
¡Un beso grande!

sábado, 20 de abril de 2013

Gigi de Sidonie-Gabrielle Colette

Colette en su ventana del Palais Royal
Hace unos días, después de una fructífera mañana en la Bibliothèque de l'Arsenal, aproveché que el sol por fin brillaba sobre París y me encaminé hacia los jardines del Palais RoyalBajo el brazo llevaba  "Gigi" y si había decidido ir a leerlo allí no era en absoluto por casualidad. 

Colette, su autora, había pasado  los últimos años de su vida, en el número 9 de la Rue de Beaujolais. Las ventanas de su piso se abrían a los mismos jardines donde yo me encontraba y fueron estas vistas las que inspiraron sus últimas obras, entre ellas Gigi. Esta breve historia, ambientada en la Belle epoque, fue acogida con gran entusiasmo cuando fue publicada en 1944. Y no es de extrañar, ya que aún con la terrible guerra de fondo, el público pudo olvidar por un instante el sombrío presente y trasladarse de nuevo al dorado año de 1899.

Es justo entonces cuando la novela da comienzo y en un modesto apartamento parisino conocemos a Gilberte nuestra protagonista. Gigi, como la llaman cariñosamente su madre y su abuela, es una jovencita algo patosa y desgarbada pero de belleza prometedora.

Burgués con selecta y cara compañía
Nieta y sobrina de antiguas "courtisanes" Gigi ha crecido escuchando los escándalos y las hazañas de las grandes meretrices parisinas; pero como una flor que se niega a abrirse demasiado pronto, conserva la inocencia y la frescura propia de sus quince años.  Su vida transcurre tranquila entre  la monotonía de la escuela y las constantes lecciones impartidas por su abuela, Mme Alvarez y su tía Alicia de Saint-Efflam.  La pobre Gigi debe aprender a distinguir los kilates de las joyas, a mantener la postura de sus piernas, a saber elegir los mejores puros y a  comer con elegancia la langosta a la americana. Según su tía esta es la única formación que necesita una muchacha para triunfar en la vida.

Pero si hay algo que consigue ilusionar a Gigi son las frecuentes visitas de Gaston Lachaille, un joven y apuesto heredero, que encuentra en casa de Mme Alvarez, la antigua amante de su padre, un reducto de paz en medio de su desenfrenada existencia. 
Toda esta paz se desvanecerá el día en que Gastón anuncia su ruptura con la que ha sido su última amante. A ojos de Alicia y de Mme Alvarez esta es la oportunidad perfecta para que Gigi se de a conocer al mundo  ¿que mejor reputación para ella que empezar su carrera de cortesana del brazo del acaudalado Gastón? 


Gigi, de niña a ¿futura cortesana?
Todo parece arreglado de antemano, y ante Gigi se vislumbra un futuro de lujos inimaginables; pero lo que nadie espera es que, bajo su aparente inocencia, la joven tiene muy claro  que jamás consentirá convertirse en la mantenida de ningún hombre, ni siquiera del propio Gastón que sin darse cuenta ya ha caído rendido ante la inocencia y el encanto de la bella Gigi.
  
                                     


Lo primero que pensé al pasar la última página fue: !No puede terminar! !Necesito otras cincuenta páginas por lo menos! Y es que si el relato tiene una única pega es que desgraciadamente se hace demasiado corto.  Es la primera vez que leo a Colette y, aunque había oído muchísimas alabanzas de su talento, no puedo creer que haya esperado tanto tiempo para juzgarlo por mi misma. 


Escenas de la adaptación cinematográfica con
 Leslie Caron como Gigi
La verdad es que yo no soy muy aficionada al relato breve y cuando vi lo cortito que era el libro enseguida pensé que me iba a saber a nada. Pero ilusa de mi no sabía que estaba ante una de las "grandes". Solo un excelente escritor puede, en tan solo sesenta páginas y dos escenarios (la historia transcurre únicamente en el apartamento de Gigi y en el de su tía), recrear un mundo que nos absorbe completamente.  Las frases, justas y directas, describen el ambiente con exquisito detalle. Colette tiene ese talento, que pocos escritores poseen (y que yo atribuyo más a las escritoras británicas), de captar las banalidades cotidianas y dotarlas de una apariencia extraordinaria. No os exagero si os digo que he sido capaz de percibir los olores del desayuno que prepara Mme Alvarez o el de la fragancia de lavanda que desprende Gigi cuando se prepara para ir al colegio. La misma paz que sentía Gastón cuando entraba en ese cálido y hogareño universo, formado por tres generaciones de mujeres, la he sentido yo en cada página.

