martes, 30 de agosto de 2016

Las bucaneras de Edith Wharton

Edición de bolsillo francesa. 
Con Edith y sus bucaneras empiezo a hablaros de lo que han dado de si las lecturas de este verano. Leí este libro en junio, pero lo tengo bien fresco y recuerdo a la perfección lo mucho que disfruté con su lectura, así que...¡allá vamos!

La historia comienza a finales del siglo XIX, en la ciudad balnearia de Saratoga; un enclave reputado entre las clases altas de  Boston, Montreal y Nueva York por sus aguas termales, sus espléndidos hoteles y las tradicionales carreras de caballos. Es aquí donde conocemos por primera vez a las tres familias protagonistas: los St. George, los Elmsworth y los Closson

Tres familias unidas por su posesión de fortuna, sus elevadas aspiraciones y por la existencia de hijas casaderas entre sus filas: la bella Virginia y la melancólica Annabel por parte de los St. George; la sensual Conchita Closson y finalmente las inteligentes hermanas Ellsworth, Elizabeth y Mabel. Las cuatro son jóvenes, bellas, vivaces y ricas, pero para desgracia de sus progenitores carecen de unos orígenes familiares lo suficientemente buenos como para emparentar con lo más granado de la sociedad neoyorquina.  Esa que Ward Mcallister bautizase en plena Gilded Age como los "Four Hundred". 
Todo bascula con la llegada de Miss Tesvalley, la futura institutriz de Annabel; una mujer de caracter, que se ha curtido como empleada de distintas familias de la aristocracia británica. Miss Tessvalley convence a sus nuevos empleadores para que viajen hasta Inglaterra con sus hijas en vistas de presentarlas allí en sociedad con el objetivo de cazar un buen marido. Así es como las cuatro jóvenes desembarcan en el viejo mundo dispuestas a conseguir su objetivo.


Este es exactamente el escenario en el que se inicia la historia, el Grand Union
Hotel de la ciudad balnearia de Saratoga, NY.

Después de haber leído varias novelas de Edith, si tuviera que recomendaros una para empezar, sin duda sería "Las bucaneras". Es arriesgado, ya que la novela quedó sin terminar dado el fallecimiento de Edith en 1937, y fue acabada por otra autora (esta es quizás la única pega que puedo ponerle al libro, la perdida de ironía y del tono agridulce en la última parte, cuando se produce la transición de una a otra autora); pero aún así me reafirmo. "Las bucaneras" es una novela divertida y fresca; llena de ritmo, imprevistos y personajes exuberantes. 


Desde el primer momento en el que conocí a las protagonistas me contagié de su buen humor, de la energía propia de su juventud, y me fue imposible no querer saber que ocurriría con ellas una vez terminase la novela. En ese sentido la elección por parte de Wharton de un friso narrativo amplio cumplió plenamente mis expectativas. 
A lo largo de las cuatro partes de la novela, separadas entre si por varios años, vemos la evolución de las cuatro amigas y su inmersión en ese viejo mundo en el que se sienten completamente extrañas. Es precisamente ese viaje transatlántico, la experiencia vital de sus protagonistas, lo que permite a Edith describir el encuentro y el choque entre la vieja Europa y la América moderna. La diferencia de valores, costumbres y modales entre ambos espacios queda reflejado en el comportamiento ruidoso, desenfadado, casi salvaje de estas cuatro jóvenes que irrumpen como torbellinos en los viejos y cargados salones de Belgravia. 

Es fascinante ser testigo de las conversaciones que mantienen las distintas familias nobles que aparecen en la novela, en relación a las jóvenes americanas. Esas "bucaneras", cargadas de riquezas, pero carentes de modales. "¿Casarse con una americana? Pronto no quedará en Inglaterra una sola familia que no lleve veneno en la sangre" dice uno de los asustados aristócratas.

No os estaré desvelando nada crucial si os digo que al final, y pese a los rechazos iniciales, todas consiguen esposo. Nobles de menor o mayor rango, grandes miembros de la burguesía...las alianzas ventajosas entre ambos continentes quedan así selladas. Unas consiguen sus títulos y otros el capital necesario para mantener su patrimonio ancestral. 

Pero mientras Virginia, Conchita y Elizabeth, más superficiales y calculadoras no dudan en sacar provecho de los placeres que su nueva posición les otorga, no ocurre lo mismo con Annabel, la más soñadora e inocente de todas. Los triunfos mundanos y la posición comprada con su nueva fortuna, pronto se convierten en un cúmulo de tristezas y desengaños. Nadie pareció avisarles al salir de Nueva York de que el éxito social y la felicidad no siempre van de la mano. ¿Será capaz Annabel de encontrar su propio camino y tener el valor de romper un compromiso hecho en aras de las obligaciones?
¡Os animo a leerla para encontrar respuestas! 


