miércoles, 14 de enero de 2015

Pioneros de Willa Cather

Edición de Alba y dedicatoria a Sarah Orne Jewett.
No perdamos más tiempo y empecemos ya la temporada 2015.
Aunque se remonta al mes de Octubre, recuerdo a la perfección el soplo de aire fresco que supuso  para mi esta novela. Había tenido una racha bastante larga de lecturas europeas e intimistas y de pronto sentí que había llegado el momento de abrir horizontes y afrontar desafíos.
Fisgoneé entre mi estantería americana para poner remedio al asunto y dos títulos llamaron enseguida mi atención, Cartas de una Pionera de Elinore Pruitt Stewart (devorada con fruición y de la que os hablaré esta misma semana) y Pioneros de Willa Cather, que es la lectura que nos ocupa hoy.
Bastó con abrir el tomo de Pioneros para llevarme la primera sorpresa agradable. La "culpable", esta dedicatoria: "A la memoria de Sarah Orne Jewett, en cuyo hermoso y delicado trabajo está la perfección que perdura".
Ya sabéis que el libro de Sarah, La tierra de los abetos puntiagudos, se convirtió en una de mis mejores lecturas del 2014 y encontrar este sincero y certero homenaje de Willa, me conmovió muchísimo. ¡Que grandes amigas y que grandes escritoras fueron ambas!

Con este alegre estado de ánimo empecé la novela, pero lo cierto es que Willa me dio poco tiempo de tregua. Desde los primeros compases me arrastró de lleno a la crudeza del paisaje en el que iba a enmarcar su historia. 

Familia de homesteaders de Nebraska
Corren los años finales del siglo XIX cuando los Bergson, al igual que muchas otras familias de emigrantes europeos, se instalan en las inhóspitas tierras de Nebraska. Su única esperanza, prosperar.
Pero, a pesar de los muchos esfuerzos del cabeza de familia por doblegar la tierra, todo resulta en vano. Este muere dejando en manos de su hija Alexandra el futuro de los Bergson. Ella, una joven inteligente y capaz es la única que puede explotar las enormes posibilidades y la riqueza que la pradera tiene que ofrecer.

Pasarán largos años de dura lucha y enormes sacrificios hasta que Alexandra, ayudándose de la fuerza física de sus hermanos mayores y de la dulce compañía de Emil su hermano menor, consiga convertirse en una prospera propietaria. Pero el luminoso futuro que vislumbra para su familia no podrá sortear las nubes de tormenta que se alzan en el horizonte. Y es que, ni los caprichos de la tierra ni las pasiones humanas pueden ser  doblegadas eternamente.



"Un día de enero de hace  treinta años, la pequeña ciudad de Hanover, anclada en la meseta de Nebraska, intentaba que no se la llevara el viento. Una neblina de ligeros copos de nieve se arremolinaba en torno al puñado de edificios bajos y sin gracia  que se amontonaban  sobre la pradera bajo un cielo gris. Las viviendas se distribuían  caprichosamente por el duro terreno de la pradera; algunas tenían aspecto de haber sido colocadas allí durante la noche, y otras parecían alejarse por si solas  dirigiéndose directamente hacia las llanuras abiertas . Ninguna daba la sensación de permanencia  y el viento  ululaba y soplaba tanto por debajo como por encima de ellas."

No he podido evitar compartir con vosotros las primeras líneas de Pioneros para que os hagáis una idea de lo evocadora que es la prosa de Willa.  Pulcra, depurada, en apariencia sencilla, pero llena de una profunda belleza. ¿No habéis notado al leer esas líneas el aire gélido, la sensación de desamparo de estar en medio de una ciudad que parece a punto de echar a volar? Eso era el Oeste, un mundo nuevo e inestable.
Interior de un hogar de pioneros suecos.
¡Que hermosa sencillez!
Sin duda Willa conoció muchos inviernos como el que describe. Puede que naciese en Virginia, pero  fue y será recordada siempre como una hija de la frontera. Una de esas niñas que llegaron al Oeste junto a su familia y aprendieron a amarlo pese a su dureza desafiante. Pocos como ella supieron plasmar por escrito la belleza de las desiertas praderas de Nebraska; un testimonio que hoy permanece vivo en sus novelas.

Pioneros es ante todo un canto a la tierra, a sus caprichos y a sus bendiciones. Si la leéis, pronto os daréis cuenta de que el entorno en el que se enmarca la historia, no es un mero decorado, sino un personaje a parte entera, quizá el más importante. La descripción del paisaje es grandiosa, y el retrato de naturaleza humana que construye Willa en la galería de personajes que pueblan Pioneros, no se queda atrás.
Todos ellos son poderosos, genuinos; y aunque todos me han aportado algo, ninguno me ha cautivado  tanto como Alexandra. 