Pero lo que más me ha impresionado es que la autora consigue dotar a los personajes y a las situaciones de tal realismo, que hasta he aceptado sin condenar a nadie, que Gigi estuviese siendo preparada para convertirse en prostituta de lujo. Solo me he limitado a observar y a  disfrutar de la historia sin emitir ningún juicio; exactamente como si estuviese leyendo la novela con los ojos de una lectora de aquella Belle Epoque.
Si a esto le sumamos que el personaje de Gigi es cautivador, los diálogos ingeniosos y la historia increíblemente tierna, ya podéis imaginar lo mucho que me ha gustado.   Os la recomiendo con los ojos cerrados.

Otra de las cosas que me ha encantado es que Colette introdujo los nombres de célebres cortesanas entre las páginas de su novela. Siempre me había llamado la atención ese mundillo de opulenta decadencia, así que ya no había excusa para documentarme un poquito más.  Gracias a un libro de la biblioteca (algo viejo y difícil de encontrar más allá de las librerías de ocasión)  pude hacerme una idea de la tumultuosa existencia de estas mujeres.

De izq. a der. Liane de Pougy, Marguerite Bellanger, la Bella Otero,
Cléo de Merode, Cora Pearl
Emilienne d'Alençon, Mata Hari, Leonide Leblanc
Recibieron un sinfín de nombres "Courtisanes, cocottes, demi-mondaines, lionnes, grandes horizontales (este último  me encanta por que no puede ser más explicito) y en sus momentos de gloria tuvieron en la palma de su mano a los hombres más poderosos de su tiempo. Pasar una noche entre sus encantos llegaba a alcanzar cifras tan astronómicas como los !20.000 francos! (calderilla vamos) No es de extrañar que para estas mujeres su cuerpo representara su mayor capital. Se vendían al mejor postor y todo era poco para conservar su apariencia y hacer frente a la feroz competencia. 

La cara más oscura de la moneda es que la belleza es el más efímero de los dones; una vez marchitas y con sus amantes desaparecidos, muchas de ellas se encontraron en la miseria con el recuerdo como único testigo de su gloria. 
El único consuelo, compartido con muchos de los personajes más trágicos, es que el relato de sus vidas constituyó un material de excepción para los novelistas. Así Zola creó a "Nana", Dumas a la "Dama de las camelias" y Colette hizo lo propio con "Gigi", aunque ofreciéndole un merecido final feliz. 
De esta forma la literatura cogió el testigo y les ofreció el regalo que ni todo el oro de sus amantes habría podido comprarles, un huequecito en la posteridad.

Que tengáis un muy feliz fin de semana :)

viernes, 5 de abril de 2013

La garçonne de Victor Margueritte


Ahora si que si, recién llegada a París retomo al blog con total normalidad. Que ya está bien de tantas vacaciones y ahora deben disfrutarlas otros :) He leído bastante durante estos días y no puedo esperar para compartir con vosotros varias nuevas joyitas que he tenido el placer de descubrir; pero debo hablaros hoy de la última novela que leí antes de volver a España. Hace unas semanas no me dejó indiferente y el paso de los días no ha borrado ni un ápice la intensa impresión que sentí el día que la leí. 

Cada época tiene su best seller y cada generación se ve inmortalizada para bien o para mal, por el ojo crítico del escritor.  Hoy os traigo la novela que recoge la esencia, no solo de los "locos años veinte", sino de la mujer que nació con ellos y los revolucionó . 

