Colette en su ventana del Palais Royal |
Colette, su autora, había pasado los últimos años de su vida, en el número 9 de la Rue de Beaujolais. Las ventanas de su piso se abrían a los mismos jardines donde yo me encontraba y fueron estas vistas las que inspiraron sus últimas obras, entre ellas Gigi. Esta breve historia, ambientada en la Belle epoque, fue acogida con gran entusiasmo cuando fue publicada en 1944. Y no es de extrañar, ya que aún con la terrible guerra de fondo, el público pudo olvidar por un instante el sombrío presente y trasladarse de nuevo al dorado año de 1899.
Es justo entonces cuando la novela da comienzo y en un modesto apartamento parisino conocemos a Gilberte nuestra protagonista. Gigi, como la llaman cariñosamente su madre y su abuela, es una jovencita algo patosa y desgarbada pero de belleza prometedora.
Burgués con selecta y cara compañía |
Pero si hay algo que consigue ilusionar a Gigi son las frecuentes visitas de Gaston Lachaille, un joven y apuesto heredero, que encuentra en casa de Mme Alvarez, la antigua amante de su padre, un reducto de paz en medio de su desenfrenada existencia.
Toda esta paz se desvanecerá el día en que Gastón anuncia su ruptura con la que ha sido su última amante. A ojos de Alicia y de Mme Alvarez esta es la oportunidad perfecta para que Gigi se de a conocer al mundo ¿que mejor reputación para ella que empezar su carrera de cortesana del brazo del acaudalado Gastón?
Gigi, de niña a ¿futura cortesana? |
Lo primero que pensé al pasar la última página fue: !No puede terminar! !Necesito otras cincuenta páginas por lo menos! Y es que si el relato tiene una única pega es que desgraciadamente se hace demasiado corto. Es la primera vez que leo a Colette y, aunque había oído muchísimas alabanzas de su talento, no puedo creer que haya esperado tanto tiempo para juzgarlo por mi misma.
Escenas de la adaptación cinematográfica con Leslie Caron como Gigi |
Pero lo que más me ha impresionado es que la autora consigue dotar a los personajes y a las situaciones de tal realismo, que hasta he aceptado sin condenar a nadie, que Gigi estuviese siendo preparada para convertirse en prostituta de lujo. Solo me he limitado a observar y a disfrutar de la historia sin emitir ningún juicio; exactamente como si estuviese leyendo la novela con los ojos de una lectora de aquella Belle Epoque.
Si a esto le sumamos que el personaje de Gigi es cautivador, los diálogos ingeniosos y la historia increíblemente tierna, ya podéis imaginar lo mucho que me ha gustado. Os la recomiendo con los ojos cerrados.
Otra de las cosas que me ha encantado es que Colette introdujo los nombres de célebres cortesanas entre las páginas de su novela. Siempre me había llamado la atención ese mundillo de opulenta decadencia, así que ya no había excusa para documentarme un poquito más. Gracias a un libro de la biblioteca (algo viejo y difícil de encontrar más allá de las librerías de ocasión) pude hacerme una idea de la tumultuosa existencia de estas mujeres.
De izq. a der. Liane de Pougy, Marguerite Bellanger, la Bella Otero, Cléo de Merode, Cora Pearl Emilienne d'Alençon, Mata Hari, Leonide Leblanc |
La cara más oscura de la moneda es que la belleza es el más efímero de los dones; una vez marchitas y con sus amantes desaparecidos, muchas de ellas se encontraron en la miseria con el recuerdo como único testigo de su gloria.
El único consuelo, compartido con muchos de los personajes más trágicos, es que el relato de sus vidas constituyó un material de excepción para los novelistas. Así Zola creó a "Nana", Dumas a la "Dama de las camelias" y Colette hizo lo propio con "Gigi", aunque ofreciéndole un merecido final feliz.
De esta forma la literatura cogió el testigo y les ofreció el regalo que ni todo el oro de sus amantes habría podido comprarles, un huequecito en la posteridad.
Que tengáis un muy feliz fin de semana :)
3 comentarios:
Leí hace tiempo a Gigi y tuve la misma sensación que tú al llegar al final, también me faltaban páginas!!! pero me gustó la historia y fue interesante leer la cotidianidad con la que se preparaba a las chicas para ser la protegida de un hombre rico (los consejos de la abuela y la tía no se andaban con rodeos)
Y sí, sí Gigi es de estos personajes adorables que te gustan desde el principio y quieres un buen final para ellos!
Besines
P.D: el nombre de grandes horizontales tampoco se andaba con rodeos ja ja ja!
Jajaja verdad que si Jane? No soy una mujer de vida alegre, soy una gran horizontal :) Vamos, queda muchísimo mejor!
Me encanta ver que coincidimos en un montón de historias y que todas ellas nos acaben cautivando :)
Un besito!!
pues mira que no conocía ni autora, ni libro ¡ha sido un placer descubrirlas! me daré una vuelta por la librería para ver si encuentro el libro ¡gracias Marie!
Ale.
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