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domingo, 21 de agosto de 2016

Notas para una vuelta a casa

El verano no ha terminado oficialmente, pero para mi como si estuviese ya finiquitado. Atrás quedaron mis chanclas, mis capazos de la playa (cargados con mil trastos) y mi inseparable bañador de rayas; Arenales, sus cuestas letales, los míos y mi Alicante.
Después de varios trenes y algunas escalas, llegué a París a principios de la semana pasada. Por aquí todo suena ya a rentrée, y lo cierto es que hasta el tiempo acompaña. Llueve y hace fresco. Soplan vientos de despedidas y nuevos comienzos. 

Estampas de verano

Del verano ya solo quedan algunas fotos, una maleta llena de libros y un buen puñado de buenos recuerdos: reencuentros familiares, paseos por el pueblo de mi infancia, compras compulsivas con la "rociaduros" de mi madre y el sabor a gloria del arroz a banda. Amaneceres frente al mar, meriendas con leche preparada, xarrades a la fresca con buenos amigos y partidas de cartas con sabor a batalla...
¡quien pudiese volver a todo eso, aunque solo fuese por un ratito!

Pero bueno, aunque cueste, coraje y a pasar página.


Si todavía estáis a tiempo y aún tenéis vacaciones, disfrutad al máximo del sol y de los placeres de la temporada. Si para vosotros también es el fin...ánimo. Un buen libro, una buena película o serie y una dosis abundante de vuestra música favorita pueden hacer milagros.  Aquí os dejo la fórmula que me está ayudando a superar el bache.

Un fuerte abrazo y felices lecturas a todos.

La vida en Stars Hollow, el piano de Dario Marianelli y las frases de Jack London.
Escalera al cielo.

jueves, 5 de mayo de 2016

Notas de abril y últimas lecturas

Saqué esta fotografía el año pasado por las mismas fechas. También llovía.
Llega mayo y toca hacer recuento de los pasados meses. Marzo y abril fueron bastante lluviosos y desapacibles por aquí. Por cada día soleado salían cinco grises; pero bueno como decimos por aquí il faut faire avec. No se si os ocurre a vosotros, pero a mi estas semanas invernales, que transcurren entre el fin de las fiestas de Navidad y la llegada de la primavera, siempre me parecen un momento de calma, de monotonía, de espera.  Es cierto que el tiempo en el que las estaciones condicionaban con fuerza nuestro día a día quedó atrás, pero supongo que algo queda en nuestra naturaleza pidiendo renacer con la llegada del buen tiempo.

Que os puedo decir, París empieza a estar precioso estos días. Me encanta ver las caras de los turistas que han elegido venir en primavera. Ya no van cargados con chubasqueros, ni haciendo malabares con los guantes para comerse los crêpes callejeros. Ahora invaden felices las sillas verdes del Jardín de Luxemburgo, los quais del Sena y las escaleras de Montmartre. Hasta la música del acordeón de turno tocando  Edith Piaf debe resultarles aún más irresistible.

En marzo y abril a mi me gustó pasear bajo la lluvia; no tanto los efectos de la humedad en mi pelo (Hola, soy el rey león); me gustó comer en este restaurante de Narbona (que os recomiendo encarecidamente si visitais la ciudad) y pasear de nuevo por las estanterías de Sauramps en Montpellier. No me gustó compartir cena con algunos individuos dotados de encefalograma plano y abultada cartera; pero si reírme por lo bajito de su ridícula existencia.  Me gustó disfrutar de buenas lecturas y de buenos momentos frente a la pantalla (mayoritariamente del ordenador, porque ya me he dado por vencida con la tele) y como pequeña muestra aquí os dejo una lista con algunos de mis mejores momentos:

- Estos meses he vuelto a leer a Walt Whitman y me he enfadado mucho conmigo misma por no haberlo hecho antes. A veces pienso que debería leerlo con la religiosidad con la que antaño los creyentes leían los salmos.

"Juro que empiezo a ver el significado de todo esto.
No es la Tierra, no es América lo que es tan grande.
Soy yo el que lo es, o lo ha de ser; eres Tú, ahí arriba, o cualquiera.
Lo es caminar, a buen paso, por civilizaciones, gobiernos, teorías,
por poemas, festivales y espectáculos, para formar individuos."

- Me ha encantado leer las reflexiones de Rafael Argullol sobre el provinciano global.

-  Y también la serie Peaky Blinders, que he devorado en pocos días. Siempre he tenido debilidad por las historias de los bajos fondos y sus bandas, y lo cierto es que la familia Shelby es material de primera. ¡Vaya actuaciones! Cillian Murphy...a tus pies.


Walt Whitman, "Étretat" de Monet, imagen de la princesa Kaguya y Cillian
Murphy como Tommy Shelby.

- La película "El cuento de La princesa Kaguya", una de las últimas creaciones del estudio Ghibli me ha parecido una joya. La historia, las imágenes, la música...¡cuánta belleza! Si no la habéis visto ¡rápido, no esperéis más!

- Y si estáis interesados en la historia de la antigua Roma o incluso si sois novatos en la materia, os invito a ver la nueva serie de documentales de Mary Beard, Mary Beard's Ultimate Rome: Empire Without Limit que está emitiendo la BBC Two. De momento podéis ver aquí el primer capítulo. A mi Mary Beard, con su pasión y su forma rigurosa y amena de hacer historia, nunca me decepciona.

- Por último me encantó visitar la exposición L'atelier en plein air/Les impressionnistes en Normandie en el Jacquemart-Andrée. Si os gusta el movimiento impresionista y visitáis París estos días no podéis perdérosla. Mientras paseaba por las distintas salas, y me maravillaba con la luz de los cuadros, no podía evitar pensar lo mucho que echo de menos la costa normanda. El mediterráneo es mi mar, pero la fuerza de las olas en los acantilados de Étretat y Fécamp me hace sentir especialmente viva. El viento, las playas de guijarros, la promesa de Inglaterra en el horizonte...adoro cada imagen de ese rincón de Francia.