"La garçonne", que así se titula el libro, se convirtió en un verdadero fenómeno editorial cuando se publicó en 1922. En cuatro días se vendieron, veinte mil ejemplares y se mantuvo como la novela más vendida durante muchos meses; sin embargo, como muchas veces sucede, su popularidad cayó rápidamente en el olvido. Tan fulminante fue su ascenso como su caída. Y es que el drama de la IIGM borró pronto los excesos y la euforia de aquellos despreocupados y revolucionarios años.
En el imaginario sin embargo, ha permanecido la instantánea de esas chicas ataviadas con flecos y perlas, fumando con boquilla y luciendo esa melenita corta y oscura, nunca antes vista en ninguna mujer. Este peinado se conoce como coupe à la garçonne y si a alguien debemos el origen de tal denominación es a la novela de Victor Margueritte

Elegancia de los 20's
La protagonista de la historia es Monique Lerbier hija única de una familia de la alta burguesía parisina. Bien educada en los preceptos de la época, es una chica sensible y soñadora cuyo mayor anhelo es compartir su vida junto a Lucien, su prometido. Un joven por el que siente un amor incondicional y con el que quiere poner en marcha el proyecto para el que ha sido preparada: casarse, formar una familia y vivir en la paz de un hogar feliz. 
Pero cuando descubre la infidelidad de Lucien y las verdaderas intenciones de su familia, que solo la ven como un mero objeto de cambio en  el mercado matrimonial, Monique decidirá romper con una sociedad repugnante y la doble moral que la caracteriza.
Uno a uno, transgredirá todos los límites establecidos: drogas, depravadas prácticas sexuales, indiferencia ante el mundo que la rodea y la glorificación de una independecia absoluta, tanto afectiva como económica. Pero cuanto mas hondo cae en ese mundo de hedonismo, Monique se da cuenta de la triste existencia que lleva y de que esa no es la vida que desea para ella. 


Estas chicas...un escándalo!
Con esta sinopsis ya os podéis imaginar que es imposible quedar indiferente ante la historia de Monique. Todo en la novela nos invita a ponernos en su piel desde el momento en que la conocemos siendo una niña. 
Gracias a la cuidada ambientación, el autor guia a su protagonista, y a nosotros con ella, por su descenso desde el vacío esplendor de las habitaciones burguesas hacia los infiernos de los prostíbulos y los fumaderos de opio parisinos. Estas escenas son bastante fuertes y el autor no escatima en detalles, así es que en este aspecto puedo comprender el escándalo que desencadenó la novela entre amplios sectores de opinión de la época. 
El realismo impregna todos estos escenarios y sobre todo a los personajes que los habitan.

Lucien, el prometido, es un nuevo miembro de mi lista de personajes literarios a odiar por los siglos de los siglos. Cínico, trepador, amoral, no duda en confiar a los lectores sus verdaderas intenciones (casarse con la protagonista, ignorarla en su lujosa futura casa y vivir la gran vida gracias a la fortuna que ella heredará); pero aún más que a él, odio a la madre de Monique. Ella conoce perfectamente  a Lucien y no duda en vender y sacrificar a su propia hija. El momento en que Monique rompe con su familia y echa en cara toda la falsedad de su conducta a su madre fue sublime. Solo me faltó arrancar en aplausos hacia la protagonista.

Junto a Lucien y a su familia aparecen los personajes que acompañan a la protagonista en su periplo por el desenfreno. Entre ellos me marcó muchísimo Anika, una pintora, que acaba siendo adicta a las drogas y cuyo final es terrible. 
Y como contra punto a este mundillo aparecen personajes como Georges, un bohemio pero íntegro profesor,  que finalmente mostrará a Monique que es posible encontrar la independencia y la libertad sin renunciar al amor y a una familia en la que confiar. Será él quién  enseñará a Monique que los lazos que nos unen a los demás, si bien nos atan a otras personas, permiten compartir las alegrías y  aligerar las penas de nuestra existencia.

Pero más allá de la trama novelística, esta historia lo que consigue es invitarnos a reflexionar. Mientras iba leyendo me iba dando cuenta de lo desafíos a los que tenían que hacer frente las mujeres que no seguían el camino establecido. La novela muestra bien como la educación guiaba a las jovencitas hacia la familia, el matrimonio y los hijos; hacia el amor incondicional de un marido que predicaba la moral en casa para transgredirla nada más cruzar el umbral del hogar. Ante esto las hijas o esposas  solo tenían dos opciones: consentir, o bien rebelarse entrando en el lado de los condenados. 

