martes, 23 de septiembre de 2014

IMM 11, otra ronda de libros viajeros.

¡Bienvenidos a casa!
De vuelta en casa y una vez recogidas las maletas, toca poner orden al rinconcito virtual; que si no se va acumulando la faena :)
Antes de hablar de Londres y de varias lecturas en particular, tenía pendiente enseñaros  los libros que compré este verano, así que vamos a remediarlo.
Como siempre son un grupito bastante viajero, que ha dado tumbos por trenes y aviones varios. Estoy segura de que los agentes de control de la puerta de embarque ya me conocen: "ya está aquí la loca que invierte sus kilos de equipaje de mano en libros" :)
Seis de los ejemplares de la torre que veis a la izquierda son de ocasión, comprados en Alcaná libros y en el mercado de la Vieille Bourse de Lille. Los otros seis los compré en mis librerías habituales de Alicante.

Veámoslos con detalle:

El pueblo del abismo de Jack London. Después de leer Martin Eden me quedé con muchísimas ganas de más London. Dada su extensa bibliografía, no faltan libros para elegir; pero en cuanto leí la sinopsis de El pueblo del abismo no lo dudé un instante. ¿Recordáis London 1888? Fue un ensayo que compré en mi anterior estancia en Londres y que algunas encontrasteis interesante. Bien, pues El pueblo del abismo, una especie de estudio/memoria, escrito por London tras una estancia en la capital británica, comparte contenido y escenario con London 1888. Se trata de una inmersión en toda regla en la miseria del East End londinense de principios del siglo XX.

No se si a vosotros os pasará lo mismo, pero cada paso que doy descubriendo a London me sorprende más y más. Que alejada y que equivocada está la imagen que yo me había hecho de él y de su obra. Reportero, sociólogo, novelista…¡Su obra es una mina de oro!

Sombras sobre la roca de Willa Cather. Bueno esta es una traducción personal porque si no me equivoco esta novela de Willa, publicada en 1931, no está traducida al español. 
Muchos os habréis acercado ya a esta fascinante escritora, por eso podréis entender que no titubee al comprar cualquier título suyo que se cruce en mi camino. Este en particular, Des ombres sur le rocher en francés, lo encontré en la Vieille Bourse de Lille. Narra la historia de dos pioneros franceses, un farmacéutico y su hija, que dejan París en 1697 para empezar una nueva vida en el Quebec colonial.  Me fascina la época, la localización y la autora, por eso no creo quedar decepcionada con este libro.

Un trio de grandes promesas
Jane y Prudence y Una cuestión académica de Barbara Pym
Dos más para mi colección Pym y ya solo me falta Quartet in autumn para completar sus libros. 
Poco os puedo decir de la trama de ambas novelas. Es que cuando se trata de Barbara poco importa la trama en si; escenarios y personajes son tan próximos, que prácticamente una sinopsis podría confundirse con otra.
Bastaría decir: té, mujeres solteras, Londres y campiña inglesa para hacerse una idea de lo que tenemos entre manos.

La dama de provincias prospera de E.M Delafield
Por fin, ¡que ganas de tenerlo entre las manos! Con lo que disfruté la primera parte, estoy segura de que será un placer seguir descubriendo las tribulaciones de la Dama de provincias.
Encima en esta ocasión llega con un éxito literario, un apartamento en Londres y los mismos personajes que me cautivaron en el anterior libro. ¡Esto promete!

El asesino ciego de Margaret Atwood. Cuantas, cuantísimas veces he leído maravillas sobre los libros de Atwood, y una y otra vez he ido relegando su lectura.   Siempre asocio sus novelas a Teresa que tantas veces las ha recomendado con fervor en su blog. De esta vez no pasa que la conozca de primera mano.
En El asesino ciego, una anciana rememora su pasado sacando a la luz una época perdida de idealismo, de lujo y miseria, de amores clandestinos, codicia y guerra. Solo con leer la sinopsis ya se ha convertido en una obsesión leerlo :)

Sidra con Rosie, una infancia en los Cotswolds, de Laurie Lee se publicó en español en la editorial Edhasa en 1986. Hoy en día es muy difícil encontrarlo disponible, si uno no recurre al inglés; pero yo guardé el título en la cabeza esperando que algún día pudiese leerlo en una lengua que fluyese con facilidad ante mis ojos. 