Y como no, antes de cerrar la entrada, un pequeño repaso a lo que leí en marzo y abril. Como veis en la foto de familia, Charlotte Brontë ha sido la gran protagonista. Después de leer la célebre biografía que le dedicó Elizabeth Gaskell ya no pude parar; a esta le siguieron "Villette" y las relecturas de "Jane Eyre" (una tradición anual, como lo es releer un Austen) y de "El profesor" la primera novela de Charlotte. Ahora solo me queda "Shirley" en la recamara y "Agnes Grey" de la benjamina Anne. No creo que vaya a hacerles esperar demasiado. Me niego a despedirme de Haworth todavía.

Hasta mi mini árbol está contento con la llegada del buen tiempo. Nunca fue más
cierto el dicho: Marzo ventoso y abril lluvioso hacen un mayo florido y hermoso.
¡Olé!
Mrs Palfrey at the Claremont de Elizabeth Taylor fue otra excelente lectura, pero tremendamente triste. Os contaré más en la reseña.

Reencuentro de Fred Uhlman y La belle de Joza de Kveta Legátová fueron dos lecturas breves pero intensas. Dos instantes de vida, de amor y amistad en los albores y bajo los días aciagos del III Reich.

Reencuentro de Fred Uhlman centra su atención en la amistad que surge entre el hijo de un médico judío y el descendiente de una ilustre familia protestante. Corre el año 1932 cuando Hans y Conrad se conocen en los bancos de un colegio de Stuttgart. El respeto inicial que se muestran ambos, pronto se convierte en una amistad profunda y sincera. Pero el clima turbulento que llega de la capital pronto alcanza la apacible ciudad de provincias. Los preceptos del nacionalsocialismo avanzan y de pronto una amistad semejante deja de ser posible. Reencuentro es una novella pausada y poética. Cuando vas avanzando con ella, te parece casi imposible que de un momento a otro todo vaya a bascular. Pero la ruptura llega y no puedes más que contener la emoción hasta la última línea. Una última línea que en esta ocasión da sentido a toda la novela. 
Os la recomiendo totalmente y le asigno con honores el año 1971 en mi Century of Books.

La belle de Joza de Kveta Legátová fue publicado en castellano como La Transformación, y lo cierto es que el título no podía ser más acertado. El periplo de Eliska, una joven doctora checoslovaca que debe esconderse en las montañas para escapar de la Gestapo, tiene mucho de transformación completa. En su nueva vida, Eliska se forja una nueva identidad a través del amor, de la cotidianidad y del contacto con la naturaleza. La narración de su periplo tiene mucho de antiguo cuento eslavo, su misma atmósfera, sus mismos momentos de crueldad y bondad en medio de los bosques. Momentos tiernos y solidarios entre personas que acaban de conocerse apenas, pero que te hacen creer en la belleza y en la bondad humana. Ya lo dice Eliska en la novela: el hombre avanza imparable, entre amor y violencia, entre humanidad y crueldad, como una eterna rueda de molino. Eliska y el campesino Joza, encuentran la paz en su aislamiento, pero inevitablemente la guerra acaba por encontrarlos. Me ha gustado muchísimo esta pequeña novela. Su autora Kveta Legátová empezó su carrera literaria a los 82 años; celebro que decidiese dar el paso.


En esta ocasión todas las novelas están disponibles
en castellano.
Estación Victoria a las 4.30 de Cecil Roberts, publicada en 1937, fue la lectura más entrañable del montoncito. No es una novela con una trama central, si no la historia fraccionada de 13 personajes con orígenes y motivaciones muy dispares. La única cosa que tienen en común es que todos tienen un billete para el tren (Night Ferry) que sale a las 4.30 de la londinense estación Victoria. Allí es donde todos se congregan para proseguir sus viajes al continente. 
La primera parte de la novela sirve como introducción de las distintas historias y la segunda entrelaza los destinos de algunos de los pasajeros, desvelándonos el final de su viaje. Aparecen así un famoso director de orquesta que se dirige a Salzburgo, una pareja de recién casados, un escritor víctima de un bloqueo que busca inspiración en el continente, un viejo general ruso reconvertido en guía turístico para gente adinerada...una galería de personajes encantadores con los que es muy agradable compartir travesía. Si sois de los que hacéis conjeturas sobre vuestros compañeros de viaje cuando subís a un tren o a un avión, estoy segura de que disfrutareis de Estación victoria a las 4.30. Fue publicado en castellano en la colección Los novelones de la ser, será fácil que deis con algún ejemplar en alguna librería de ocasión. 

En la playa de Chesil de Ian McEwan fue por su parte una de las lecturas más tristes. McEwan cuenta la historia de una joven pareja en su noche de bodas. Básicamente la tragedia silenciosa que tiene lugar en un pequeño hotel de la costa de Dorset y las causas que llevaron a ese desenlace. Brevemente y alternando los puntos de vista, McEwan muestra como se conocieron y enamoraron el joven historiador y la prometedora violinista; y como sus miedos, el pudor y la falta de comunicación les llevaron al desastre. Me sentí realmente incómoda, triste e impotente mientras leía esta historia. ¡Cuántas parejas habrán sufrido la situación que se describe en la novela! No me gustó tanto como Expiación, pero confirma lo mucho que me gusta la escritura de McEwan.

Y hasta aquí el repaso. Este mes si que me atrevo a recomendaros todos los libros que han aparecido en la entrada. A ver si sigue la buena racha en las próximas semanas. 

Un fuerte abrazo y muy felices lecturas a todos. 

viernes, 22 de abril de 2016

Durante el paréntesis...

