Última instantánea del otoño en el Canal Saint-Martin y algunas de mi viaje y estancia en Alicante: mucha repostería con mi madre, un poco de Poe en Halloween y lecturas que ya huelen a invierno. |
En un sobre con remitente británico llegan tres buenos invitados el Biannually y dos nuevos marcapáginas. |
Dentro: un relato de Winifred Holtby, fotografías de Thèrese Bonney, un interesante artículo sobre mujeres que en su día se opusieron al sufragio femenino... y como no los nuevos libros que se incorporan al catálogo, uno de jardinería y dos novelas muy tentadoras. La primera de ellas Greengates, narra la nueva vida de una pareja que decide reformar una casa en el campo y la segunda Maman, What Are We called Now? está ambientada en la Francia de la Ocupación y ¡estoy deseando leerla!
- Otras dos buenas sorpresas me llegaron en los primeros compases del mes. La primera fue la noticia de la publicación en castellano de La tierra de los abetos puntiagudos de Sarah Orne Jewett, a manos de la editorial Dos Bigotes; una novela que se convirtió en una de mis mejores lecturas del 2014 (y podría decir de mis 28 años) y que os recomiendo de corazón. La segunda sorpresa casi me supone un soponcio. Ya había perdido toda esperanza, y de pronto, llegó la noticia...¡vuelve Gilmore Girls! ¡vuelve Stars Hollow! Quienes sintáis tanto cariño por esta serie, comprenderéis mi alegría. Merecíamos un final distinto. Merecíamos el final escrito por Amy Sherman-Palladino y ¡al fin va a ser nuestro!
- En el apartado de artículos disfruté mucho con este de Jot Down dedicado a librerías y libreros heroicos; este de The Guardian, en el que varios escritores dan consejos a jóvenes colegas, y este de La Vanguardia dedicado a Zenobia Camprubí y a la reciente publicación de un libro donde se recogen algunos de sus artículos, relatos, poemas y conferencias.
Diario de juventud. Escritos. Traducciones es un homenaje a una mujer culta, avanzada y pionera en la reivindicación de los derechos de la mujer que merece la pena ser descubierta.
- El broche final lo pone la exposición de Élisabeth Vigée Le Brun en el Grand Palais que pude visitar a principios de mes. Una absoluta maravilla.
Antes de ver la muestra apenas conocía los célebres cuadros que Le Brun dedicó a la reina Maria Antonieta; pero su obra está muy lejos de limitarse a eso. A lo largo de su longeva vida Élisabeth pintó más de 660 obras, en su mayor parte retratos de miembros de la nobleza, de sus propios familiares y varios autorretratos, llegando a convertirse así en uno de los pintores más alabados de su época.
Todos sus cuadros tienen un estilo propio, favorecedor y delicado; un aura de exquisita belleza y elegancia. Al contemplarlos es fácil imaginar el furor que causaban entre las clases adineradas.
Por las distintas salas que componen la exposición, uno puede seguir con facilidad las etapas que marcaron la vida de esta pintora precoz: su formación, el éxito, el periodo como pintora de la familia real y finalmente su exilio tras el estallido de la Revolución. Un viaje que se termina con el periplo de Élisabeth por las distintas cortes europeas de Italia, Viena, San Petersburgo y más tarde Inglaterra; un exilio de más de diez años que no supuso el fin de su fama, si no su consagración a nivel internacional.
Si tenéis la oportunidad de venir a París durante estos meses, no dudéis en reservar un momento para visitar esta magnífica exposición. Para abrir boca podéis escuchar esta emisión de France Culture y este documental de Arte consagrados a Elisabeth; ambos son magníficos.
Y para terminar, como siempre, un repaso a lo que leí el pasado mes. Un coup de coeur, cuatro buenas lecturas y una decepción no son un mal balance.
- En el apartado de artículos disfruté mucho con este de Jot Down dedicado a librerías y libreros heroicos; este de The Guardian, en el que varios escritores dan consejos a jóvenes colegas, y este de La Vanguardia dedicado a Zenobia Camprubí y a la reciente publicación de un libro donde se recogen algunos de sus artículos, relatos, poemas y conferencias.
Diario de juventud. Escritos. Traducciones es un homenaje a una mujer culta, avanzada y pionera en la reivindicación de los derechos de la mujer que merece la pena ser descubierta.
- El broche final lo pone la exposición de Élisabeth Vigée Le Brun en el Grand Palais que pude visitar a principios de mes. Una absoluta maravilla.