Dos pedacitos de Inglaterra
Por eso, cuando lo vi en francés en uno de los caóticos montones de la Vieille Bourse ¡que alegría me dio! Rosie ou le gout du cidre, no importa en que idioma esté escrito el título,  guarda para mi la misma magia: la visión de un mundo rural perdido, el de la Inglaterra de los años 20 y 30, visto a través de los ojos de un niño. 
Antes de viajar a Londres ya lo tenía por fin conmigo, pero fue precisamente Cider with Rosie quien me dio una de las primeras bienvenidas a la ciudad. En una librería cercana a nuestro hotel en Bloomsbury, lo vi en el escaparate. 
Una edición preciosa, verde con letras doradas. Tan sencilla como el sabor de un buen vaso de sidra, pero inolvidable como ese sabor que asociado a la niñez, la rememora en un solo instante.

La ciudad de las campanas de Elizabeth Goudge
Otro Goudge y poquito a poco voy haciéndome con todos ellos ¿conseguiré algún día recopilar todo lo que escribió Elizabeth? Dar con sus novelas esta siendo casi como una búsqueda del tesoro, larga pero emocionante; a veces pienso que no desearía que terminase nunca. 

Esta vez di con La ciudad de las campanas en la Vieille Bourse de Lille. Cuenta la historia de un soldado que, marcado física y mentalmente, por la guerra de los Boer regresa a su ciudad natal. Allí abrirá una librería con la esperanza de empezar de nuevo. 
Como siempre en los libros de Goudge espero encontrar ese estilo algo anticuado pero encantador, una atmósfera de paz y una galería de personajes con los que encariñarme de inmediato.
Esta es la vitrina de la librería Jarndyce donde
encontré el ejemplar de Sidra con Rosie. No se si
podréis apreciarlo dado el reflejo del British, el
mío y lo diminuto que sale el libro. Está en la misma
estantería que Treasure Island, un poca más a la
derecha.
La librería es una auténtica maravilla; ya os
hablaré un poquito de ella en la entrada de Londres.
Y por último, por fin, ¡los libros de la Señorita Buncle! de D.E Stevenson. Cuantas reseñas vuestras he leído, cuantas veces os lo he comentado, moría de ganas de poder conocer a la Señorita Buncle; ahora, después de largos meses de espera al fin puedo leerlos. Gracias, gracias mamá por el regalo.
Creo que a estas alturas es casi innecesario que os la presente; Barbara Buncle ha invadido y conquistado las casas  de muchísimos lectores. Yo no puedo estar más feliz de haberle hecho un hueco en mis estanterías.

Y hasta aquí las compras veraniegas; espero que alguna os haya picado la curiosidad y si ya son viejas conocidas vuestras no dudéis en contarme que os parecieron. 

Que tengáis un feliz inicio de otoño cargado de buenas y reconfortantes lecturas; ya se que para muchos de vosotros y también para mi, es la mejor época del año, por eso... ¡Aprovechémosla al máximo!

PD. Olvidé mencionar el primer libro que veis en la pila de la foto de familia, L'éducation des filles en France au XIX siècle de Françoise Mayeur. Es un ensayo esencial sobre la educación de la mujer en el siglo XIX, que después de largos años de espera, por fin ha sido reeditado en edición de bolsillo. Para todos aquellos que estéis interesados en la historia de la educación de las mujeres, es una obra única y riquísima en contenido. Lamentablemente no ha sido traducida al español.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Una cita en Londres

El mejor cartel de la Gare du Nord.
Mañana, después de pegarnos un buen madrugón, Jean y yo estaremos plantados con las maletas en la Gare du Nord. Apenas puedo creérmelo pero en apenas 2 horas 20 minutos estaremos pisando las calles de Londres de nuevo. 

Hace unas semanas, mirando las ofertas del Eurostar en la página de la SNCF, encontramos una que cuadraba a la perfección con nuestras obligaciones (y sobre todo con nuestros bolsillos) y no nos lo pensamos dos veces. 

Si es que ¿quién puede decirle que no a un viaje a Londres?  Yo no me cansaré nunca de esta ciudad, y mira que también lo digo de París, pero reconozco que con la boca un pelín más pequeña. 