Jennie Jerome, Consuelo Vanderbilt, Adele Grant y de nuevo Consuelo en
algunos de sus célebres retratos como ricas herederas. 
Aunque parezca controvertida, la máxima que apunta "para escribir bien, se ha de escribir sobre lo que se conoce" se adapta a la perfección al universo de Edith Wharton. Edith, una niña y posteriormente una joven solitaria e insegura, nunca consiguió identificarse con el mundo de la alta sociedad neoyorquina en el que había había nacido. Si bien es cierto que se casó y llevó la vida que se esperaba de ella, siempre guardó un punto de rebeldía interna. En el gran salón de la vida mundana, dejó abierta una puerta de escape que la llevaría hacia su independencia económica y su libertad: su carrera literaria.  

En sus libros Edith diseccionó un universo que ya ha quedado fijado por siempre entre las páginas de sus novelas. No se trata de meros cuadros de costumbres, si no de historias que consiguen mostrar las bondades y las miserias de las clases privilegiadas. El fasto y el fulgor de una vida acomodada, pero también los subterfugios y trapos sucios de un mundo en apariencia brillante. Solo alguien dotado con su enorme capacidad de observación, su mirada crítica, acerada e inteligente podría haberlo logrado. 

"Las bucaneras" aborda un tema que Edith había conocido de primera mano. Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX fueron muchas las ricas herederas norteamericanas  que viajaron a Inglaterra en busca de un título nobiliario. Consuelo Vanderbilt, Mary Goelet, Consuelo Yznaga, Jennie Jerome, Mary Leiter, Nancy Astor, Minnie Stevens...son solo algunas de ellas.

Por eso, si os interesa el tema, estoy segura de que disfrutaréis de lo lindo con la novela. Y si tenéis hambre de más material, os dejo con este documental (pinchad en el título para acceder a él) "Las princesas americanas del millón de dólares", introducido por la mismísima Cora, Lady Grantham (los seguidores de Downton Abbey la conoceréis a la perfección).

Por hoy nada más. Un fuerte abrazo y muy felices lecturas a todos.

PD. "Las bucaneras" ocupa el año 1938 en mi Century of Books.
PD1. También podéis descubrir la novela a través de la adaptación de la BBC. No es del todo fiel al texto original, pero es bastante entretenida.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Algunos libros nuevos y campanillas violetas.

Me prometí a mi misma que no compraría muchos libros durante las vacaciones de verano; más que nada por no añadir más cajas de cara a la próxima mudanza. Pero viendo el resultado, me apunto como tarea pendiente el ser más fiel a mis propósitos. Ya sabía yo que me iba a resultar difícil; la obsesión de entrar en cualquier librería, quiosco o mísero agujero donde vendan libros no me abandona. Pero, mirémoslo por el lado positivo, así tenemos material para hablar de nuevas historias.


¡Ya estamos todos en el mini piso!




Cosa extraña en el rinconcito, esta vez abundan las ediciones en español y recién salidas de imprenta (ya sabéis que la mayoría de veces compro ediciones de segunda mano en francés o inglés); pero tengo la esperanza de que me gusten todos y no tenga que lamentar la inversión.

En el apartado clásicos esta vez la cosa va de cuentos franceses. El primero es una colección de cuentos de Guy de Maupassant publicada con el título La bella desconocida y otros cuentos libertinos. Hasta hora solo me he acercado a Maupassant a través de sus novelas, así que ya es hora de animarse con los cuentos. 
Que os puedo decir ¡me gusta tantísimo como escribe el amigo Guy! (si queréis perder el miedo a pronunciar su nombre animaos con: Gui de Mopassán. La mopa de toda la vida y una "s" suave). Si os queréis animar con sus novelas yo os recomiendo "Una vida", que está entre mis favoritas. Aquí os dejo este pequeño recorte de una vieja entrada donde os hablaba de ella. 


El segundo volumen es más escueto y recoge Tres cuentos de Gustave Flaubert. Nuestra Magrat habló de él en uno de sus vídeos y contaba que lo disfrutó mucho, así que espero correr la misma suerte. Será mi segundo encuentro con Flaubert después de "Madame Bovary", leído años a en mi minúscula habitación de la residencia universitaria. Veremos si hice bien en darle tantas largas.

En cuanto a los clásicos modernos, tengo dos en la recámara: Un été indien de Truman Capote (publicado originalmente bajo el título "I remember Grandpa") y La vallée de la Lune de Jack London. El primero es un pequeño relato de escasas cincuenta páginas sobre la nostalgia de un niño al evocar el recuerdo de su abuelo. El segundo es Jack London y eso para mi ya vale todo el oro del mundo. ¿Os he dicho ya lo mucho que estoy disfrutando con sus libros? ¿Si, verdad? Bueno, permitidme que me repita. Yo era una de esas personas que al pensar en Jack London solo veía aventuras con animales en tierras salvajes y ¡menudo error!
Por favor leed "Martin Eden" . Leed "El pueblo del abismo" y luego venid a contarme. Estoy convencida de que volveremos a estremecernos juntos mientras rememoramos esas lecturas. 
"El valle de la Luna" narra la historia de una pareja de jóvenes trabajadores que deja atrás Oakland y las duras condiciones de vida en la ciudad, para instalarse en los valles del Este de California. Ojalá pueda recomendároslo con entusiasmo una vez lo termine.