Por eso al conocer a Monique y a las garçonnes, que ella representa, nos damos cuenta de lo audaces que fueron. Se atrevieron a mostrar a la sociedad que ellas también podían equipararse a  los hombres tanto en logros, como triunfar en una carrera profesional, como en el disfrute de  los placeres  y las experiencias más escabrosas. 
Algunas, como Anika en la novela, piensan haber conseguido su lugar al comportarse como cualquiera de los hombres más depravados. Amantes, vicios, egoísmo. ¿Acaso no era esa la libertad masculina vetada a las mujeres? ¿La verdadera fuente de la felicidad que les estaba prohibida? 
Otras como Monique, tras el desenfreno, se despiertan sintiéndose más miserables que nunca. Se dan cuenta de que han conseguido la libertad a un precio demasiado alto, renunciando hasta a su propia  feminidad. Por eso la novela puede verse como una fábula con moraleja que invita a quien la lee a plantearse varias cuestiones.

Flappers paseando modelitos
¿Cómo consigue una mujer su independencia? ¿debe renunciar a ciertas cosas para lograrlo? Como veis estas preguntas tienen hoy tanta vigencia como antaño y tan solo una misma puede encontrar la respuesta acertada.  Lo que es admirable al leer novelas como esta es que si aún hoy no conocemos una igualdad total, existe una diferencia que lo cambia todo: ahora somos libres de elegir la vida que deseamos sin miedo a la condena de la sociedad. Las garçonnes lucharon a su manera por sacar a la mujer de la oscuridad, y hombres como Victor Margueritte, conscientes de la injusta realidad que las mujeres vivían, levantaron la voz y la pluma para denunciar la falsa moral de la "buena sociedad". 

Imaginad el impacto que frases de la novela, tan ciertas como estas,  causaron en 1922: 
" La unión libre es el mas bello de los contratos"
El matrimonio sin amor es una forma de prostitución" 
"La maternidad solo tiene razón de ser y grandeza, que siendo consentida. Mejor aún si es deseada." 

La crítica, claro está, fue implacable; el autor tuvo incluso que renunciar a la Legión de Honor (título honorífico de gran prestigio en Francia) que le había sido otorgada por honores de guerra, y finalmente fue condenado al ostracismo en el mundo intelectual del momento.
Pero  lo más importante es que Margueritte ayudó a sembrar las semillas de la ansiada lucha de la mujer hacia la igualdad y, aunque hoy no pueda verlo, su novela sigue siendo un precioso testamento de ese combate.  Para mi una lectura imprescindible.

Buen fin de semana a todos :)

jueves, 28 de marzo de 2013

Un invierno en Mallorca de George Sand

¡Por fin he vuelto!
Después de tantos días dando tumbos por el Mediterráneo puedo volver a escribir tranquilamente. No os podéis imaginar las ganas que tenía de volver al blog y de comentar vuestros artículos como de costumbre. Esto se ha convertido en una verdadera adicción, pero de las buenas.

Como os dije hemos viajado ligeros de equipaje por eso nuestra maleta se limitaba a cuatro modelitos, un neceser  y el libro electrónico. Eso si, lejos de picotear en mi librería virtual me mantuve fiel a la elección que hice antes de salir de Francia y George Sand se convirtió en mi compañera de viaje.

"Un invierno en Mallorca" es el libro en el que Sand inmortalizó los recuerdos de los meses que vivió en la Cartuja de Valldemossa junto a sus hijos y el compositor Chopin, su amante por aquel entonces. Mitad diario, mitad guia de viajes, la autora nos introduce a la historia, la geografía y las costumbres de la isla al mismo tiempo que nos explica las razones que la impulsaron a viajar a Mallorca y los motivos que la llevaron a  abandonarla tan precipitadamente. 
Si bien es cierto que sus críticas son a veces demasiado despiadadas (lo siento George pero te has pasado, no has dejado títere con cabeza)  no es difícil imaginar el tremendo choque que representó para ella y para Chopin, acostumbrados a las comodidades de la "civilizada" París, la rústica existencia  mallorquina. 

Estamos en 1838 y España está sumida en los desastres de las Guerras carlistas. Las Baleares no son una excepción y cuando George Sand y sus acompañantes llegan a Mallorca se sorprenden de lo mal comunicada que está, del atraso, tanto tecnológico como cultural, y del inmovilismo de la sociedad mallorquina. La verdad es que no empiezan el viaje con muy buen pie, y es que desde Barcelona tendrán que llegar a Mallorca a bordo  de un barco cargado de cerdos (animal rey y principal fuente de riqueza de la isla).
Lo que me he podido reír al imaginarme al pobre Chopin, enfermo y tiquis miquis, hacer la travesía en semejante compañía. Cambiar la dulce melodía de su piano por los ronquidos porcinos no tuvo que ser una experiencia muy agradable para él.