Seremos fieles a las buenas costumbres y dedicaremos nuestro tiempo a pasear, descubrir nuevos sitios y, como no, a saquear librerías (pagando, claro está :)
Será también la ocasión de visitar una exposición que estoy segura disfrutaré al máximo, la dedicada a Virginia Woolf en la National Portrait Gallery. También nos acercaremos al Hampstead Literary Festival. Hampstead y libros. Añade unos scones recién hechos y sabré que he alcanzado el nirvana :)

Con motivo del viaje y para ir metiéndome en el ambiente, hace unos pocos día empecé a leer Londres me pertenece, una novela que estaba deseando leer gracias a la recomendación de Cristina. Lo terminé ayer y, cuanta razón tenía ¡lo he disfrutado muchísimo! En cuanto regrese le dedicaré una entrada bien merecida en el blog. 


Último té en Francia.
Las otras dos lecturas seleccionadas no podían ser de ningún otro autor. Este es el viaje de Virginia Woolf; el momento propicio para adentrarse en su biografía, en su aprendizaje como escritora y en los lugares de Londres que la evocan. 

Así, el libro rosa que veis en la fotografía (que ya os presenté en un IMM anterior) es el primer tomo de sus diarios. Comprende su adolescencia y sus primeros años como escritora, por eso es perfecto para el que se acerca por primera vez a su biografía.
Espero terminarlo antes de salir mañana, porque el único libro que se vendrá conmigo en el tren es Noche y día, la que fue su segunda novela. 

La portada me ha encantado y la primera frase, no podía pintar mejor:
"Era un domingo por la tarde de octubre, y al igual que muchas otras jóvenes de su clase, Katherine Hilbery estaba sirviendo el té." 

Veremos que le pasa a Katherine y como se nos da el paseo al otro lado de la Manche.
Un beso para todos y ¡feliz fin de semana!

jueves, 11 de septiembre de 2014

La tierra de los abetos puntiagudos de Sarah Orne Jewett

"Si se me pidiera que nombrase tres libros norteamericanos con posibilidades de tener una larga, larga vida, de inmediato diría  La letra escarlata, Huckleberry Finn, y La tierra de los abetos puntiagudos. No puedo pensar en ningún otro que pueda afrontar el paso del tiempo y los cambios con tanta serenidad".

Estas líneas, escritas por Willa Cather en el prólogo que abría le edición de 1925 de La tierra de los abetos puntiagudos, muestran hasta que punto consideraba importante la obra de Sarah Orne Jewett
Igualarla a la categoría de Mark Twain o Nathaniel Hawthorne, novelistas que supieron captar como pocos el espíritu americano, puede parecernos incluso exagerado; pero cuando uno conoce a Cather, es más que probable que se fíe de su criterio.
Antes de empezar a leer es inevitable que surja la duda ¿qué puede tener esta novela de escasas noventa páginas para ser considerada un símbolo de la literatura americana? 

"Poca cosa", dirá el lector apresurado; "solo una historia sencilla" responderá el que no intenta mirar bajo la superficie. Yo podría empezar diciendo: ésta, al igual que las obras de Hawthorne es una genuina historia de Nueva Inglaterra, del carácter reservado de sus gentes. En esta ocasión las de un pequeño pueblecito de la costa de Maine, Dunnet Landing.


Vistas de la Costa de Maine.
A él llega una mañana de verano una escritora en busca de inspiración.  Mientras se hospeda en casa de Amira Todd, una señora viuda conocida en todo Dunnet por sus habilidades con las plantas curativas, la recién llegada irá adentrándose poco a poco en la vida del pequeño pueblo y sus curiosos habitantes.

Cada visita, cada taza de té, invita a las mujeres de mayor o menor edad y a los viejos marineros de Dunnet a desvelar sus más profundos secretos; y así, en el tiempo que dura un verano, la escritora no solo encontrará la inspiración que andaba buscando, sino un refugio donde habita el calor y la sabiduría humana. 