Un día mientras andábamos paseando, Jean y yo dimos con esta casa. La tarde ya estaba bastante
avanzada y la luz que se colaba entre los árboles tamizaba la atmósfera y los contornos de las cosas.
De pronto, la visión de esa casa junto al río se me asemejó a una acuarela; una acuarela apacible pero melancólica.
¿Sería por las contraventanas cerradas? ¿por la escalera vacía? Imaginé entonces que en alguna ciudad de Francia habría algún niño mirando impaciente el calendario, deseoso de que llegase julio. El verano y un niño me parecieron perfectos
para la casa de las contraventanas azules.

...ha llegado la primavera y han ido alargando los días. 
...me he despedido de la mantita y los calcetines peludos, y he guardado en la despensa la lata de chocolate a la taza.
...he conocido a dos nuevas personitas recién llegadas al mundo: Esteban y Lou.
...he disfrutado de los primeros rayos de sol en mis brazos desnudos.
...he jugado a la petanca por primera vez y me he convertido en un as en la materia (me conocen como la Nadal de la pétanque :D)
...me he comprado el primer vestido para este verano (gracias mami por ir recogerlo).
...he leído muchísimo en trenes e intentado hacerlo en un avión (sin demasiado éxito).
...he empezado a desesperarme por no haber encontrado en mi camino ningún coup de coeur ¡a estas alturas del año!
...he comprado libros nuevos para dar con la ansiada pepita de oro.
y desafortunadamente he escrito muy poquito por aquí y os he echado mucho de menos.

Es cierto que os he seguido la pista por algunas redes sociales más rápidas y breves, pero no es lo mismo. En ninguna de ellas encuentro la cercanía que me gusta, ni me siento como en casa. Así pues, es hora de sacudir las telarañas, adecentar el rinconcito y darle la vida que merece. ¡Qué mejor día para hacerlo que en la víspera del día del libro! 

Lecturas camino de Montpellier
¿Ya tenéis pensado los títulos que vais a comprar para la ocasión? Vaya pregunta ¡seguro que si!

Yo tengo que reconoceros que he hecho algo de trampa y ya me he traído alguno que otro para casa (la tentación de pasar frente a las librerías es demasiado fuerte); y un pajarito me ha dicho que en Alicante me espera el último título publicado de las aventuras de Anne Shirley, ¡un aliciente más para desear bajar volando a casa!

Sea como sea, espero que tengáis todos un muy feliz Sant Jordi. Libros y flores en un mismo día es demasiada belleza como para desaprovecharla. 
Os mando un abrazo enorme y, como prometí hace unas semanas, os dejo con la reseña de Noche y día de Virginia Woolf, un libro que ya he incluido entre mis favoritos.

martes, 22 de marzo de 2016

Un pequeño repaso para ponernos al día

¡Hola a todos!
Por fin puedo volver a mi rinconcito sin remordimiento de conciencia. He terminado los exámenes (principal motivo de mi desaparición) y, para bien o para mal, ya puedo dedicarle tiempo a la lectura. En realidad, he hecho un poco de trampa y la tentación de andar entre páginas ha sido más fuerte que yo. Si, lo confieso; he leído ficción y no tengo remordimientos (añadid aquí una carita maléfica y sonriente). 

Para ponernos un poco al día he recopilado en esta entrada los libros que he traído entre manos; un total de cinco novelas y una selección de cartas. Tengo que reconocer que todos (excepto uno) han sido satisfactorios (a su manera), aunque no se porqué, este año estoy tardando más de la cuenta en dar con un coup de coeur. El único que se ha acercado a mi podio de favoritos ha sido las Cartas de Katherine Mansfield. Pero bueno, todas mis esperanzas están ahora puestas en Villette de Charlotte Brontë. Acabo de empezarlo y la cosa va por muy buen camino.

Pero bueno, centrémonos ahora en este montoncito. Como veis por los títulos, abundan las comfort readings, como dirían allende la Mancha. Pero la presencia de Katherine Mansfield y Sylvia Plath atenúa la supremacía de las lecturas "agradables".

¡Cómo se nota que ya es primavera! ¡Entra luz por la ventana! 
Si tuviera que recomendaros un título de entre todos ellos escogería, La niña de nieve de Eowyn Ivey. La novela tiene mucho de cuento infantil, de esa atmósfera de leyenda que envuelve las viejas historias orales; quizá por eso resulta tan mágica. Quedaos con esto, un matrimonio sin hijos, una cabaña perdida en los bosques de Alaska, una niña salvaje y un astuto zorro que aparecen junto a las primeras nevadas...
Estoy casi convencida de que muchos podréis disfrutar con esta novela. La niña de nieve, sencilla y emotiva, se lee con rapidez, pero no por ello con desentendimiento. Es fácil encariñarse con los protagonistas y perderse entre las tempestades de nieve y los bellos paisajes de Alaska. No os hablo de un imprescindible, pero si de un bonito y agradable paseo. ¡Ya me contaréis si os animáis!

Las tres novelas inglesas que componen la base de la pila han sido lecturas agradables pero en absoluto memorables (por mucho que me apene decirlo). Guard your Daughters de Diana Tutton se lleva la palma en mi barómetro de decepciones. Intenté no compararla con El castillo soñado de Dodie Smith, pero me fue imposible. La historia de las hermanas Harvey, cinco chicas criadas a espaldas del mundo exterior, es cuanto menos poco convencional. Algo turbio anda detrás del deseo de sus padres de mantenerlas seguras en casa, sin escolarizar, y sin contactos con desconocidos. No se a vosotros, pero a mi estas circunstancias me parecieron muy interesantes y una muy buena base para una novela. El gran problema es que Diane Tutton ¡lo desperdicia todo! La relación entre las hermanas me pareció superficial, fría e insípida. La atmósfera de la casa en absoluto tan excéntrica como prometía y la trama, una sucesión de episodios algo repetitivos y carentes de interés. Resultado, une catastrophe! 
Lo dicho si queréis leer una inolvidable historia de hermanas creciendo en un ambiente excéntrico no dejéis de leer El castillo soñado. Simplemente maravilloso.