La protagonista de la historia es una mujer cálida y afectuosa que no duda en sacrificar su vida personal en pos de la misión que le encargó su padre. Pronto, al igual que  él, experimenta ese amor profundo que puede sentirse por la tierra, por ese mundo nuevo y prospero que uno puede crear con el trabajo de sus propias manos. Es conmovedor acompañarla desde su juventud hasta el momento en el que se convierte en una mujer íntegra y respetada. Y es que, su imaginación, su fe en la idea de progreso y en ese glorioso futuro que vislumbra para la generación de su hermano Emil, es lo que hace latir las páginas de la novela. No importan las dificultades que Alexandra va encontrando en el camino, la avaricia y la oposición que enarbolan contra ella sus hermanos mayores; de una forma u otra siempre encuentra un modo de salir adelante.

Junto a ella es imposible no encariñarse con  el "loco" Ivar. O con el dulce Carl, el único amigo y compañero que Alexandra ha tenido en su vida. Y como no con Emil, un joven brillante que desgraciadamente se enamora de la única mujer que tiene prohibido amar.  
Son muchos los personajes que pueblan la novela: los vecinos bohemios, con la bella Marie a la cabeza, la alegre comunidad francesa que vive río arriba, los noruegos un poco más serios y envidiosos a ojos de Alexandra… todos ellos interactuan en bailes, reuniones y labores agrícolas, creando lazos y relaciones más o menos amigables. Así, como veis estamos muy lejos de la imagen de los pioneros solitarios que se enfrentan individualmente a lo desconocido.


Go west!
Pioneros es sin duda un certero testimonio de la experiencia comunitaria que supuso la colonización del Oeste americano, al menos en las últimas décadas del siglo XIX. Testimonio de esa aventura emprendida por individuales o por familias más o menos extensas, que viajaron desde la costa este americana y de multitud de países europeos con la intención de empezar de nuevo. 
Suecos, noruegos, bohemios, alemanes, franceses…todas las nacionalidades se confundían en las caravanas blancas que avanzaban hacia las praderas y más tarde en el recién inaugurado ferrocarril.  A todos ellos les separaban distintas lenguas y costumbres, pero les unía la misma esperanza de encontrar una nueva vida lejos de sus antiguos hogares.

Esa es una de las cosas que mas me gustaron de Pioneros, como Cather muestra la voluntad que todos tienen de prosperar en sus nuevas tierras, pero como al mismo tiempo mantienen la nostalgia y el apego por el país que dejaron atrás. Unos lazos y costumbres que cada comunidad intenta mantener en su nuevo hogar, como una forma de conservar raíces y un legado que transmitir a las próximas generaciones.

Sirviéndose del ejemplo de los Bergson, Willa Cather construyó en Pioneros el retrato de estas gentes valerosas que lucharon en ese mundo extraño y hostil de la frontera. Algunos como Alexandra lograron triunfar, a pesar de que el futuro no siempre es tan brillante como uno espera y la vida decide destinos y caminos en las formas mas insospechadas. Otros como Carl, tuvieron que hacer las maletas y regresar al este. Aunque nunca es tarde para las segundas oportunidades.
Willa Cather
Pioneros es al fin y al cabo una historia de superación, de errores y victorias. El retrato de una mujer capaz y valiente que supo echar por tierra la imagen de debilidad y dependencia que por fuerza arrastraban consigo las mujeres. Una historia en la que el amor, la soledad y la tragedia avanzan de la mano, hasta un final agridulce pero completamente acertado.

Tengo que reconocer que no me hubiese importado que la novela hubiese tenido otro buen puñado de páginas. Que Willa se hubiese detenido con más cuidado en ciertas tramas, que a mi gusto han sido demasiado breves. Pero como siempre, tratándose de su pluma, ha sido una magnifica lectura.

Si todavía no conocéis a Willa Cather, dadle una oportunidad. Estoy casi segura de que no os arrepentiréis.

Un abrazo grande y ¡muy felices lecturas!

PD. Pioneros ocupa el año 1913 en mi Century of books.
PD1. Existe una adaptación televisiva de la novela protagonizada por Jessica Lange; no he podido encontrarla entera para verla, pero tras ver el trailer, no ceso en mi empeño :) Ya os contaré que tal es si consigo hacerme con ella algún día.