Creo que hasta la fecha este ha sido el libro en inglés que más me ha costado leer. Si se hubiese tratado de otra historia, quizá lo hubiese dejado a un lado, pero cuando después de una sola página, es tan bello lo que lees que incluso te arrancas a leerlo en voz alta, no hay esfuerzo demasiado grande.
Primera toma de contacto de la protagonista con el precioso
paisaje que rodea Dunnet Landing
¿Veis la fotografía de arriba, los cuadros que ilustran la entrada? No son nada comparado con las imágenes que Sarah Orne Jewett crea a través de palabras. Si, esta es una obra costumbrista, no existe denuncia ni crítica social entre sus páginas.  
No encontrareis en ella una trama complicada ni golpes de efecto, solo un precioso testimonio del estilo de vida de las gentes de Maine a finales del siglo XIX
La historia de gentes sencillas presentada a través de su mundo cotidiano.

A mi me encantan este tipo de historias que exploran la vida doméstica de sus personajes: ahí quedan fijadas en el tiempo las labores de cocina y jardinería, los trabajos de aguja o de pesca, el modo de celebrar un encuentro alegre u otro tan triste como un entierro.
Entre las páginas de La tierra de los abetos puntiagudos ha quedado preservado para siempre un grupo de mujeres luchadoras que, a pesar de los vaivenes de la vida, consiguen salir adelante. Asistir a sus conversaciones es un placer para los sentidos y, sobre todo, una puerta abierta al aprendizaje si hacemos nuestros sus sabios consejos.

Esa es la grandeza de este pequeño libro, la inmensa humanidad que transmiten sus personajes. Podríais cogerlos con los dedos y depositarlos en cualquier parte del mundo, en cualquier época. Cambiaría la forma de vestirse o de comer, los chistes o la forma de sus casas, pero en todas partes encontrarías personas como la generosa Señora Todd o el tímido William; ancianas tan adorables como la señora Blackett que a sus ochenta años sigue conservando la vitalidad y el espíritu de una niña o el anciano marinero Elijah Tilley que saca fuerzas de donde puede para superar la perdida de su adorada esposa.


El viaje en barca hasta Green Island.
A través de su narradora, dice Sarah Orne Jewett, "en la vida de cada uno de nosotros, existe un lugar remoto y aislado, entregado a un pesar perpetuo o a una felicidad secreta".  Ser testigo de las penas y alegrías de los habitantes de Dunnet y la forma en la que los comparten entre ellos, nos enseña lo importante que es disfrutar de momentos de soledad y reflexión; pero también lo esencial que es entregar una parte de nosotros a los que nos rodean, a disfrutar de la compañía y el reconfortante auxilio de un oído que nos escucha.

Sarah O. Jewett visitó realmente un pueblecito de Maine, Martinsville y allí escribió su historia. No se si en su camino se cruzaron personas reales que la inspiraron y acabaron convirtiéndose en los personajes de su novela; lo que si sé es que en sus paseos llegó a conocer a la perfección cada colina y cada abeto; la línea de la costa y como la luz cambiante la trasformaba a lo largo del día; después como un pintor impresionista supo captarlo magistralmente en sus páginas. 
Por eso si tenéis bien abiertos el corazón y los sentidos, estoy segura de que no lamentareis haber viajado hasta Dunnet Landing.
Para mi ha sido un coup de coeur en toda regla.

¡Un abrazo y muy felices lecturas!

PD. Sarah Orne Jewett escribió cuentos infantiles y relatos desde muy joven. Aquejada de salud, nunca fijó el matrimonio entre sus objetivos y se consagró completamente a la literatura. En 1896, cuando contaba 47 años, apareció publicada por entregas La tierra de los abetos puntiagudos en la prestigiosa revista The Atlantic Monthly. Fue el mayor éxito de su carrera. 
PD1. La novela ha sido publicada en castellano en la Biblioteca Javier Coy d'estudis Nord-americans (Universitat de Valencia). ¡Que alegría descubrirlo!

viernes, 5 de septiembre de 2014

Agosto de la A a la Z

Tiempo de girasoles y de puñados de pipas
compartidos a la fresca.
Agosto ya es historia y aunque las temperaturas son clementes todavía, por aquí ya casi huele a otoño. Esta mañana profesores y alumnos han vuelto a verse las caras ya que… c'est la rentrée scolaire
Algunos iban más contentos que otros, pero a mi me ha encantado pasar por la puerta del college a la hora del recreo. Gritos y conversaciones se escapaban a través de la verja roja que rodea el patio y yo no dejaba de preguntarme ¿Se estarán contando las aventuras del verano?, ¿a donde viajaron, a quien conocieron? ¡Estoy convencida de que así era!
Por eso, en este de la A a la Z, os propongo volver a ser niños   en el patio del colegio para compartir todos los buenos momentos vividos en agosto: libros, canciones, visitas, recetas…Aquí os dejo los míos y será un placer escuchar atentamente los vuestros.