Mi colección Stevenson avanza sin prisa pero sin pausa.
De los diez que veis en la foto he leído cuatro:
Las cuatro gracias, The English AirSarah Morris Remembers
y Listening Valley. Sin duda os recomiendo los dos primeros.
Listening Valley de D.E Stevenson empezó con buen pie. Antonia Melville y su hermana Lou no han tenido una infancia y una adolescencia idílicas que digamos, sobre todo la primera. Tímida e incomprendida, Antonia tendrá que ver pasar largos años hasta que la suerte decida ponerse de su lado. Un amor inesperado, la IIGM y la posibilidad de empezar de nuevo en un pueblecito escocés serán las bases de su historia.  
Las novelas de D.E Stevenson se sustentan en la descripción idílica de la vida de provincias británica y en la galerías de personajes entrañables que la sustentan. En el caso de Listening Valley los ingredientes se repiten, pero la falta de carisma de la protagonista y de sus acompañantes no acompaña. El resultado es una historia agradable, pero plana  y prescindible. No la incluiré entre las mejores de Stevenson.

La que si lamento muchísimo incluir en la categoría de "ni fú ni fá" es High Wages de Dorothy Whipple. Adoré la primera novela suya que leí Someone at a Distance y también la primera parte de High Wages, pero ¿reconocéis la sensación de "Mayday, mayday, esto se tuerce y va por mal camino" cuando estáis leyendo una novela? Pues eso es precisamente lo que me sucedió con este libro. No os quiero adelantar nada porque he preparado una entrada compartida con otro libro Persephone Lady Rose and Mrs Memmary

Y por último he dejado las lecturas que más tiempo pasaron conmigo. Esas que han dejado un poso importante en mi memoria y han removido mi conciencia, mi centro, mi todo; las Cartas de Katherine Mansfield y La campana de cristal de Sylvia Plath. 
¿Existe el momento idóneo para leerlas a ambas? ¿Para enfrentarse a sus frases incisivas, límpidas y descarnadas? Creo que no; todo el que ha vivido, sin que importe su edad o sus circunstancias, debe reaccionar ante la profunda humanidad que desprenden sus obras. Ambas tendrán su propia y merecidísima entrada.  

Pero antes, tenéis una cita con un par de escritoras que forman parte de mi panteón particular, Willa Cather y Virginia Woolf. De ellas serán las próximas reseñas.  

Un abrazo para todos y muy felices lecturas.

Bienvenida seas primavera

viernes, 19 de febrero de 2016

Algunas notas de invierno

From a Hampstead Window de Charles Ginner
Quizá os suene esta pintura de la portada de
Una chica en invierno.
Y de un soplido diciembre y enero han volado del calendario. Como suele pasar cada vez que bajo a España, he dejado el rinconcito algo abandonado; pero ya estoy aquí para ponerle remedio. A lo tonto a lo tonto ya estamos a mitad de febrero y la maquinaria lectora no ha parado durante las vacaciones, así que vamos allá.

Me encantaría poder decir que estos pasados meses fueron fríos, y que le di buen uso a abrigos, bufandas y demás parafernalia invernal; pero, para que engañaros, apenas he tenido que abrigarme en este invierno cálido y extraño, en el que hasta han florecido los almendros. 

Quizá, lo más sensato hubiera sido adaptarse a esta primavera adelantada, pero como disfruto tanto de las costumbres "del frío" no he querido privarme de ellas. No he renunciado a las tazas de chocolate caliente, ni tampoco a las raclettes de rigor. He hibernado en el sofá y paseado con la manta a cuestas por mi casa, como si fuera una capa. Vamos, ni Napoleón en su coronación estaba tan majestuoso.

Pero, para vivir algo parecido a un invierno riguroso, no me ha quedado otra que limitarme a alguno de los libros que he llevado entre manos. Por momentos envidiaba a Susan Hill y a las descripciones que hace en "The magic Apple Tree", un libro en el que, estación tras estación, narra sus experiencias como propietaria de un pequeño cottage. El invierno, estación que abre el volumen, es especialmente duro en las colinas de Oxfordshire, pero con descripciones como esta, no me hubiese importado nada vivirlo junto a Susan...

"It was achingly cold, the wind coming north-east off the Fen made us cry. We ran down the steps and indoors, switched on the lamps and opened up the stove, made tea, shut out the weather, though we could still hear it, the wind made a thin, steely noise under doors and through all the cracks and crevices of the old house. But by six o'clock there had been one of those sudden changes. I opened the door to let in Hastings, the tabby cat, and sensed it at once. The wind had dropped and died, everything was still and dark as coal, no moonlight, not a star showed through the cloud cover, and it was just a degree warmer. I could smell the approaching snow. Everything waited..."



Otra de las imágenes de invierno que más me
gustan es más antigua, del s.XV; el mes de
febrero de Les Très Riches Heures du duc de
Berry
. Fijaos en los detalles y descubriréis
hasta las vergüenzas de los campesinos que
entran en calor cerca de la chimenea.
Y es que como bien dice Edith Siwell, "Winter is the time for comfort, for good food and warmth, for the touch of a friendly hand and for a talk beside the fire: it is the time for home"

En casa pues leí bastante (ya os hablaré un poquito más de los libros de ficción al final de la entrada), y una de las lecturas más fecundas fue el ensayo "Hiver, historie d'une saison" de François Walter. Resultó ser una lectura interesantísima, aunque menos lírica y narrativa de lo que imaginaba. Es un ensayo escrito en la más pura tradición de la historia cuantitativa. Abundan los datos demográficos, económicos y climatológicos, y para regocijo mio,  también hay pequeños apuntes de historia de las representaciones e historia cultural, las que más me interesan.