Chopin tocando para George Sand
A lo largo de los capítulos somos testigos de que la experiencia para el grupo no fue muy positiva. Aislados en medio de una sociedad totalmente opuesta a sus costumbres no es difícil entender que solo permanecieran unos meses en la isla. Estaba claro que tanto mallorquines como Sand y Chopin estaban condenados a no entenderse. Los primeros anclados a sus tradiciones ancestrales y a una religiosidad teñida de superstición no pudieron aceptar a esa extraña mujer que pasaba sus días escribiendo, sin pisar la iglesia, vestida como un hombre y fumando por los pasillos de la Cartuja. 

Pero si hay algo ante lo que Sand no pudo evitar inclinarse es la belleza de una isla que es capaz de inspirar y dejar sin palabras al mismo tiempo. Los pueblos de la Sierra Tramontana, que George visitó y alabó en su libro, y que nosotros hemos tenido la oportunidad de recorrer, parecen haberse detenido en un tiempo ya remoto al que nos gustaría retornar para ya no regresar.
Valldemossa es para mi el sumum de la esencia de estos pueblos mallorquines. Encaramado entre montañas vigila el mar desde las alturas y el ascenso tortuoso hasta llegar a él bien merece la pena al ver aparecer su silueta. 

Mientras visitábamos su Cartuja (bajo una densa lluvia) y las dependencias que ocuparon Sand, sus hijos y Chopin, las guias del museo nos invitaron a disfrutar de un pequeño concierto con piezas del compositor. Entramos en una pequeña sala de conciertos donde nos aguardaba, sobre un escenario, un majestuoso piano de cola negro. Una vez se cerraron las puertas apareció el concertista y empezó a desgranar las notas del nocturno nº2. No os podéis imaginar la belleza de ese momento. Fuera seguía diluviando y por los dos ventanales situados detrás del pianista una palmera se mecía al ritmo del viento y de las ráfagas de lluvia. Fue uno de esos instantes que quedan grabados en la memoria y que te hacen recordar un viaje más allá de los monumentos visitados o de las fotografías que lo inmortalizan.

El viaje de George será otro de mis recuerdos de Mallorca. Leer su libro mientras se va viajando por la isla es una preciosa fuente de información que ya quisieran igualar muchas de las guias de viaje actuales. Por eso si vais a visitar las Baleares os recomiendo que le dejéis un huequito en vuestra maleta. 

Cuando el avión despegaba y la isla se iba haciendo cada vez más pequeña, conforme ascendíamos, no pude evitar pensar en una de las frases que retendré para siempre de "Un invierno en Mallorca"

Banyalbufar, catedral de Palma y Valldemossa

"Cuando la vista del fango y de las nieblas de París me sumerge en la melancolía, cierro los ojos, y vuelvo a ver, como en un sueño, esa montaña mallorquina salpicada de vegetación, esas rocas peladas y esa palmera solitaria perdida en un cielo rosado".

martes, 29 de enero de 2013

Thérèse Raquin, mi primer Zola.



Galerie Colbert
París cuenta con unos lugares secretos que muchas veces pasan desapercibidos a los ojos de los turistas. Son los llamados passages couverts o galeries. El pasaje era una vía reservada a los peatones  que comunicaba dos calles importantes; este permitía a los paseantes ir de una calle a  otra sin tener que dar un gran rodeo y evitar el bullicio de las calles parisinas. En su gran mayoría estaban cubiertos por una cristalera y los comerciantes aprovecharon para instalar sus tiendas a cada uno de sus lados. Una verdadera hilera de comercios y cafeterías aguardaban al paseante y servían de refugio para los días de ocio lluviosos. Viendo las fotografías podemos hacernos una idea de las escenas que podían tener lugar en aquellos lugares: tardes de compras familiares,  encuentros galantes o  paseos de domingo luciendo sus mejores galas.