A de Arenales del sol. La pequeña localidad de la costa donde paso los veranos desde mis 6 años. Cuantos juegos y recuerdos guarda su playa. Es inevitable no pensar en Serrat y en su Mediterráneo cada vez que pienso en ella. 
La pasarela que cogemos cada
mañana en Arenales para llegar
a la playa.
B por la película y la banda sonora de Begin again. Mark Ruffalo y Keira Knightley están estupendos y aunque la película no me gustó tanto como Once (la otra cinta dirigida por John Carney), salí del cine llena de energía y con una sonrisa en la cara.
C por el concierto al borde del mar que dio mi amiga Laura. Cócteles, soul, blues y Janis Joplin. ¡Que buena noche pasamos!
D de Dunnet Landing, el pueblecito de la costa de Maine donde transcurre la trama de La tierra de los abetos puntiagudos. ¡Como he disfrutado este libro y que ganas de hablaros de él!
E por dos próximos estrenos que me tienen más feliz que una perdiz, Testament of Youth y Suite française. Gracias a mi querida Magrat descubrí la primera y cuando vi en la misma página de la BBC el anuncio de la otra…¡Ay que alegría!
F por la fantástica librería le Furet du nord; una visita obligatoria para todo lector que viaje a Lille. ¡Nada más y nada menos que 7000 m2 atestados de libros! Lo mejor es que a su impresionante fondo, se une un equipo de libreros competentes y entusiastas. ¡Chapeau para todos ellos!
G por el palacio de La granja de san Ildefonso al que fuimos de escapada este verano. Pasear por sus jardines y bosques es una auténtica maravilla. Es una pena que no se puedan ver las fuentes en funcionamiento, pero es comprensible dado el enorme gasto que supone. Si pasáis por la zona, no dejéis de visitarlo.
Instantáneas de nuestra escapada a Madrid y Segovia
H por el hojaldre de ciruelas que hizo mi abuelita y que devoramos las tres señoras de la casa: abuela, madre e hija.
I por la versión de It had to be you que ha colonizado mi cabeza desde que la escuché en un anuncio de la tele. 
J por Jean; por mi amor de verano que ya dura 12 años.
K por los cien kilos que cogí gracias a mi querido primo Luis. A su vuelta de Estados Unidos me trajo una bolsa industrial de Reese's. ¿Chocolate y crema de cacahuete juntos? ¡Para morirse uno!
L por la librería de ocasión Alcaná de Madrid. Menudo botín reunimos mi madre y yo en la visita que hicimos a principios de agosto. No dejéis de echar un vistazo a su catálogo online, seguro que encontráis un montón de joyitas.
M de la Tour Montparnasse y la deliciosa comida de aniversario que tuvimos en Le ciel de Paris. Las vistas, el menú, el ambiente…todo fue perfecto y quedará como un precioso recuerdo.
N por una de esas noticias que alegran el corazón de los lectores. Una nueva librería, Pynchon&Co, va a abrir sus puertas en Alicante. Leyendo acerca del fantástico proyecto que han concebido sus dueños, solo me queda desearles toda la suerte del mundo. ¡Cuanta falta hace la cultura en una ciudad como la nuestra!
P por la plaza de Santa Ana y por las noches de tapas, paseos y risas que disfrutamos en el Barrio de las letras. Sin duda mi preferido de Madrid. 
Los postres que tomamos en Le ciel
de Paris
Q por el ataque de risa que nos entró a mi madre y a mi durante el fatídico episodio de la avispa. Si es que lo pienso, y ya me estoy muriendo de risa.
R por esta receta de la riquísima flamiche au maroilles; una especie de tarta con queso maroilles típica de la región Nord-Pas de Calais. (si alguien quiere la traducción de la receta, la dejaré sin ningún problema en los comentarios :)
S por la primera selección del Goncourt 2014. De la lista estoy deseando leer L'amour et les forÊts de Eric Reindhart.
T por Thomas Dewing y sus etéreas figuras. Cada vez que observo en sus pinturas, esas siluetas de mujeres perdidas entre la vegetación y la niebla, pienso que tales escenas solo pueden darse durante los largos días de verano. Si, para mi Dewing sería un buen pintor de agosto.
Thomas Dewing, Summer.
U por este excelente artículo de Muñoz Molina. Se titula La disciplina de la imaginación y en él podréis leer reflexiones como esta: 
"Porque la literatura no está sólo en los libros, y menos aún en los grandilocuentes actos culturales, en las conversaciones chismosas de los literatos o en los suplementos literarios de los periódicos. Donde está y donde importa la literatura es en esa habitación cerrada donde alguién escribe a solas a altas horas de la noche, o en el dormitorio donde un padre le cuenta un cuento a su hijo, que tal vez dentro de unos años  se desvelará leyendo un tebeo, y luego una novela. Uno de los lugares  donde más intensamente sucede la literatura  es un aula donde un profesor sin más ayuda que su entusiasmo y su coraje le transmite a uno solo de sus alumnos el amor por los libros…"
V por la Vieille bourse de Lille, una preciosa muestra de arquitectura flamenca, construida en 1652 durante la dominación española de la ciudad. Hoy alberga en su interior un mercado de libros de ocasión de donde es casi imposible salir con las manos vacías.
W de waterfront farmhouse, ese es el título que recibe la que se ha convertido en la casa de mis sueños. Madre mía si pongo un pie ahí dentro, no me sacan ni con grúa. Ya me estoy viendo sentada en ese porche leyendo frente al mar, y encima en la isla del Príncipe Eduardo. Vamos mi Tejas Verdes  particular; y por supuesto estáis todos invitados :)
Calles de Lille y tres palabras sinónimo de felicidad:
¡próxima apertura librería! (fuente 2ªfoto)
X por la enorme expectación que suponía la vuelta al blog. Nunca imaginé que podría echarlo tanto de menos.
Y por el Brooklyn de Francie Nolan, la protagonista de Un árbol crece en Brooklyn. Otra de las novelas que han marcado mi verano.
Z por todos los abrazos recibidos de la gente que quiero y que me reconfortan hasta que llegue el momento de verles de nuevo.