Una de las cosas que más disfrute fueron los análisis que Walter hace de algunos cuadros invernales de los maestros flamencos. Siempre me han fascinado. La dureza del cielo y de los árboles desnudos mezcladas con las diversiones de invierno. Fijaos en los detalles de la pintura de Bruegel el Viejo, Los cazadores en la nieve: la enseña de la posada se ha descolgado con la fuerza de la nevada; mientras, sus dueños hacen leña con muebles viejos. Una mujer arrastra a otra en un trineo sobre el lago helado, y en lo pueblos del valle, el humo de los hogares sale por las chimeneas. 
Me podría pasar horas especulando con todos los personajes del cuadro.

Aparte de leer también he dedicado bastante tiempo a otro de mis pequeños placeres, hornear con mi madre. Me encanta hacer repostería durante todo el año, pero aún más en invierno, cuando el calorcito del horno hace tan agradable estar en la cocina. Tarta sacher, varias cocas bobas, tarte tatin, galletas de avena con manzana y frutos secos, tarta de chocolate y mascarpone, bizcocho de manzana y nueces...ya veis que en nuestra casa el invierno huele a manzana y a canela. 
Lo que no hicimos (y no creo que nos atrevamos a hacer en la vida) es la receta del célebre Black Cake de Emily Dickinson. Por favor no os perdáis el video de su preparación: dos valientes cocineras, un gato, ambiente acogedor y ¡19 huevos! 
¡Ah! y prestad atención a la última melodía (a partir del min. 4.50) ¿no os suena de algo? Bueno yo es que soy muy friki con la música, pero es precisamente la canción que Rose y Jack bailan juntos en la cubierta de tercera clase del Titanic (mirad aquí). Madre mía que recuerdos...

Y quien dice cocina dice radio. No se si también os pasa a vosotros pero a mi me encanta  escuchar la radio mientras ando entre cacerolas, y en especial France Culture. Una de las emisiones que más me gustó escuchar este invierno fue la magnífica adaptación de Jane Eyre. Una buena forma de homenajear a Charlotte en este año de su bicentenario.

Lectura, repostería, radio... y como no cine. Fui a ver En el corazón del mar y Suffragettes. Las dos me gustaron, pero me supieron a poco; fijaos que a día de hoy apenas recuerdo ciertas escenas. Pero la película que me marcó profundamente fue The Homesman.

No voy a mentiros; esta película no es fácil ni comoda. Es dura, impactante en su horror y a la vez bella, bellísima en sus imágenes, en su música y en su mensaje. Aquí podéis ver una escena que a mi terminó por arrancarme las lágrimas. Inolvidable; y, en mi humilde opinión, un western realista de diez. 

Escenas de The Homesman.
Y, como prometí un poquito más arriba, termino con el repaso de las novelas que leí durante diciembre y enero. Una pizca de Rusia, Francia, Nueva Inglaterra, Australia; y una buena dosis de Reino Unido (no perdamos las costumbres).



A Town like Alice de Nevil Shute, fue una de las lecturas que me recomendasteis en el pasado aniversario del blog (perdonad pero ahora no recuerdo quien lo hizo). El caso es que disfruté muchísimo con la primera parte de la historia, con toda la trama de la invasión japonesa de Malasia y el cautiverio de Jean; pero una vez que la acción, y la protagonista, se trasladan a Australia vaciló mi entusiasmo. Me voy a reservar este libro como relectura, porque quizá haya sido un poco dura en mi primera impresión. 3/5

Pecheur d'Islande y Lady Rose and Mrs Memmery, fueron dos maravillosas lecturas. No os digo más ahora porque estoy dedicándoles su propia entrada. Solo avanzo que si os gusta Escocia y tenéis pensado comprar en breve un libro Persephone, no dudéis en haceros con Lady Rose.

Una chica en invierno de Philip Larkin, me hipnotizó. Si os digo la verdad, no sabría deciros porqué me fascinó tanto, porque pocas veces he leído un libro tan acerado, tan frío, tan sobrio. Los personajes se esconden en su mundo interior, celosos de mostrarse plenamente, el ambiente es inhóspito y la sensación final que me dejó la lectura es de que apenas fui testigo de una mísera parte de la historia de Katherine y Robin. Y aún así, se quedó conmigo. Si os animáis a leerlo yo os recomendaría cogerlo en la biblioteca. No es una edición barata y quizá la magia no actúe con todo el mundo. 4/5

The Lark de Edith Nesbit, fue una lectura encantadora. De esas comedias amables, típicamente inglesas que cautivan a tantos lectores. Cuenta la historia de dos jóvenes primas que heredan un pequeño cottage cerca de Londres y necesitan encontrar un medio para conseguir ingresos. Una floristería, una casa de huéspedes...los intentos se suceden con mayor o menor éxito. Lo que si está asegurado es una galería de personajes encantadores, una dosis de romance y un final feliz. Es cierto que algunos acontecimientos pecan de inverosímiles, de estar demasiado idealizados. Pero esto forma parte del encanto de la novela. Si os gusta D.E Stevenson, creo que podréis disfrutar con "The Lark". 4/5 Podéis leer la novela en este enlace ya que resulta muy difícil de conseguir en papel.

Guerra y paz de Lev Tolstoi, no se cuando, pero con todas las notas que cogí durante la lectura haré la reseña que merece este inmenso libro (y no lo digo únicamente por su número de páginas). 

Desde que el mundo existe de Rachel Field, 3/5 fue una de esas lecturas que disfruté pero no conservaré en la memoria. El libro está bien escrito y tiene pasajes muy bonitos, sobre todo cuando describe la costa de Maine; pero la historia de la familia Fortune, sus intrigas y desgracias, me recordó a otras ya leídas del mismo estilo. Esperaba encontrar más protagonismo del mar y del ocaso de los grandes veleros, el ingrediente que me llevó a comprar la novela. Pero estoy segura de que todos los que gusten de novelas pausadas, con pequeñas dosis de romance, enfrentamientos familiares y alguna venganza disfrutarán con ella. 3/5

Angel de Elizabeth Taylor también tendrá su reseña en el blog porque el personaje de la señorita  Angelica Deverell merece con creces una entrada.