Antes de ver la muestra apenas conocía los célebres cuadros que Le Brun dedicó a la reina Maria Antonieta; pero su obra está muy lejos de limitarse a eso. A lo largo de su longeva vida Élisabeth pintó más de 660 obras, en su mayor parte retratos de miembros de la nobleza, de sus propios familiares y varios autorretratos, llegando a convertirse así en uno de los pintores más alabados de su época.
Todos sus cuadros tienen un estilo propio, favorecedor y delicado; un aura de exquisita belleza y elegancia. Al contemplarlos es fácil imaginar el furor que causaban entre las clases adineradas.
Por las distintas salas que componen la exposición, uno puede seguir con facilidad las etapas que marcaron la vida de esta pintora precoz: su formación, el éxito, el periodo como pintora de la familia real y finalmente su exilio tras el estallido de la Revolución. Un viaje que se termina con el periplo de Élisabeth por las distintas cortes europeas de Italia, Viena, San Petersburgo y más tarde Inglaterra; un exilio de más de diez años que no supuso el fin de su fama, si no su consagración a nivel internacional.
Si tenéis la oportunidad de venir a París durante estos meses, no dudéis en reservar un momento para visitar esta magnífica exposición. Para abrir boca podéis escuchar esta emisión de France Culture y este documental de Arte consagrados a Elisabeth; ambos son magníficos.
Retrato de Lady Hamilton, Retrato de mujer, dos autorretratos, Retrato de la comtesse Skavronskaia y el escándaloso Retrato de la reina Marie Antoinette en chemise. |
Le silence de la mer de Vercors fue mi coup de coeur del mes. Nunca el silencio en un libro pudo ser más revelador. Os hablaré con tranquilidad sobre el en la reseña. 5/5
Ritos funerarios de Hanna Kent me gustó mucho en su planteamiento, en la capacidad de la autora para crear la atmósfera de la novela: el frío, las imágenes que dibuja del desolado paisaje islandés, la soledad de la vida de Agnes, la dureza de las descripciones, la suciedad, el olor de la sangre...pero me faltó fuerza en los personajes, en las relaciones que traban entre si mismos y que sustentan el mensaje final de redención de la novela. 3/5
Une odeur de gingembre de Oswald Wynd ha sido para mi una de esas lecturas en las que, capítulo tras capítulo, fui perdiendo el interés hasta sentirme tentada a abandonar; y mira que me dio pena, porque la historia prometía muchísimo. En esta novela epistolar ambientada en 1903, una joven escocesa narra el viaje que emprende hasta Pekín para reunirse con su futuro esposo, un agregado colonial. El levantamiento de los bóxers aún está muy presente entre la asustada población europea y Mary, entre miedo y fascinación por la cultura oriental, deberá acostumbrarse a su nueva vida. La verdad es que el contexto histórico y la ambientación es lo que más me ha gustado de una historia que me ha resultado terriblemente larga. 2/5
Sheila Levine ha muerto y vive en Nueva York de Gail Parent ha sido la risa del mes. Sheila Levine es Lena Dunham sin la ambición literaria, Carrie Bradshaw sin la talla 36. Todas comparten los líos de una noche, la dura misión de sobrevivir en Manhattan y la temida soltería, la mayor maldición de cualquier mujer neoyorquina. No importa que una sea de los 70, otra de los 90 y otra del nuevo milenio; los caminos se cruzan y las situaciones se repiten.
"Sheila cariño, es mejor que busques marido cuando aún estás en la Universidad. En cuanto acabas, cada vez se vuelve más difícil."
A sus casi 30 años Sheila, judía, regordeta y poco atractiva, es una desgraciada. Tiene un trabajo de mierda, un piso igual de asqueroso y, ante todo, es una fracasada. Programada desde la infancia para el matrimonio Sheila Levine ha fallado en la misión de su vida: a sus 30 años todavía sigue soltera (y no parece haber perspectivas de cambio). Ante esto la única solución viable es suicidarse y despedirse a lo grande. Por eso, se busca una buena tumba, el féretro, la inscripción perfecta para su lápida y un rabino a la altura de la ocasión; y mientras prepara su carrera hacia la muerte nos lega una serie de confesiones, tristes en ocasiones, pero hilarantes la mayor parte del tiempo.
Directa, mordaz y sin pelos en la lengua, esta mítica novela de Gail Parent es una delicia. En sus confesiones, su protagonista no se guarda nada: sus deslices con el diafragma, la "inolvidable" perdida de su virginidad, sus relaciones sexuales de dudoso gusto, su lucha contra la báscula…todo ello aderezado con un humor negro e inteligente, que resulta la mejor baza de la novela. La serie de infortunios que conducen a Sheila hasta el suicido, pese a tener ya más de cuarenta años, os van a sonar familiares y de plena actualidad. Lo que se espera de una mujer, en bastantes aspectos, no ha cambiado demasiado. Así que si estáis dispuestos a reír un buen rato, no os la perdáis; si estáis solteras, y estáis orgullosas de serlo, quizá riáis el doble.