Feliz fin de semana para todos y como siempre, ¡felices lecturas!

PD. He tenido que publicar dos De la A a la Z muy seguidos para no desbarajustar el ritmo de publicación mensual de estas entradas. Siento la invasión de letras que esto os ha podido ocasionar :)

martes, 2 de septiembre de 2014

Lecturas de verano: dos decepciones y una duda.

Menos mal que salieron baratitos
Bien, después de dos semanitas de matrículas, inscripciones y demás líos burocráticos por fin llega el momento de repasar las lecturas estivales. Creo que ha sido una buena cosecha y me sobran dedos de una mano para contar las decepciones. Como ya hice el año pasado os hablaré primero de ellas, así paso antes el trance y puedo consagrarme a los buenos libros que se han cruzado por mi camino.
Ahí van les catastrophes!

Les raisons du coeur de Mary Wesley.
Primera experiencia con Wesley y mucho me temo que la última hasta dentro de muchísimo tiempo. Compré sus libros por impulso, por esa obsesión que me obliga a leer cualquier cosa ambientada en la época de entreguerras, pero al final ni siquiera eso ha conseguido salvar la lectura. 
Les raisons du coeur narra las aventuras y desventuras de un grupo de expatriados británicos en la preciosa localidad francesa de Dinard. Allí conoceremos a la joven Flora, a sus incompetentes familiares y a toda su fila de pretendientes.
El epicentro de la novela será, única y exclusivamente, seguir las relaciones amorosas que unos y otros irán tejiendo a lo largo de los años. Francia, Escocia, el Londres de entreguerras… los protagonistas son muy viajeros y se mueven por excelentes localizaciones; pero la autora no consigue hacerles justicia.