Leyendo en casa. Pequeñas alegrías.
Y para terminar The ladies of Lyndon de Margaret Kennedy. Esta empezó con buen pie. La joven y distinguida Agatha está a puto de casarse con Sir John Clewer, propietario de Lyndon. No está enamorada de él, pero es un excelente partido, casi "impuesto" por su madre. Los primeros compases de la novela dejan entrever cierta rebeldía en Agatha, y una relación especial con James Clewer, el arisco y bohemio hermano menor de su futuro marido. Pero una vez contraído el matrimonio y con Agatha convertida en una de las ladies de Lyndon, todos mis pronósticos y esperanzas se deslizaron hacia el lado negativo de la balanza. 

La novela me pareció excelente en la descripción de la vida de la alta sociedad inglesa de la primera mitad del siglo XX, también en la caracterización de personajes, en especial James; pero no me convenció la forma en la que Kennedy continua la trama. Apenas se crean lazos creíbles entre los personajes y sus peripecias terminan resultando monótonas. Una pena porque partía de muy buenas bases.  2/5

Y hasta aquí el repaso de libros, momentos y demás cosillas de este invierno. Antes de despedirme quiero agradeceros a todos los cariñosos mensajes que dejasteis en la entrada del aniversario. Mañana por la mañana desayunaré con vosotros e iré respondiéndo como merecéis.
Un abrazo enorme y muy felices lecturas a todos.

viernes, 29 de enero de 2016

Tres años y cinco días

Lo celebramos como de costumbre: con libros y algo rico para merendar. Hoy tarta de manzana, mi preferida.

El 24 de enero de 2013 vencí al fin la timidez y me atreví a publicar la primera entrada de A Book a Day. Apenas puedo creer que ya hayan pasado tres años; y aún menos que este rinconcito haya llegado a convertirse en algo tan especial para mi. Supongo que compartiré con muchos de vosotros esa sensación, pero no puedo dejar de confesar lo evidente: escribir aquí me llena y me enriquece; me hace feliz. Me encanta reservar un tiempo para él, robarle horas al día para regalarme ese momento tan mío en el que solo existe la página en blanco, mis libretas de notas, los libros que llevo entre manos y las ideas que revolotean por mi cabeza.

Tengo la impresión de que estos tres años han dado para muchos de esos momentos y, como soy nostálgica por naturaleza, a veces no puedo evitar echar la vista atrás con un puntito de tristeza. Lo que más me gusta es mirar entradas antiguas y leer los comentarios, incluso ese pionero que un día dejó Isi para euforia mía. ¿La razón principal? Ellas: María José, Lammermoor, Rebeca, Ángela, Cristina, Teresa, Sofiatura, Laura...todas esas "lectoras comunes" con las que compartí libros, comentarios e incluso alguno de los inolvidables Readathones de Isi. El día en el que decidieron guardar silencio en sus rincones me quedé algo huérfana, pero desde aquí quiero darles las gracias por todo lo que me llevé en la mochila gracias a ellas, por todo lo bello que me aportaron. 
Al fin y al cabo, creo que eso es lo que hace especial todo esto, la inspiración que recibimos e intentamos dar a cambio. 

A lo largo de todos estos meses, esa ha sido mi única meta. Juntos hemos viajado y desvalijado librerías; compartido instantes cotidianos, tazas de té o café, bellas fotografías y sobre todo, lecturas. Si en todo este tiempo habéis podido encontrar en mis entradas una pizca de la misma felicidad que yo sentí al leer las vuestras, entonces habré recibido mi recompensa. 

Me llevo muchas cosas de estos tres años: vuestras visitas, vuestros cariñosos comentarios, recomendaciones y enseñanzas de todos los que estuvisteis y de los que seguís estando. Por todo ello, y de corazón, miles, millones de gracias.

Puede que llegue el día en el que la vida y sus circunstancias nos obliguen a cerrar nuestros rincones; pero se que, pase lo que pase, no romperemos todos los lazos. Seguiremos unidos a través del amor por los libros que un día nos hizo encontrarnos.

¡Qué este 2016 nos depare buenos momentos y, crucemos bien los dedos, inolvidables lecturas!

Un abrazo enorme para todos.



PD. Cómo ya os dije por Instagram voy a estar algunas semanas en Alicante, pero en cuanto vuelva a París os avisaré del pequeño regalito que quiero haceros con motivo del aniversario. Un Persephone anda buscando dueño y me hará muy feliz hacer de mensajera.

Ahora mismo estamos en "la terreta", hablaremos de negocios
librescos a la vuelta :)

jueves, 31 de diciembre de 2015

Lecturas 2015


Si tenéis la oportunidad de leer Footsteps de Richard Holmes, no lo dejéis escapar.

Ya está aquí el último día del año y llega el momento de charlar tranquilamente con vosotros y hacer balance de lo que leído en 2015. Este año he aumentado un poquito la cifra y he llegado a un total de 61 libros. De nuevo han vuelto a imponerse las escritoras frente a sus homólogos masculinos y en cuanto al nivel de satisfacción, se mantiene la tónica de años anteriores: buenos momentos de lectura, grandes descubrimientos para mi y, afortunadamente, contadas decepciones.

Echando la vista atrás creo que lo único que he echado en falta este año ha sido la lectura de una gran novela (tanto en extensión como en nivel de satisfacción literaria) en la que habitar. En 2013 me ocurrió con La saga de los Forsyte, en 2014 con Middlemarch y este año tendría que haber sido el año de Guerra y Paz, pero me vi privada de ese gran momento de lectura por la elección de una mala edición de la novela. Así pues, temo que el año Tolstói tendrá que posponerse a 2016 y ¿quién sabe con que otros novelones de peso tendrá que competir?