Le llega el turno a las dos novelas históricas del grupo Mar abierta de María Gudín y Vino y miel de Myriam Chirousse. La primera la compré por puro impulso. Leí Guerra civil inglesa, Caribe, bucaneros y corsarios y... me pudo el ansia compradora. La segunda también la compré en un arrebato, pero de esta si que había leído algunas buenas críticas con anterioridad. Está ambientada en la Revolución francesa y como me gusta perderme por esos tiempos de vez en cuando, se vino a la saca. 
Ya os contaré como resultan ambos.


"Bajo cielos inmensos" es el título con el que Valdemar publicó esta novela
de A.B Guthrie. De momento me está encantando. Se ha ganado el honor de
aparecer con las campanillas que me regaló Jean por nuestro aniversario :)
Y aunque las próximas novelas también podría incluirlas en históricas, prefiero meterlas en el saco novelas del Oeste americano.  Tenía muchísimas ganas de leer El hijo de Philipp Meyer desde su publicación en 2013, pero no me atreví en inglés por aquel entonces. Ahora ya he saciado la curiosidad y, aunque no ha sido todo lo redonda que esperaba, ha resultado ser una buena lectura. 
Narra las idas y venidas de los poderosos McCullough. Una familia de ganaderos y más tarde magnates del petróleo, que representan la esencia misma de la recién inaugurada República de Texas. Por momentos me recordaba muchísimo a "Gigante", la novela de Edna Ferber y posteriormente colosal película. Os contaré un poquito más en el repaso de lecturas veraniegas que estoy preparando. 
En cuanto a La captive aux yeux clairs de A.B Guthrie, es todo un clásico de la literatura del Oeste que estaba deseando leer. Aquí podéis leer la sinopsis. 

Para el final dejo la recomendación que me hizo hace ya varios meses mi querida María, La librería ambulante de Christopher Morley. En la sinopsis preguntan "¿Cree en la literatura como forma de consuelo, pero también como invitación a la felicidad? ¿Cree en los libros como amigos y maestros? ¿Cree en el "amor verdadero"? Si es así, La librería ambulante es su novela". Viendo mis respuestas, me da en la nariz que este va a ser uno de esos libros que guardaré con cariño en la estantería y atesoraré para toda la vida. 

Y hasta aquí los últimos libros de la maleta. Han viajado conmigo desde Alicante, Narbona y Montpellier; y lo cierto es que no me arrepiento de haber hecho músculo con ellos. Ahora son ellos los que me están haciendo viajar y eso si que no tiene precio.

¡Muy felices lecturas a todos!

Y a ti Jean, gracias por las flores. Alegres, sencillas y perfectas. Gracias por caminar conmigo durante estos catorce años. Sigamos alargando el paseo, que aún me ha parecido demasiado corto. 

A summer night de Harold Harvey

domingo, 21 de agosto de 2016

Notas para una vuelta a casa

El verano no ha terminado oficialmente, pero para mi como si estuviese ya finiquitado. Atrás quedaron mis chanclas, mis capazos de la playa (cargados con mil trastos) y mi inseparable bañador de rayas; Arenales, sus cuestas letales, los míos y mi Alicante.
Después de varios trenes y algunas escalas, llegué a París a principios de la semana pasada. Por aquí todo suena ya a rentrée, y lo cierto es que hasta el tiempo acompaña. Llueve y hace fresco. Soplan vientos de despedidas y nuevos comienzos. 

Estampas de verano

Del verano ya solo quedan algunas fotos, una maleta llena de libros y un buen puñado de buenos recuerdos: reencuentros familiares, paseos por el pueblo de mi infancia, compras compulsivas con la "rociaduros" de mi madre y el sabor a gloria del arroz a banda. Amaneceres frente al mar, meriendas con leche preparada, xarrades a la fresca con buenos amigos y partidas de cartas con sabor a batalla...
¡quien pudiese volver a todo eso, aunque solo fuese por un ratito!

Pero bueno, aunque cueste, coraje y a pasar página.


Si todavía estáis a tiempo y aún tenéis vacaciones, disfrutad al máximo del sol y de los placeres de la temporada. Si para vosotros también es el fin...ánimo. Un buen libro, una buena película o serie y una dosis abundante de vuestra música favorita pueden hacer milagros.  Aquí os dejo la fórmula que me está ayudando a superar el bache.

Un fuerte abrazo y felices lecturas a todos.

La vida en Stars Hollow, el piano de Dario Marianelli y las frases de Jack London.
Escalera al cielo.