Vista de Dinard.
La psicología de los personajes es más que sumaria, los diálogos ocupan la mayor parte de la narración, nada negativo si al menos hubiesen estado bien construidos. No hay profundidad, ni emoción, ni interés en el desarrollo de la historia y mira que yo suelo ser muy benévola.  La leí en el tren de camino a Alicante y en más de una ocasión estuve tentada a dejarla a un lado y lanzarme sobre la pila de revistas que tenía al lado. Por eso, creo que no es necesario añadir nada más. Mary perdóname, estábamos condenadas a no entendernos.

Los caballeros las prefieren rubias…pero se casan con las morenas de Anita Loos.
Lo que jamás pensé que sucedería ha ocurrido este verano. Una publicación Rara Avis de Alba no me ha gustado. Mira que me alegré cuando vi anunciada su publicación. Años 20, dos amigas cazafortunas, lujosos viajes por Europa…¡Prometía muchísimo! Sobre todo una buena dosis de risas. Pero al final no disfruté como esperaba.

Adaptación de 1928.
Mi problema con la lectura no viene de su construcción epistolar, ¡me encantan este tipo de novelas! Tampoco de los personajes protagonistas;  Lorelei Lee y Dorothy Shaw son dos personajes muy carismáticos: dos jovencitas de armas tomar que parecen frívolas y tontas (y lo son), pero al final resultan tener la cabecita muy bien puesta. Es casi surrealista ver como no hay cosa que se les resista.
El gran problema que tuve con estos libros es que la narración se me hizo tremendamente repetitiva; una y otra vez las mismas veladas, el derroche de dinero, los engaños a los "peces gordos" que las pretenden y la victoria de las dos amigas tras cada embrollo.  
El primer tomo, que narra la ascensión de Lorelei, aún consiguió arrancarme alguna que otra sonrisa, pero en el segundo, consagrado a Dorothy, la fórmula terminó por resultarme aburrida.
Anita Loos tuvo un gran mérito al describir de forma tan irónica el ambiente hipócrita y desalmado en el que se movían magnates y protegidas. Solo espero que, a diferencia de mi, consiga cautivaros.

Quand rentrent les marins (o Wifes of the fishermen en inglés) de Angela Huth.
Esta es la duda que apunto en el título de la entrada. Esta novela me gustó muchísimo, pero me decepcionó al mismo tiempo. Hubiera podido ser perfecta y se quedó a medio camino. 
Tenía muchísimas ganas de leer otro libro de Angela Huth después de Land Girls porque su estilo me encantó; pero debo decir que en Quand rentrent les marines Huth se ha superado. Su escritura es absolutamente preciosa. Las descripciones, la atmósfera de ese pueblecito costero escocés y el carácter de las personas que lo habitan están construidos a la perfección. A veces se suele abusar del "parece que estás dentro de la historia", pero en esta ocasión es lo mínimo que se puede decir. 

Edición francesa de
ocasión.
Imaginad a dos amigas de infancia, que crecen juntas en esta parte aislada de Escocia. Hijas y hermanas de marineros, su presente está ligado al mar y también lo estará su futuro. Al igual que las mujeres que las precedieron ellas también serán esposas de marineros, con las alegrías y los temores que eso conlleva. El personaje de Myrtle me cautivó desde la primera línea; me recordó tantísimo a las heroínas de Barbara Pym. Tranquilas, observadoras, amables, dispuestas... Pero tras su calma aparente y su taza de té, bulle un torbellino de sentimientos e impulsos. Adoro este tipo de personajes. 

El gran problema de esta novela viene en el desarrollo de la trama. ¡Que frustración leer sobre esta comunidad y que la autora te dejé con ganas de saber más! Necesitaba un poquito más, ir más lejos en las actitudes de los personajes, en los momentos decisivos de su vida. Esos instantes cumbre se me hicieron tan cortos, que al final la monotonía de lo narrado ganó la lectura al completo. 
De las tres es la única que recomendaría, sobre todo a aquellos que disfruten de los relatos cotidianos de ambientes y personajes. Sin duda los amantes de Rosamunde Pilcher podrán disfrutar de esta novela.

Ufff, y ahora si, me paso un pañuelito por la frente y por fin puedo empezar a hacer lo que tanto me gusta; que vengan esos libros que se han colado ya en mi memoria y en mi corazoncito :)
¡Muy feliz martes a todos!