Sheila Levine ha muerto y vive en Nueva York ocupa, con todos los honores, el año 1972 de mi Century of Books.
Lucy Carmichael de Margaret Kennedy también tendrá su propia reseña. El tiempo que empleé en despegar las páginas de mi ejemplar mereció la pena. La historia de Lucy y el estilo de Margaret Kennedy me han recordado a otra autora que me está dando grandes alegrías D.E Stevenson; aunque debo decir que Kennedy va un paso más allá y su historia tiene una profundidad que quizá le falte a Stevenson. En la voluntad de Lucy de empezar de nuevo, después de un fracaso amoroso, y de levantar la comunidad del pequeño pueblo que la acoge, he encontrado reminiscencias de otra novela comprometida e inolvidable, South Riding de Winifred Holtby. Dejadme un poquito de tiempo y os hablaré con tranquilidad de ambas.
Y para terminar, Une vie de Maupassant, un concentrado de emociones y tristeza difícil de soportar por momentos. ¿Cuánta desgracia puede caber en una vida? Si Jeanne Le Perthuis, la protagonista de la novela, tuviese que responder, diría que demasiada. La novela narra la vida de Jeanne, desde su niñez a la vejez, y el cúmulo de pequeñas alegrías, decepciones y desilusiones que la componen. Es una historia triste, como lo son todas las que cuentan como los sueños de juventud de uno acaban desmoronándose. Y pese a todo, me ha parecido una lectura de melancólica y extrema belleza. Muchos son los temas importantes que Maupassant toca en su novela: la familia, la riqueza, el amor, el adulterio y, en especial, la deficiente educación que en el siglo XIX recibían muchas jóvenes. Una educación creada en torno a las bondades domésticas y a la idealizada felicidad conyugal, que en muchas ocasiones chocaba con la posterior realidad del matrimonio. Ese es precisamente el destino de Jeanne y su desgracia.
Las descripciones de Normandía, de la imponente mansión de los Le Perthuis, de Rouen bajo la lluvia; de Étretat, su bahía y sus acantilados, me han parecido preciosas. Un clásico francés que os recomiendo sin dudarlo.
Espero que alguna de estas lecturas os haya picado la curiosidad y podáis disfrutarlas tanto como yo.
Un abrazo grande a todos y que tengáis un muy feliz mes de noviembre.
Ritos funerarios de Hanna Kent me gustó mucho en su planteamiento, en la capacidad de la autora para crear la atmósfera de la novela: el frío, las imágenes que dibuja del desolado paisaje islandés, la soledad de la vida de Agnes, la dureza de las descripciones, la suciedad, el olor de la sangre...pero me faltó fuerza en los personajes, en las relaciones que traban entre si mismos y que sustentan el mensaje final de redención de la novela. 3/5
Une odeur de gingembre de Oswald Wynd ha sido para mi una de esas lecturas en las que, capítulo tras capítulo, fui perdiendo el interés hasta sentirme tentada a abandonar; y mira que me dio pena, porque la historia prometía muchísimo. En esta novela epistolar ambientada en 1903, una joven escocesa narra el viaje que emprende hasta Pekín para reunirse con su futuro esposo, un agregado colonial. El levantamiento de los bóxers aún está muy presente entre la asustada población europea y Mary, entre miedo y fascinación por la cultura oriental, deberá acostumbrarse a su nueva vida. La verdad es que el contexto histórico y la ambientación es lo que más me ha gustado de una historia que me ha resultado terriblemente larga. 2/5
Sheila Levine ha muerto y vive en Nueva York de Gail Parent ha sido la risa del mes. Sheila Levine es Lena Dunham sin la ambición literaria, Carrie Bradshaw sin la talla 36. Todas comparten los líos de una noche, la dura misión de sobrevivir en Manhattan y la temida soltería, la mayor maldición de cualquier mujer neoyorquina. No importa que una sea de los 70, otra de los 90 y otra del nuevo milenio; los caminos se cruzan y las situaciones se repiten.
"Sheila cariño, es mejor que busques marido cuando aún estás en la Universidad. En cuanto acabas, cada vez se vuelve más difícil."