La casa de la alegría me reconcilió a lo grande con Edith Wharton y A Town like Alice me
encantó en su primera parte, pero decayó en la segunda mitad cuando la acción se traslada a Australia.

Otro de las tendencias que siguen la senda de 2014 es la fecha de publicación de la mayoría de los libros que he leído. De nuevo el siglo XX vuelve a imponerse al siglo XIX, y el avance de mi Century of Books tiene mucho que ver en ello. En 2015 he añadido catorce títulos a mi lista y no podéis imaginar la ilusión que me hace verla crecer año tras año. Poquito a poco voy consiguiendo ese siglo XX literario hecho a mi medida, y ya estoy deseando ir a la búsqueda de nuevos ejemplares para los próximos doce meses. 
Como no podía ser menos algún título Persephone se sumará a la lista, tal y como este año han hecho Someone at a distance de Dorothy Whipple y Lady Rose and Mrs. Memmary de Ruby Ferguson, dos lecturas inolvidables que disfruté muchísimo a pesar del poso de tristeza y melancolía que dejaron en mí.

Un año más vuelvo a Anne Shirley, mi amiga del alma, y a Barbara Pym, uno de
mis refugios favoritos.

2015 ha sido un año lleno de emociones encontradas. He leído muchos de esos libros amables que tanto me gustan y tanto bien hacen cuando uno se siente triste, como Las cuatro gracias de D.E Stevenson, El castillo azul y Ana la de la isla de Lucy Maud Montgomery o Flores para la Señora Harris de Paul Gallico; pero también lecturas duras y comprometidas que han removido mi conciencia y afianzado los principios que defiendo y me comprometo a seguir defendiendo como La jungla de Upton Sinclair y Mujeres sin pareja de George Gissing

Pero sin duda el mayor regalo que me ha dejado este año ha sido descubrir a dos autoras que se han convertido para mi en una fuente inagotable de inspiración, Willa Cather y Katherine Mansfield. ¡Que daría yo por conseguir escribir aunque solo fuese una sola de sus líneas! Me maravilla la perfección con la que ambas analizan la naturaleza humana, la belleza y la sensibilidad que desprende cada una de sus descripciones. Mucho me temo que no descansaré hasta haber leído toda su obra al completo.

Otra mención especial merecen Muriel Spark, a la que he tenido el inmenso placer de descubrir este año y Betty Smith, una vieja conocida que me enamoró con su árbol de Brooklyn y que ha conseguido cautivarme con otras dos de sus novelas Mañana puede ser un gran día y Joy in the morning. Sin duda este ha sido el año de Nueva York. Preparé mi viaje leyendo obras ambientadas en sus calles y volví de allí deseando leer nuevas historias de la gran manzana. Así cayeron Manhattan Transfer de John Dos Passos, Ragtime de E.L Doctorow, La casa de la alegría de Edith Wharton, Ventanas de Manhattan de Antonio Muñoz Molina, The Outward Door de Millen Brand, Sheila Levine ha muerto y vive en Nueva York de Gail Parent, y Letter to New York de Helene Hanff.

Y para poner el broche final al 2015, nada mejor que la selección de mis mejores lecturas del año. Esta vez me ha sido imposible limitarme a cinco títulos, así que aquí tenéis mis siete elegidos. Algunos de ellos he podido reseñarlos en el blog (os dejaré el enlace abajo), otros quedaron ausentes por falta de tiempo, pero prometo hacerles justicia y recomendárnoslos   con honores durante el mes de enero. 

En la bahía, Testament of Youth, Curriculum Vitae, Qué verde era mi valle, Joy in the morning,
Pioneros y Pêcheur d'Islande (pinchad en los títulos para acceder a las reseñas).
Y ahora si, solo me queda despedirme del 2015 deseándoos a todos un muy feliz 2016. Como siempre ha sido un enorme placer compartir otro año de lecturas, emociones y buenos momentos con vosotros. Estoy segura de que el año próximo estará bien cargado de todos ellos ¡ya lo veréis! Un beso enorme y mis mejores deseos para todos.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Preparativos antes de Navidad y algunos libros nuevos

Un año más, Navidad en París
¡Hola a todos! 
Creo que ya os lo he dicho muchas veces, pero no puedo evitar repetirme ¡adoro el mes de diciembre! 
Septiembre me gusta por los nuevos comienzos y octubre por sus preciosos colores, pero sin duda mi época favorita del año es esta. Diciembre está lleno de pequeñas tradiciones que me encanta respetar año tras año; de detalles y costumbres que traen a mi memoria algunos de los momentos más queridos de mi infancia. Quizá por eso lo espero siempre con tanta ilusión.
Este año he vuelto a cumplir con el calendario de adviento, con el montaje de mi mini árbol, con la búsqueda de regalos y, como no, con los paseos nocturnos bajo las luces navideñas. Sin embargo, estos preparativos en París son solo el primer acto de lo que está por venir; del mejor momento de todos, el de la vuelta a casa. El día 23 Jean y yo volamos hacia Alicante y estamos desesperados por que llegue el momento de aterrizar.

Ahora que la Navidad ya está a la vuelta de la esquina, no quería irme de Francia sin compartir con vosotros algunas cositas. La primera de ellas es enseñaros algunas de las decoraciones navideñas de este año, en especial la del gran abeto de las Galeries Lafayette. El momento en el que se desvela su decoración es todo un acontecimiento para los parisinos, y lo cierto es que año tras año consiguen impresionarnos. Ya son cuatro los abetos que he visto desde que llegue aquí; el primero estaba decorado con diamantes, el segundo con flores y animales, el tercero (invertido) fue sin duda el más original y este, ha sido el año  del espacio; de sus planetas, estrellas y satélites. ¡Cómo se nota que Star Wars está de regreso!
Los abetos de los tres últimos años. El de esta Navidad podéis
verlo en las fotografías que abren la entrada.
Otra de las cosas que quería enseñaros son los últimos libros que he ido incorporando a mis estanterías; los últimos del año. Algunos vinieron conmigo desde España en la maleta de noviembre y otros provienen de  mis recientes correrías por las librerías parisinas. Tres son nuevos y cinco de ocasión. Os los presento con más detalle.