 Passage du Pont-Neuf donde esta la mercería Raquin
Sin embargo existió otro pasaje, hoy desaparecido, que inspiró a un joven autor una oscura y terrible historia. Ese autor que empezaba a abrirse camino en el concurrido mundo literario parisino era Emile Zola y su novela, publicada en 1867, llevaba por título Thérèse Raquin.

Tenía (y tengo) una larga lista de obras de Zola por leer todas ellas pertenecientes a la saga de los Rougon-Macquart (Nana, Pot-bouille y El paraíso de las Damas me tentaban un montón y me iba a saltar por la torera el orden de la saga); pero hace unos días cogí en la librería Thérèse Raquin y al leer en su introducción que la novela había sido "alabada" en su tiempo como: "un charco de barro y de sangre", "una literatura pútrida y nauseabunda" pues como que no pude ceder a la tentación de juzgar por mi misma!

Thérèse y Laurent en la buhardilla

La novela cuenta la historia de Thérèse Raquin, una joven huérfana de provincias acogida por su tía. Sóla en el mundo, su tía decide casarla con su único hijo, un joven enfermizo casi deforme, a pesar de  que ninguno de los contrayentes siente la menor atracción el uno por el otro. Una vez celebrado el matrimonio la familia se traslada a París para montar un negocio. Ante todos esos cambios Thérèse permanece sumisa haciendo creer a todos los que la rodean que posee un carácter introvertido y tranquilo. Los días se suceden sin sobresaltos en el oscuro y húmedo Passage du Pont-Neuf, donde esta situado el negocio familiar. Thérèse sumida en su habitual mutismo, Camille su marido, satisfecho con la monotonía de la rutina y su tía feliz de ver bajo su seguro techo a sus seres mas queridos. Todo cambia cuando Camille trae a casa a un amigo Laurent, un joven viril, atractivo y de fuerte carácter que cambiará el destino de todos ellos. Desde el primer encuentro Thérèse y Laurent sienten una pasión debastadora el uno por el otro que terminará convirtiéndoles en amantes. Pronto los encuentros fortuitos no serán suficientes y solo un obstáculo se interpondrá en su felicidad, Camille, el marido de Therese.
Hasta donde estarán dispuestos entonces a llegar los amantes para conseguir su objetivo?

Zola narra en este novela los límites que pueden ser franqueados ante una pasión descontrolada; describe como cegados por los instintos más animales las personas pueden cometer los peores crímenes. Pero también muestra el momento en el que todo bascula y es la culpa la que coge las riendas. ?puede el remordimiento del culpable dejarle llevar una existencia normal?

Este momento...que susto!
Creo que el tema central de la historia, el adulterio y sus consecuencias, no fue el detonante de las malas críticas que recibió Thérèse Raquin, sino la crudeza con la que Zola escribe su historia. Las escenas de pasión y de violencia son descritas sin ningún tapujo, sobre todo estas últimas. Las descripciones de la Morgue de París (lugar donde son expuestos al público los cadáveres de todos los fallecidos de la capital y que constituía un verdadero espectáculo y lugar de excursión para todas las clases sociales) son espeluznantes. Ay Emile por favor, que me has hecho pasar unos momentos de miedillo que no me esperaba!

La historia se lee con verdadero deleite en su primera parte pero después todo pierde fuerza y no me ha gustado la forma en la que se retoma la historia después del punto álgido de la novela; es que no entiendo la reacción de los personajes. Solo apunto esta frase que le escribió un amigo a Zola cuando este le pregunto que le había parecido (y que va en la dirección por la que no me ha gustado la novela):  
"Une passion, une fois déchaînée, ne s'éteint point, ne se coupe point brusquement par le remords, comme la fiévre par la quinine, avant de s'être assouvie." *

No puedo dar más detalles por si alguien se anima a leerla y le fastidio yo el asunto. 

A pesar de todo la recomiendo por una magistral primera parte y porque es una buena manera de adentrarte en el universo que Zola te tiene deparado: realismo, crudeza y descripciones, muuuchas descripciones! Así que la próxima vez que hable de él será para adentrarme en su gran saga; estoy segura de que no me defraudará :)

* "Una pasión, una vez desencadenada, no se extingue súbitamente, no se frena bruscamente por el remordimiento, como ocurre con la fiebre y la quinina, antes de haber sido satisfecha"