Mi edición francesa de la novela y la española recién publicada por Libros del Asteroide. |
Directa, mordaz y sin pelos en la lengua, esta mítica novela de Gail Parent es una delicia. En sus confesiones, su protagonista no se guarda nada: sus deslices con el diafragma, la "inolvidable" perdida de su virginidad, sus relaciones sexuales de dudoso gusto, su lucha contra la báscula…todo ello aderezado con un humor negro e inteligente, que resulta la mejor baza de la novela. La serie de infortunios que conducen a Sheila hasta el suicido, pese a tener ya más de cuarenta años, os van a sonar familiares y de plena actualidad. Lo que se espera de una mujer, en bastantes aspectos, no ha cambiado demasiado. Así que si estáis dispuestos a reír un buen rato, no os la perdáis; si estáis solteras, y estáis orgullosas de serlo, quizá riáis el doble.
Sheila Levine ha muerto y vive en Nueva York ocupa, con todos los honores, el año 1972 de mi Century of Books.
Lucy Carmichael de Margaret Kennedy también tendrá su propia reseña. El tiempo que empleé en despegar las páginas de mi ejemplar mereció la pena. La historia de Lucy y el estilo de Margaret Kennedy me han recordado a otra autora que me está dando grandes alegrías D.E Stevenson; aunque debo decir que Kennedy va un paso más allá y su historia tiene una profundidad que quizá le falte a Stevenson. En la voluntad de Lucy de empezar de nuevo, después de un fracaso amoroso, y de levantar la comunidad del pequeño pueblo que la acoge, he encontrado reminiscencias de otra novela comprometida e inolvidable, South Riding de Winifred Holtby. Dejadme un poquito de tiempo y os hablaré con tranquilidad de ambas.
Y para terminar, Une vie de Maupassant, un concentrado de emociones y tristeza difícil de soportar por momentos. ¿Cuánta desgracia puede caber en una vida? Si Jeanne Le Perthuis, la protagonista de la novela, tuviese que responder, diría que demasiada. La novela narra la vida de Jeanne, desde su niñez a la vejez, y el cúmulo de pequeñas alegrías, decepciones y desilusiones que la componen. Es una historia triste, como lo son todas las que cuentan como los sueños de juventud de uno acaban desmoronándose. Y pese a todo, me ha parecido una lectura de melancólica y extrema belleza. Muchos son los temas importantes que Maupassant toca en su novela: la familia, la riqueza, el amor, el adulterio y, en especial, la deficiente educación que en el siglo XIX recibían muchas jóvenes. Una educación creada en torno a las bondades domésticas y a la idealizada felicidad conyugal, que en muchas ocasiones chocaba con la posterior realidad del matrimonio. Ese es precisamente el destino de Jeanne y su desgracia.
Las descripciones de Normandía, de la imponente mansión de los Le Perthuis, de Rouen bajo la lluvia; de Étretat, su bahía y sus acantilados, me han parecido preciosas. Un clásico francés que os recomiendo sin dudarlo.
Espero que alguna de estas lecturas os haya picado la curiosidad y podáis disfrutarlas tanto como yo.
Un abrazo grande a todos y que tengáis un muy feliz mes de noviembre.
Primeros días de noviembre en París |
6 comentarios:
que envidiaza poder leer en francés :) a mi aun me falta para lograr el nivel para hacerlo :)
saludos
¡Preciosas fotos!
besos
Un octubre fantástico. Y quién pudiera ir a París para ver esa fantástica exposición... Y la ciudad, que todavía no la conozco! Y tentadoras lecturas!
Besotes!!!
¡Qué ilusión la vuelta de las Gilmore! ^^
Creo que Una vida fue la primera obra que leí de Maupassant <3
El de Sheila Levine promete mucho, a lo mejor tristemente, porque en muchos sentidos se siguen esperando las mismas cosas de una mujer.
Besos
Espero tu comentario sobre el libro de Margaret Kennedy, tengo ganas de leer algo suyo y de entrada me gusta esa profundidad que comentas.
Yo estoy supercontenta de la edición de La tierra de los abetos puntiagudos, que ni con un desiderata en la biblioteca había conseguido, así que cuando lo vi tardé bien poco en hacerme con él. Ya lo tengo esperando en la estantería y me siento más tranquila :)
Quizás vaya por Paris este año, no sé si llegaré a esa fabulosa exposición, pero París en sí mismo ya me vale (en Madrid fui a la de Kandinsky, muy bien montada).
Un abrazo
¡Hola, Marie!
Me encanta leer tus recopilaciones del mes ya que siempre me apunto nuevos libros y la de este mes es muy especial ya que las fotos que has escogido representan muy bien mi estación favorita: el otoño. Una ves más, ha sido un placer leerte :)
Por cierto, te he nominado a un Blogger House. Si te interesa pásate por mi blog:
http://elblogperdidodelaura.blogspot.com.es/2015/11/premios-blogger-house-muchisimas.html
¡Un beso muy grande!
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