A falta de frío y de nieve en la vida real...yo misma me encargo de ponerla 
El primero de ellos es Ennui de Maria Edgeworth, un clásico del siglo XVIII que estaba deseando comprar desde que lo vi en el catálogo de Ático de los libros. La novela cuenta la historia de un joven conde quién, víctima del aburrimiento, decide emprender un viaje a Irlanda. Allí  es donde precisamente encontrará los antídotos contra su mal: amor, aventuras y un trabajo. 

En cuanto a Ana y la casa de sus sueños de Lucy Maud Montgomery creo que necesita poca presentación. Este es el quinto libro de la saga de Anne Shirley y tenía que traerlo conmigo. Todavía tengo pendiente releer el cuarto tomo Ana la de Álamos ventosos, pero creo que los reservaré ambos para la próxima primavera. Creo que es la mejor época del año para leer las aventuras de Ana.

Una compra impulsiva se coló también en mi cesta, La viola de Tyneford House de Natasha Solomons. Escudriñando entre las estanterías de la Fnac de Alicante vi varias ediciones muy bonitas y llamativas de la editorial Alianza. Si no recuerdo mal los títulos eran Un invierno en París de Imogen Robertson, Los secretos de la felicidad de Sarah Dunn y La viola de Tyneford House. La sinopsis de esta última hizo que me atreviese a comprarla sin conocer a la autora y sin saber nada más. Una refugiada austriaca consigue salir de Viena en 1938 y llegar a Inglaterra. Ya sabéis IIGM e Inglaterra, suficientes ingredientes para tentarme.

De islas y marineros.
Y después de las compras de libros nuevos pasamos a los de ocasión. El primero que compré en The Abbey Bookshop fue The house by the Thames de Gillian Tyndall. Me encantó la premisa de este libro, contar la historia de Londres a través de los avatares de una vieja casa situada a orillas del Támesis. 
Cómo esta se fue transformando desde los tiempos de Shakespeare hasta los días grises del Blitz, y como sus habitantes vivieron y observaron los acontecimientos a través de sus ventanas. Ya os contaré si parece tan apasionante como aparenta. 

Después le llegó el turno a Sarnia de G.B. Edwards ¡cuánto tiempo le he estado dando largas a este libro! Dí con él cuando me puse a buscar historias ambientadas en la isla de Guernsey (la sombra de El país del delfín verde es muy alargada), y a pesar de tenerlo bien anotado fui posponiendo eternamente su compra. Al final lo vi en Gibert por tres euritos y lo traje conmigo. Esta es la historia de un excéntrico personaje Ebenezer Le Page; un pescador muy observador, que dejó anotado en un cuaderno su historia y la de su isla, desde 1880 hasta 1960.  Veremos si me arrepiento de haber esperado tanto para leerla.

Y una nueva adquisición para mi biblioteca Edith Wharton, Las bucaneras.  Mi relación con Wharton se remonta muchos años atrás, cuando leí La edad de la inocencia. No se si es porque lo leí siendo muy joven, pero recuerdo que la novela me gustó sin más. Tuvieron que pasar muchos años para que le diese de nuevo una oportunidad a Wharton y esta vez si que fue la buena. El pasado mes de mayo leí La casa de la alegría y adoré ese libro (a ver si en estos días cuando esté en Alicante recupero mis notas sobre él y hago una pequeña reseña; me gustó tanto que me sabe muy mal no dedicarle su propia entrada). Después de este coup de coeur necesitaba seguir descubriendo la obra de Edtih y esta vez  le he dado una oportunidad a Las bucaneras. La historia de un grupo de ricas herederas americanas quienes, a finales del siglo XIX, parten a Inglaterra en busca de marido y posición. Presiento que me va a gustar muchísimo.

El último título de ficción recae en todo un clásico francés al que he llegado de forma
Un auténtico regalo.
inesperada, Pêcheur d'Islande de Pierre Loti. Ya lo he leído, he disfrutado de cada una de sus páginas y se ha convertido en una de mis mejores lecturas del 2015. No voy a deciros más porque tendrá su propia y merecida entrada.
Y el broche final lo pone Entre les livres de Virginia Woolf. Ya sabéis que adoro a Virginia, aún más desde que leí sus diarios de adolescencia. Encontré este libro en Gibert y me fue imposible no comprarlo. 
En él se recogen las primeras críticas literarias que Virginia escribió en distintos periódicos y revistas. Gracias a ellas consiguió los primeros ingresos de su pluma y empezó a abrirse camino en el mundo literario londinense. Sobran las palabras, tenía que tenerlas conmigo.

Hasta aquí el repaso al montoncito de libros. Espero poder dar buena cuenta de ellos en 2016 y compartir impresiones con vosotros en los próximos meses. 
La última cosa que quería  contaros antes de ponerme a hacer las maletas y dejar el piso adecentado hasta la vuelta, es el título de mi próxima reseña. La última del año y sin duda la que ha sido una de las lecturas más importantes de mi 2015, Testament of Youth de Vera Brittain. Si consigo tenerlo todo listo podréis leerla el próximo miércoles. Espero de corazón que disfrutéis de la entrada y que consigamos entre todos hacer que alguna editorial se atreva a traducirlo al castellano.

Me despido pues hasta el miércoles con un beso enorme para todos. 
Muy felices lecturas y felices preparativos navideños.

¿Ya tenéis todos el árbol, el acebo y el muérdago preparados? ¡Rápido que ya queda
nada!